Venezolanos dicen tener incertidumbre en refugios

Quito –

Un ambiente de tristeza y nostalgia reina en los albergues temporales o casas de acogida, en donde decenas de venezolanos pasan estos días hasta encontrar un camino que les permita afincarse en el Ecuador, retornar a su país o avanzar a un tercero.

A diferencia del espacio verde, ubicado en el sector de Carcelén, en el norte de Quito, las casas de acogida ofrecen muchas facilidades para que puedan pernoctar bajo techo, preparar sus alimentos y saciar sus necesidades básicas. Pero eso no es suficiente: la falta de un trabajo estable es evidente y dificulta a que puedan lograr momentos más llevaderos.

Sentadas sobre muebles en buen estado, varias personas tomaban un descanso ayer, compartiendo su tiempo con sus familiares o con representantes de organismos humanitarios que se acercaban para conocer sobre su situación.

Mientras, la cocina estaba fría. Y si bien ahora ya tienen un techo hasta que puedan regularizar su estadía en Quito, a los migrantes les angustia no saber cómo lograr los recursos económicos para financiar su vida diaria.

En Carcelén muchos de ellos ya habían formado un grupo unido, pero al ser reubicados en diferentes albergues tuvieron que volver a separarse y eso también les causa tristeza y nostalgia. Las casas de acogida están situadas en sectores equidistantes: en el tradicional barrio de La Tola (centro de Quito), en Solanda (sur de la ciudad) y en la Y (norte).

Ante posibles reclamos sobre la decisión de reubicarlos en casas de acogida retirándoles del espacio verde de Carcelén, acción cumplida el domingo anterior, el secretario de Seguridad del Municipio de Quito, Juan Zapata, aclaró que no fue un desalojo sino una intervención guiada y con la presencia de representantes del Ministerio de Inclusión Social y Económica (MIES), la Cruz Roja y la Defensoría del Pueblo.

De la forma cómo estaban viviendo aquí, dijo, no es humano, ya que no son condiciones dignas para seres humanos; hemos encontrado que viven junto a las ratas, en colchones insalubres; aquí hay niños, mujeres embarazadas y en esas condiciones no pueden continuar, según el funcionario.

Sin embargo, no todos aceptaron de buen agrado el ser trasladados a las casas de acogida porque en ellas no podrán permanecer mucho tiempo y también porque se alejan de sitios en donde podían trabajar de manera informal o dedicarse a pedir unos centavos a los transeúntes para sobrevivir. Hoy, solo les queda esperar. (I)

El operativo

Miembros de la Policía Metropolitana participaron en el operativo de desalojo de los migrantes venezolanos que estaban en un espacio verde. Allí tenían carpas rústicas y recibían ayuda de personas caritativas. En la página web del Municipio capitalino se informaba del desalojo, pero la noticia fue sacada de allí a partir de la tarde de ayer.