La carreta de comida “no es novelería”

Un sueño cumplido

Por ello ha preferido no hacer caso a los malos comentarios y realizar su sueño, que realmente empezó con la idea de ponerse un restaurante.

Este anhelo mutó cuando llegó a sus manos la carretilla, hace cinco meses, pero no fue sino hasta el mes pasado que decidió abrirla.

Ahora debe hacer malabares para preparar las hamburguesas, atender su negocio y tomarse una foto con cada persona que llega a su casa.

Aunque abre desde las 18:00, una hora antes ya tiene a más de 50 personas haciendo fila en el lugar, quienes antes de pretender saciar su hambre, lo primero que hacen es pedirle una selfie a la presentadora. Allí, las hamburguesas pasan a un segundo plano.

“Esto no es novelería, para mí es proyectarme hacia el futuro, es un negocio bueno y muchas personas me han dicho que quieren abrir un negocio igual que yo”, indicó.

Su mano derecha es Digna Cortez, a quien contrató para que la ayude a freír la carne. Gabriela prefiere aliñarla ella una noche antes, aunque esto le toma de tres a cuatro horas.

Antes de abrir las puertas para iniciar la atención, reconoce que una noche lloró del cansancio pero no se arrepiente y pretende continuar con el negocio, a pesar de las críticas y aunque su sala tenga un impregnante olor a cebolla.

Pilas con esto

Venta

El primer día vendió 100 hamburguesas. Actualmente está vendiendo 500 diarias. Adicional, 150 hotdogs.

Dalo cobra

Gabriela admite ser un ‘desastre’ con las cuentas y es su esposo Dalo Bucaram el que la mayoría del tiempo le ayuda a cobrar.

toque secreto

Confiesa que tiene un ingrediente secreto que le pone a sus hamburguesas, pero no lo revela.

Proyectos

Pazmiño asegura que se toma muy en serio este negocio y tiene como proyecto, a largo plazo, ampliarlo. Incluso le han pedido que venda la franquicia.