¿Qué hacer si escucho un caso de violencia en mi barrio?

¿Qué hacer si escucho un caso de violencia en mi barrio?

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¿Qué hacer si escucho un caso de violencia en mi edificio o barrio?

Siempre es bueno tener un plan por si escuchas golpes o gritos que vienen de una casa vecina

Esta guía tiene consejos concretos sobre qué hacer si escucho un caso de violencia desde una casa o apartamento vecino. Esta situación puede ser más frecuente de lo que pensemos, tomando en cuenta que muchas mujeres viven con sus agresores.

La violencia de género intrafamiliar fue uno de los problemas más denunciados en el 9-1-1 durante el confinamiento por la pandemia de covid-19. Muchas mujeres, por distintos motivos, no pueden alejarse de sus agresores, tampoco saben cómo pedir ayuda, o tienen miedo de que el sistema no las proteja y terminen siendo más perjudicadas.

Carla Zambrano, psicóloga clínica, que trabaja en la plataforma de asistencia a grupos vulnerables OyeSARA, comparte cuatro recomendaciones para saber qué hacer al escuchar un caso de violencia desde la casa, como gritos, golpes o pedidos de auxilio.

Hacer comunidad entre vecinos

Si bien el sentido de comunidad entre vecinos es cada vez menos frecuente, y la pandemia nos alejó aún más, siempre es bueno tener el contacto de un vecino. Una opción es formar un grupo de WhatsApp para discutir novedades del edificio o vecindario y también para alertar de comportamientos o ruidos sospechosos.

La primera recomendación de la psicóloga Zambrano es identificar de dónde vienen los ruidos. Es decir, diferenciar entre una discusión, un portazo y gritos. Luego identificar si conoces a la vecina que vive ahí, de donde viene el ruido. ¿Por qué? Porque si la conoces, o tienes contacto con la vecina, podrías mandarle un mensaje preguntándole si todo está bien, como un primer acercamiento.

Antes de reaccionar, debes identificar qué es lo que escuchas y cuál es el nivel de gravedad. Es decir, aunque debemos estar alertas, no todo ruido debe ser motivo para llamar a la policía.

Por ejemplo, si escuchas un portazo, puede ser cualquier cosa, como que alguien cerró la puerta muy fuerte o que hay viento y la empujó. Pero si lo que escuchas son gritos, la alerta pasaría a otro nivel.

Acudir al guardia, conserje u otros vecinos

Si los ruidos que llegan hasta tu casa te parecen preocupantes, la recomendación de la psicóloga Zambrano es acercarse a la casa o departamento de dónde vienen los ruidos.

Si vives en un edificio lo más óptimo sería decirle al guardia que estás escuchando gritos que provienen de tal departamento. Si no estás segura de dónde vienen los gritos, contarle si crees que son arriba, abajo o de tu mismo piso. “A veces desde la guardianía pueden sondear un poco qué pasa. Y los guardias a veces conocen mucho más las dinámicas de la gente que los propios vecinos”, dice Zambrano.

Pero ahí no acaba tu parte. Si ya alertas al guardia, también es importante hacer un seguimiento. Esperar un poco y después preguntarle si pudo averiguar qué pasó, si todo está en orden.

Por otro lado, si el guardia no está disponible o no puede ayudar, busca apoyo de otro vecino. La psicóloga recomienda alertar a alguien más para tener una segunda opinión, y juntos decidir cómo proceder.

¿Cuándo debes intervenir personalmente?

Si alertar al guardia no fue suficiente, porque no tuvo respuesta o él mismo no sabe qué hacer frente a un caso de violencia de género, puedes hacer un plan para intervenir.

Por ejemplo, puedes tocar la puerta del departamento o casa desde donde salen los gritos. Algo tan simple como decir “hola, vecino, vecina, escuché esto, quería saber si todo está bien”. Debes hacerlo desde la empatía y no juzgando. A veces, solo con ir a la puerta y ver el rostro de quien te recibe, ya puedes leer la situación .

La psicóloga Zambrano dice que hay que estar pendiente y “observar si es que se abre o no la puerta, si es que la persona está un poco alterada no está alterada, o si te dice algo como: sí, disculpa por el ruido, algo se me cayó, pero está hablando con naturalidad”.

Además

Acercarte personalmente te permite observar comportamientos, pero también hacer un acercamiento con la potencial víctima. Si te abren la puerta y ves señales de que hubo una pelea —hay cosas rotas o en el piso, alguien está llorando o se ve golpeada— puedes intervenir con el guardia mientras piden ayuda a la policía.

Zambrano menciona que en algunos casos los vecinos se sienten más en confianza con los guardias porque los ven y los saludan a diario. “A veces los guardias tienen un poco más de conexión. Tienen esa facilidad de sacar al agresor de casa a que vaya a la sala comunal, a fumar algo, a respirar, a tomar aire. Y la otra persona podría hacer algo”, por ejemplo llamar a la policía, o preguntarle a la víctima si está bien, si necesita ayuda, si quiere que llame a alguien o la lleven a algún lugar, explica la experta.

