Cuál es mejor coche lo que diferencia un híbrido de gasolina

Cuál es mejor coche lo que diferencia un híbrido de gasolina

Cuál es mejor coche lo que diferencia un híbrido de gasolina. Los coches híbridos han llegado para quedarse y, distanciándose de los que funcionan en base a la gasolina como combustible, tenemos dos tipos de vehículos que, aunque puedan contener elementos similares, los vemos como las bazas alternativas al mercado de los 100% eléctricos. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en el WhatsApp. Si usas Telegram  ingresa al siguiente enlace.

Es verdad que, sobre los tradicionales, los primeros ganan en muchos aspectos, pero hay otros donde todavía juegan muy bien sus cartas

Las actuales medidas restrictivas a nivel local, regional y europeo, así como las promesas de acabar con los vehículos de combustión interna de aquí a 2040 están haciendo que reine la confusión entre los consumidores. El desconcierto es importante; ya no sabemos si alquilar, si comprar, si esperarnos unos meses, sin olvidarnos por completo del vehículo privado…

Los avances tecnológicos afectan a los coches

En la actualidad los vehículos eléctricos, los combustibles sintéticos, los Vehículos de Cero Emisiones Parciales (PZEV), los híbridos, los híbridos-enchufables, los coches de hidrógeno y los modelos movidos por autogas son los grandes protagonistas. Todos, en su justa medida, lo hacen compartiendo cartel con las limitaciones a la circulación de los vehículos más contaminantes en las ciudades.

Así, desde principios de la década de 1990, la proliferación del diésel (entonces estaba dejando sin lugar a la gasolina) en el sector automotriz fue lo que hizo provocar que más de la mitad de los coches nuevos que se vendieran en España fueran equipados con este tipo de motores. Tras descubrir que los motores de combustión interna son particularmente contaminantes y perjudiciales para la salud, las alternativas a este combustible están cobrando cada vez más fuerza.

Una de ellas es la combinación de un motor convencional, diésel o gasolina, en conjunto con otro propulsor eléctrico, con baterías incluidas en su sistema. Estos son los coches híbridos que, en distancia de los de gasolina, tienen varios puntos a su favor dentro del sector. Es más; se presentan hoy como la gran elección, incluso superando a los que son los 100% electrificados.

Fundamentos básicos

Pero, ¿qué es lo que ha propiciado todo ello? Con seguridad, los avances tecnológicos en el sector del motor, los cuales han provocado cambios fundamentales en estos últimos años. Tanto es así que podemos decantarnos por uno u otro en función del tipo de uso que le hagamos al vehículo.

O lo que es lo mismo: ya no solo cuántos kilómetros se recorren, como podía suceder antes con los de gasolina, si no en qué condiciones se realiza o dónde, en el caso de los híbridos. Teniendo este aspecto claro, ahora resultará más sencillo poder comprobar qué tipo de vehículo y motor es el más idóneo para nuestro caso particular.

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Ante esto, y si se anda en la búsqueda de la respuesta, lo más sencillo sería contestar que la mejor opción para comprar coche en la actualidad sería aquella que se adapte a las necesidades de cada conductor. Es por ello que, a la hora de su funcionamiento, encontremos que ambas son propuestas a priori parecidas más allá de su combustible, pero con distintas tecnologías que los hacen bastante diferenciados entre sí.

La principal diferencia es que un coche híbrido cuenta con el apoyo de un motor eléctrico que permite disponer de la potencia combinada de ambos. El funcionamiento de un motor híbrido es intuitivo. Ambos propulsores trabajan de manera simbiótica. Una centralita dedicada decide qué motor funciona en cada momento para lograr la máxima eficiencia. De esta manera, en cada momento se está minimizando el consumo y las emisiones.

En qué consiste cada uno

En el caso de los primeros, estos son los que combinan la fuerza de un motor térmico con otro eléctrico. El térmico es el que lleva a cabo una combustión interna que utiliza como combustible la gasolina, proporcionando propulsión a la máquina y recargando la batería cuando el coche trabaja a velocidad de crucero. Ese motor eléctrico se une a uno eléctrico que tiene por misión proporcionar fuerza para favorecer el movimiento a través de la tracción eléctrica. Es el motor principal en ciudad y autónomo a velocidades bajas).

