Esperando que coches eléctricos y gasolina se igualen

Esperando que coches eléctricos y gasolina se igualen

Esperando que coches eléctricos y gasolina se igualen. Apenas tres años, ese es el tiempo que asegura Volvo que necesitaremos para que los vehículos eléctricos se igualen con los precios de los gasolina y los diésel. Una buena noticia que esconde otra que no lo es tanto: que se igualen en precio no quiere decir que sean más baratos. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en el WhatsApp. Si usas Telegram ingresa al siguiente enlace.

Más pequeñas. El secreto de una bajada en los precios de los coches eléctricos. Las baterías serán más pequeñas y tendrán más autonomía. Así lo asegura Jim Rowan, CEO de Volvo, quien asegura que en apenas tres años veremos coches eléctricos al mismo precio que los gasolina.

Según las cuentas del directivo, en 2025 los precios de ambos automóviles deberían igualarse, pues los costes en la fabricación de las baterías serán menores. Pero no apunta a que los precios del litio puedan bajar, el punto clave será que con menos kWh se puedan ofrecer más kilómetros para los conductores.

100 dólares por kWh. Esta ha sido durante años la barrera que los analistas han señalado para que los precios de los automóviles de gasolina y los eléctricos puedan alcanzar la paridad. Diversos estudios han señalado en los últimos años que por encima de la barrera de los 100 dólares por kWh de coste para los fabricantes, no se podrán cruzar los caminos de la combustión y la electricidad.

Los analistas señalaban que estos 100 dólares por kWh deberían haberse alcanzado este mismo año 2022. También se avisaba que era posible que este precio de coste no se alcanzara hasta 2024. De momento, lo único cierto es que estamos muy lejos de esta cifra, con medias de 120 dólares por kWh.

Revisión de precios.

La cifra en la que gasolina y electricidad alcanzarán la paridad ha sido puesta en duda en los últimos tiempos. General Motors acaba de asociarse con Vale, empresa brasileña minera, para garantizarse la producción de baterías para sus coches eléctricos. El grupo Automovilístico también ha ofrecido sus cifras. El coste de la batería por kWh es actualmente de 140 dólares y en 2026 esperan alcanzar los 70 dólares por kWh.

No es tan buena noticia como parece. En primer lugar porque la frontera de los 100 dólares por kWh para construir coches eléctricos al precio de los gasolina ya empieza a diluirse. El mercado necesita que los costes de esta pieza clave sean inferiores y, además, parece que sólo podrán acceder a estos precios aquellas empresas que se asocien con empresas mineras.

Minando por sí mismas. La subida del precio del litio ha sido escandalosa en los últimos dos años. Ha llegado a dispararse por encima del 700% y ha puesto en duda la viabilidad de éxitos superventas como el Ford Mustang Mach E, cuyo precio en España ha subido más de 16.000 euros. El futuro apunta a la escasez y a un durísimo embudo con una falta de minas para abastecer a toda la oferta de coches eléctricos que se espera para los próximos años.

La solución de los fabricantes está siendo optar por compras de pánico y aceptar colaboraciones con empresas mineras. Stellantis ya ha tomado posiciones con una inversión de 50 millones de euros, pero no es la única. BMW trabaja en Argentina, General Motors en California y Volkswagen también llegó un acuerdo en 2021 con Vulcan Energy.

Los más caros, primero.

La paridad entre coches eléctricos y gasolina hace tiempo que se sitúa en la segunda mitad de la década 2020. En 2019 Bloomberg pronosticaba que sería en 2022 cuando veríamos que ambas curvas se cruzarían, pero el titular tenía letra pequeña: serían los coches de mayor tamaño. En el mismo artículo se especificaba que no era hasta 2030 cuando se esperaban reducciones en los costes de producción de estos automóviles de entre un 30 y un 25%.

Y esto mismo es lo que está sucediendo. A igualdad de potencia, es posible comprarse un Mercedes EQS y un Clase S por el mismo precio: más de 120.000 euros. Por debajo de estos modelos de ultralujo, los precios entre gasolina y eléctricos se distancian en mayor medida, ya no sólo en coste total para el comprador, también porcentualmente. Lo habitual en modelos inferiores es que las diferencias en precio superen los 10.000 euros e incluso superen los 15.000 euros en los modelos más costosos.

Igualando al alza.

Lo que no ha dicho el CEO de Volvo en sus declaraciones es si la paridad del coche eléctrico y el gasolina se alcanzará porque los primeros bajarán de precio o porque los segundos subirán. Que ambas curvas se crucen en 2025 apunta a que será algo esperado en firmas premium, pues Bloomberg también ha señalado que en líneas generales, esto no se espera hasta finales de la década. Mercedes también puso cifra a la paridad electricidad-gasolina: 50 dólares por kWh y hay informes que apuntan a un encarecimiento para los próximos años como consecuencia de la escasez de minerales.

No sólo es que parece complicado que los coches eléctricos bajen próximamente. Los vehículos de combustión no paran de subir. En 2015, un coche de gasolina costaba de media algo más de 35.000 euros, en junio de este año el precio ascendió a 44.000 euros. A este contexto se suman las medidas de la Unión Europea, cuyas mayores exigencias en materia de seguridad y emisiones apuntan a un encarecimiento aún mayor.

Y por si fuera poco, los fabricantes no dejan de lanzar avisos: comprar un coche será cada vez más caro. Al mismo tiempo que lanzan otro mensaje: se complica tener coches eléctricos de 20.000 euros.