Entonces, en ese caso, el guardia podría hablar con el agresor y calmarlo mientras lo aleja de la situación. Lo puede hacer hablándole, diciéndole algo como “venga un ratito, ¿porque no salimos un rato? calmémonos”. Mientras tú, que estás acompañando, puedes acercarte a la víctima, ofrecerle apoyo, preguntarle qué necesita, darle tu número para que te contacte si se siente en riesgo, e incluso, acota Zambrano, decirle que le puedes guardar sus documentos, como la cédula.

Además

“Como manipulación [los agresores] te quitan los documentos, porque plata y documentos es lo que puede facilitar que salgas de un lugar”, explica la psicóloga Zambrano.

Para que este tipo de apoyos funcionen, se necesita que los guardias estén capacitados y sensibilizados para saber qué hacer y cómo reaccionar frente a un caso de violencia de género.

Si no hay un guardia o un encargado que pueda acompañarte, busca la ayuda de otro vecino. Juntos pueden abordar la situación y así el agresor va a ver que la víctima tiene un respaldo y que los vecinos, como comunidad, están pendientes.

¿Cómo saber que es hora de llamar al 9-1-1?

Deberías llamar al 9-1-1 cuando logres contactarte con los vecinos de donde vienen los gritos y ruidos, y ves que es evidente que hay un caso de violencia. También deberías llamar si logras hablar con la víctima y te pide que lo hagas.

Pero debes tener en cuenta que no siempre van a llegar en el instante. Por eso, no es recomendable llamar al 9-1-1 e irte enseguida, sino acompañar a la víctima hasta que llegue la policía.

Muchas veces, cuando el agresor se percata de que lo están escuchando, o se alerta con el llamado del guardia, puede que los gritos y ruidos paren, pero la violencia no. Por eso debes quedarte hasta que veas que la situación ya no es peligrosa para la víctima.

Grabar todo

Si sospechas que algo grave está sucediendo en una casa o departamento vecino, también es recomendable tratar de grabar todo desde el principio, desde que tocas la puerta para preguntar si todo está bien. Esto servirá como evidencia para denunciar, para que la policía lo vea cuando llegue.

“Tratar de grabar con el teléfono los gritos, o algo que pueda proteger también a la persona que llame al 9-1-1”, explica Zambrano. Porque entre la llamada y la llegada de la policía, puede limpiarse la escena, puede parecer que nada ha pasado y que la persona que contactó a la línea de emergencia no estaba hablando de un caso en serio.

Hay que tener en cuenta que la policía no siempre va a llegar a tiempo.

La importancia de siempre actuar

Cómo parte de esta guía de acción, es importante recalcar que incluso frente a la sospecha, hay que hacer algo.

“Al no hacer nada, se está promoviendo que se agrave una situación”, explica la psicóloga clínica. También recalca que culturalmente estamos acostumbrados a pensar que lo que sucede puertas adentro es privado. Entonces se piensa que si vienen gritos de un departamento, es un problema que deben resolver entre ellos. Pero una intervención externa puede llegar a salvar una vida. “La violencia no viene a ser una cuestión privada, es algo público”, explica.

La psicóloga Zambrano también recuerda la importancia de, frente a este tipo de casos de violencia de género, “no juzgar una situación de violencia”. Explica que si empezamos a juzgar a la víctima “porque se deja”, esto genera que la persona sea aísle más, y entonces ya no es un apoyo, sino que estamos también revictimizándola.

Otros canales de ayuda

Llamar al ECU 9-1-1 es la opción que todos conocemos, y es totalmente acertada. Pero también existen otros canales que pueden funcionar, en caso de que la atención del ECU no sea la más efectiva.

El ECU 9-1-1 tiene una aplicación móvil para pedir ayuda urgente. La recomendación es tenerla descargada en el teléfono celular y registrar los datos personales y tenerlos actualizados. Esto para que esté todo listo en caso de que se presente una emergencia.

El aplicativo tiene la opción de pedir ayuda para diferentes delitos aplastando un solo botón (por cada delito), como violencia intrafamiliar, robo, extorsión. Entonces al activar el botón, la policía recibe la alerta y ya tiene tus datos. La idea es ahorrar tiempo y que puedan acudir al lugar más rápida y efectivamente.

También existe el número telefónico 1800 delito (1800-335486), la línea anónima para proporcionar información que sirva para detener a criminales. Aunque no es una línea especializada en temas de violencia intrafamiliar, pueden redirigir la llamada.

El directorio OyeSARA puede servir, más que para casos de violencia in situ, para actuar después. Es útil si la víctima requiere denunciar la violencia pero no sabe cómo, o necesita asistencia judicial, o acompañamiento psicológico para poder salir de su situación de riesgo.

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