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Además, existen unas baterías o módulos, generalmente de ion litio, que complementan la aportación de energía y permiten su almacenamiento. Las baterías alimentan al motor de electricidad, de modo que se posibilite poder arrancar desde la posición de parada. También son las responsables de aportar la potencia suficiente para propulsar el motor gracias a que se aprovecha al máximo la energía que se genera durante la conducción no desperdiciando, por lo tanto, dicha energía y consumiendo menos combustible.

Para los segundos, los que se dan hoy como vehículos tradicionales, son los que funcionan sin baterías, centralitas ni combinaciones como suele hacerse con los de tecnología híbrida. En pocas palabras; podríamos decir que estos, aunque también utilizan un motor de combustión interna, son alimentados por gasolina, que utiliza la explosión del combustible y el aire. Esto, provocado por una chispa, para expandir el gas empujando el pistón de arriba abajo creando un movimiento que más adelante llegará a las ruedas haciéndolas moverse.

Características y especificaciones

Algo fundamental entre ellos es que, más allá de las propias diferencias que podemos contar entre uno y otro, como contaremos a continuación, es que, si bien el de gasolina es un coche de una configuración única como hemos visto, en el caso del que lo hace mediante ka hibridación esto es totalmente diferente.

Dicho de otro modo; con ellos contamos con varios formatos que, sin dejar de ser híbridos, se presentan con unas características propias de cada uno. Esto es porque muchos de ellos se dan con el salto directamente a baterías de mayor capacidad que requieren conexión a la red para su carga, como pueden ser los puramente electrificados. Es por esto que aquí hallamos hasta tres tipos. Son los siguientes:

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Híbrido en paralelo. Los dos motores se utilizan para dar fuerza a la transmisión al mismo tiempo. Fue por la que apostó Honda en su día. Se trata de una solución técnica bastante sencilla, pero no tan eficiente como otras. Hay quien les llama semi-híbridos.

Híbrido combinado. Aquí el coche se puede mover con el impulso de cualquiera de sus motores, ya que ambos tienen conexión mecánica con las ruedas, lo que permite circular en modo eléctrico. El motor eléctrico suele ser capaz de generar de energía en las frenadas y retenciones. Mejora la eficiencia pero se complica la mecánica y electrónica de los coches. Se les conoce con la nomenclatura de full-hybrid.

Híbridos en serie. En ellos es el motor térmico el que no tiene conexión con las ruedas, sino que su cometido es generar electricidad para que el motor eléctrico mueva al vehículo. También se conocen como eléctricos de autonomía extendida, pues en realidad siempre se mueven gracias a la electricidad.

Eficiencia de motores

Yendo ya hacia los aspectos que distancian a uno y a otro, tenemos que decir que algunos modelos híbridos ofrecen números incluso por encima de sus hermanos de gasolina o diésel. Un caso concreto es el que tiene que ver, por ejemplo, con el Toyota Auris HEV que, con 136 CV en su poder de modalidad híbrida, supera a los 116 en gasolina y a los 112 o 90 CV en diésel.

Al mismo tiempo, si esto lo medimos con otros modelos, encontramos que muchos vehículos que funcionan con gasolina no solo ofrecen una potencia inferior a los híbridos, sino que despilfarran gran parte de la que tienen. Esto quiere decir que, en términos de eficiencia energética, los coches que montan hibridación lo hacen de una manera más responsable que los que pueden ser los tradicionales.

Obviamente los consumos en trayectos urbanos son, por defecto, más bajos que en un motor exclusivamente alimentado por gasolina o diésel, aunque si se les da un uso mayoritario en carretera esta ventaja se difumina.

Consumo

Como decimos, el consumo es uno de los factores donde más diferencias podemos encontrar entre los que son los coches híbridos y los de gasolina (no tanto así frente a los diésel). En este sentido, los tradicionales han bajado notablemente sus niveles.

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Pero también es cierto que en ciudad la batalla la tienen perdida frente a los híbridos, ya que éstos han rebajado los picos de consumo de los motores térmicos en arranques y paradas. En trayectos largos el escenario es diferente porque a alta velocidades el motor eléctrico asiste menos y el vehículo pesa más.

Contaminación

Este es un punto donde gana, en su mayor medida, el coche híbrido. El motivo no es otro que porque, al contar con un motor eléctrico que ayuda a su puesta en marcha y funcionamiento del mismo, rebaja notablemente las emisiones de CO2 que podemos tener con los vehículos convencionales.

