‘Salsero’, restaurante que lleva los sabores de Ecuador a Holanda

En un momento de nostalgia, a miles de kilómetros su país, Myriam Villavicencio empezó a escribir el nombre de los platillos que tanto extrañaba de Ecuador: cebiche, empanada, corviche, cazuela, fritada, maduro frito, dulce de tres leches, helado de mango…

Aquella añoranza del paladar fue el impulso para crear ‘Salsero’, un restaurante que lleva los sabores de Ecuador a Prinsenbeek, un pequeño pueblo de Holanda ubicado a 30 minutos de la agitada ciudad de Rotterdam.

Algunos de los platillos que tanto extrañaba son ahora parte del menú del negocio que comparte con su esposo, el holandés Danny van Turenhout, y donde también trabajan su madre, su hermano y holandeses con capacidades especiales que toman estas actividades como terapia de integración.

Myriam describe a ‘Salsero’ como una combinación de platos típicos de Ecuador y carnes al carnón. «Aquí puedes tomar buenos cocteles e imaginar por un momento que estás de vacaciones aunque no hayas salido de la fría Holanda».


En ‘Salsero’ también se ofrecen clases de baile. Foto: Cortesía

La música siempre alegre crea un ambiente de fiesta y ciertos días se ofrecen clases de bachata, algo que entusiasma a los sudamericanos y, a veces, anima a algunos europeos e intentar mover las caderas con sabor latino.

‘Salsero’ es visitado por holandeses que aprecian la comida recién hecha y con sabor casero, y también por colombianos, argentinos, chilenos, entre otros latinos que buscan sabores familiares. El plato más pedido es el seco de cordero (chivo).

Migración y emprendimiento

«Estamos empezando y aún tenemos muchos sueños», dice esta emprendedora guayaquileña que llegó a Europa tras crisis financiera de 1999.

Como miles de ecuatorianos afectados por la situación económica de Ecuador, la mamá de Myriam dejó el país en el año 2000 para ir a España en busca de trabajo. Dos años después, cuando cumplió 18 años, ella viajó para encontrarla y trabajar juntas.


Myriam junto a su madre y líder de la cocina de ‘Salsero’, Myriam Mera. Foto: Cortesía

Años después conoció a su ahora esposo y juntos se radicaron en Holanda. Ahí crearon un instituto dedicado al cuidado de jóvenes adultos con discapacidad y una escuela de conducción dedicada a personas con autismo, déficit de atención u otras características que requieran de una enseñanza especial.

Las largas jornadas de trabajo ocasionaron que la pareja se sienta con poco tiempo y energía para cocinar. Myriam extrañaba comer sano y rico, como lo hacía cuando era niña y vivía con su madre en Guayaquil.

Con la idea crear un cálido rincón para compartir su cultura latina, la madre de Myriam se mudó a Prinsenbeek para liderar la cocina de ‘Salsero’ y uno de sus hermanos también dejó Ecuador para atender el bar del restaurante. Son una familia de migrantes que combaten la nostalgia compartiendo su sazón y su alegría.

Myriam explica que básicamente hay dos tipos de comensales: los que piden las carnes o platos que ya conocen y los que quiere probar todo, especialmente aquello que les resulta nuevo.

Inclusión

Los clientes son atendidos por tres personas a tiempo completo, cuatro estudiantes que llegan para los momentos de mayor demanda, y cinco personas que realizan trabajo ocupacional. Este último grupo es parte del trabajo social de Myriam y su esposo.

Ella explica que en Holanda es común reintegrar a las personas con alguna discapacidad. “En ‘Salsero’ integramos a jóvenes adultos con discapacidades mentales, físicas o psiquiátricas para que realicen labores en la cocina o en la atención al cliente”, detalla.

Conexión con Ecuador


‘Salsero’ ofrece empanadas de viento, corviches, entre otras delicias ecuatorianas.Foto: Cortesía

De Ecuador, Miryam extraña a su padre, encontrar comida típica en cada esquina, el calor y ¡los cangrejos!, detalla.

Los productos ecuatorianos que necesita para crear el menú de ‘Salsero’ los encuentra gracias a la empresa ‘Ecuawinkel’, de la también ecuatoriana Inge Contreras Fränkel, que importa productos ecuatorianos a Holanda y que busca ampliar el comercio a otros puntos de Europa.

Ciertas clases de baile que se dan en el restaurante son lideradas por otro ecuatoriano, Byron Valencia García, propietario de Dansesonea Productions, una escuela de danza en la ciudad holandesa Utrecht.

Así Myriam se mantiene unida a Ecuador, disfrutando de la comida ecuatoriana día a día y contagiando a sus comensales del calor guayaquileño. (E)