¿Por qué no debe meter comida caliente a la nevera?
Cuando de preservar los alimentos se trata, la nevera se convierte en el aliado por excelencia de la mayoría de los individuos. Además de rápida, es una opción, aparentemente, beneficiosa a la hora de evitar que se estropee la comida caliente. O, al menos, eso se creía. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en el WhatsApp. Si usas Telegram ingresa al siguiente enlace.
“¿Y ahora qué hago con esto? Lo meto en la nevera” es, por lo general, la lógica que impera en la cocina; sin embargo, contrario a lo que muchos podrían pensar, guardar la preparación todavía humeante es un hábito que, lejos de preservar los alimentos, podría causar el efecto contrario.
De acuerdo con Gabriela Brieba, experta europea en Calidad y Seguridad Alimentaria, en diálogo con el diario ‘La Vanguardia’, introducir comida caliente a la nevera “puede dañar el resto de alimentos que se encuentran en la nevera e incrementar así el riesgo de que se den intoxicaciones alimentarias”.
Si metemos un alimento caliente puede elevar la temperatura de los que están cerca, lo que incrementa el riesgo de que crezcan microorganismos patógenos
¿La razón? Cuando se introduce un recipiente caliente en la nevera, en vez de conservar y evitar el crecimiento de bacterias, genera todo lo contrario: la multiplicación de microorganismos y toxinas que, en últimas, pueden llegar a atentar contra la salud alimentaria sin que los futuros comensales se den cuenta, siquiera, del cambio.
“Si metemos un alimento caliente puede elevar la temperatura de los que están cerca, lo que incrementa el riesgo de que crezcan microorganismos patógenos”, detalla Beatriz Robles, dietista-nutricionista y tecnóloga de alimentos, para el portal ‘Cuídate Plus’.
Otro de los inconvenientes asociados a esta práctica es que los alimentos se enfrían de manera desigual. En el caso de los alimentos calientes, su temperatura disminuye más lento que la del resto, generando así un mayor riesgo de infección por bacterias.
No en vano, Brieba afirma que “una de las causas más frecuentes de intoxicaciones alimentarias se debe, precisamente, a una refrigeración incorrecta de platos cocinados”.
Aunque alarmante, los alimentos no son los únicos que sufren al llevar a cabo esta práctica. La nevera, por su parte, también se vería afectada al tener que trabajar doble.
“La misión de este electrodoméstico es mantener las temperaturas bajas para que los alimentos se conserven fríos; si introduces algo a temperaturas más elevadas, la máquina tendrá que esforzarse más y gastar más energía para llegar a los 4 o 5 grados, y su vida útil se acortará”, señaló Brieba al diario mencionado anteriormente.
¿Cómo deberían guardarse, entonces, los alimentos calientes en la nevera? – comida caliente
De acuerdo con la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA), los alimentos preparados y la comida sobrante deben introducirse a la nevera dentro de las dos horas después de haberla preparado. Eso sí, teniendo en cuenta algunas pautas específicas.
Es recomendable, por ejemplo, introducir la comida en pequeños recipientes, porque cuanto más pequeña sea la porción, más rápidamente se enfriará. Así como ponerla separada del resto de alimentos, preferiblemente, en la parte superior de la nevera.
“El aire caliente tiende a subir mientras que el frío baja, por eso, al colocarlo arriba, menos alimentos se verán afectados por el cambio de temperatura”, detalla Brieba a ‘La Vanguardia’.