Es verdad que nunca llegarán a ofrecer lo que dan los puramente electrificados, ya que el de combustión los hace perder en buena medida. Sin embargo, en cuanto números, vemos que durante su circulación anual contamina entre un 20% y un 30% menos que uno que puede ser de gasolina, teniendo una media de 18.000 kg de CO2 al año frente a los 30.000 kg de CO2 anual de un vehículo convencional. Así mismo, el híbrido lo hace casi otro 30% más de contaminación que uno eléctrico.

Peso

Además de su eficiencia (contaminan menos), son muy suaves y silenciosos en su funcionamiento. Se trata de tecnologías muy probadas, sobre todo en Estados Unidos y Japón, aunque ya cuentan con bastante recorrido en Europa. Igualmente, se dan con una contra bastante notoria frente a su competencia, ya sean gasolina, diésel o eléctricos.

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Y es lo que tiene que ver con su peso. Tanto es así que estos son bastante más pesados que los modelos convencionales debido a las baterías (que habría que reciclar adecuadamente, ya que pueden ser muy contaminantes) y, sobre todo, son algo más caros que otros modelos equivalentes. Esto hace que, a la hora de empujar el coche, el vehículo necesite de una mayor fuerza a modo de respuesta de lo que suelen pedir otras tecnologías.

Precios

Al calcular el coste total que un automóvil representa, hay que tener en cuenta además del precio de adquisición y los impuestos, el coste energético y de mantenimiento, el precio del seguro y la depreciación del vehículo. Cuando se meten todos esos componentes en la coctelera, los números de los coches electrificados se acercan más a los de los modelos convencionales.

El coste de los coches con estos sistemas de propulsión es proporcional a la tecnología y al tamaño de las baterías que incorporan. Gracias a su gran volumen de fabricación de coches electrificados, estas diferencias están entre las más bajas del mercado. Es verdad que cuanto más incremento esta tecnología, más caros serán. Esto lo vemos, por ejemplo, con los que son los híbridos enchufables que, en la mayoría de los casos, igualan a los eléctricos o los superan ampliamente (uno de gama media puede situarse en los 30.000 o 40.000 euros fácilmente).

Para los de gasolina, esto no es tanto así. El motivo no es otro que esa tendencia hacia el electrificado, lo que está haciendo que este tipo de coches, por más tradicionales o de mecánicas ‘antiguas’ puedan ser, se hallen hoy con unos precios bastante más bajos, incluso que ellos mismos con respecto a años atrás.

Coste energético y rentabilidad

La energía necesaria para mover un coche supone el coste más elevado a lo largo de la fase de utilización de su ciclo de vida. Y aquí hay grandes diferencias entre las estas dos opciones. A grandes rasgos, podemos decir que el precio de la recarga de un coche con combinación de motores (sea autorrecargable o enchufable) es más barato en comparación con un vehículo de motor térmico.

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Para los que se recargan mediante la energía eléctrica, los PHEV, necesitamos saber su capacidad utilizable (no es igual en todos los modelos) y la tarifa eléctrica del usuario. Con una pila de tamaño mediano (7 kWh) y un precio también intermedio de la electricidad (0,18 €/kWh con IVA), el resultado sería de 1,26 € para una recarga completa. Si fijamos una autonomía de 35 km, los 100 km saldrían por 3,60 euros.

Para el caso del consumo de un coche de gasolina, esto se incrementa. Por ejemplo; si gasta 6 litros a los 100 km y que el litro de súper 95 es de 1,28 €: nos sale 7,68 euros para la misma distancia, un poco más del doble que la electricidad del híbrido enchufable de este ejemplo. Pero la diferencia a favor de este último puede ser mayor si contratamos una tarifa con discriminación horaria y recargamos por la noche, cuando el kWh puede costar la mitad.

También, el mantenimiento; en un coche híbrido suele ser un 30% más económico, pueden llegar a ahorrar entre un 30% y un 50% de combustible y emiten un 30% menos de CO2 al medio ambiente. Estas ventajas, a la larga, acaban compensando el coste superior que puede tener una versión híbrida en comparación a sus competidores. Así que el criterio es unánime: sí, los coches híbridos son más rentables.