Muerte en tiempo de coronavirus: Expresar sus sentimientos en una carta y fortalecer el vínculo familiar pueden ayudar a enfrentar el duelo

La emergencia sanitaria por el coronavirus en Ecuador, que impone restricciones en la movilidad así como reuniones de más de 30 personas para evitar su propagación, impide que los deudos de las víctimas mortales por esta epidemia realicen los rituales tradicionales para darles el último adiós.

Según el protocolo del manejo de cadáveres con sospecha o con COVID-19 los cuerpos deben ser cremados porque se estima que el virus sigue intacto en el fallecido, por lo que no hay contacto físico y se prohíben los velatorios y entierros acompañados de familiares y amigos.

Escribir una carta expresando sus sentimientos o establecer contactos con otros familiares, a través de medios digitales, para recordar anécdotas de la persona fallecida pueden ser otras formas o rituales de despedida del ser querido.

Así lo expresa Patricia Gonzaga, psicóloga del hospital Luis Vernaza de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, quien dice que ante la falta de los funerales tradicionales es recomendable hacer algún ritual para que comience un duelo.

Señala que los deudos pueden escribir una carta, ya sea a mano o en un correo electrónico, dirigida al fallecido expresando, por ejemplo, lo que no alcanzó a decirle cuando estaba en vida o recalcar lo que ha significado el vínculo con esa persona o pedir perdón si ese fuera el caso.

Otra forma de despedirse, explica, puede ser el contacto con otros parientes, ya sea vía skype, para hablar de la persona fallecida, recordar alguna anécdota y afianzar el vínculo familiar.

«Todo depende de lo que ha pasado entre ellos, si ha pasado un problema pedir perdón y si estamos alejados pedir perdón, que todo esto de alguna manera sirva para mejorar las relaciones familiares», expresa.

Según la psicóloga, sería una forma de desahogo porque si esas emociones quedan «embotelladas» con el tiempo pueden causar problemas emocionales, trastornos mentales, depresión o un estrés postraumático.

Expresa que en estos momentos la familia debe estar más unida. «Tenemos aparentemente salud, tenemos aparentemente recursos, tenemos aparentemente muchos planes, pero resulta que en el momento de las situaciones nada de eso cuenta… (…) sino el amor de sus seres queridos», agrega.

Gonzaga dice que si no ha logrado superar la pérdida es recomendable consultar con un psicólogo porque el duelo, sea del tipo que sea, tiene sus fases que debe ir avanzando de acuerdo a cada persona.

Explica que primero es la negación cuando dice por qué tenía que pasarle y no puede entenderlo o aceptarlo. «La persona empieza a tener hasta rabia con la vida, por qué a nosotros si era un buen hombre o una buena madre», señala.

Añade que después las personas caen en la depresión, luego se dan cuenta de la realidad y con el tiempo van asimilando la pérdida hasta que finalmente hay una aceptación y lo superan en gran medida. «Eso no significa que tienen que olvidar a la persona si no que ya pueden vivir con esta realidad sin decaerse», dice. (I)