BMW fabricará 50 unidades del BMW Z8 moderno
Por suerte, los aficionados de BMW tienen multitud de deportivos a los que agarrarse cuando de digan aquello de «mi coche favorito es…». Algunos son auténticas bestias como el BMW M3 E46. Otros son superdeportivos para rivalizar con cualquier marca que se le pusiera por delante, como el BMW M1. Y los hay adelantados a su tiempo, como el BMW i8. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página para poder ayudarte. También puedes participar en el WhatsApp Ecuador.
Podríamos mencionar otros tantos pero, sin ninguna duda, creo que cualquiera palidece en belleza contra el BMW Z8. Un precioso descapotable que enamoró, entre otros, a Steve Jobs, quien fue uno de sus dueños más conocidos. Pese a ello, cuentan que fue Larry Ellison, CEO de Oracle, quien convenció a Jobs de hacerse con uno porque consideraba que era la representación de Apple en el mercado del automóvil: diseño y funcionalidad en un solo producto.
Sea como sea, la historia del BMW Z8 es curiosa. El modelo terminó pasando a la historia por motivos evidentes y, ahora, BMW le rendirá homenaje fabricando 50 unidades del BMW Skytop presentado en el Concorso d’Eleganza Villa d’Este 2024.
Una historia a la altura del mito
La historia del BMW Z8 es curiosa. El descapotable más famoso de la marca nació fruto de la casualidad, de una bravuconería entre máximos directivos de BMW que decidieron que había que lanzar al mercado un producto que atentara contra todas las leyes de la rentabilidad y el buen juicio económico.
Cuenta Guillermo García Alfonsín en su prueba en Youtube que la primera piedra del proyecto Z8 se puso en la fiesta de jubilación del Eberhard von Kuenheim, quien fue presidente del consejo de administración de la marca. Allí, en una villa privada se expusieron los coches más importantes de la compañía, incluido el BMW 507 que, sin duda, podría rivalizar en belleza con el Z8.
Embriagados por el ambiente, los clásicos y, probablemente, por algo más que el ambiente y los clásicos, charlaba Bernd Pischetsrieder, quien también fue CEO de la compañía, con Wolfgang Reitzle, también alto directivo de la compañía, cuando decidieron que el BMW 507 tenía que tener un sucesor.
Y tan caprichosos (o inconscientes) fueron que no llevaron a cabo ninguna de esas estrategias básicas que acompañan a todo lanzamiento de producto. No hubo estudio de mercado, no se consultó al departamento de marketing. Simplemente se le encargó a Chis Bangle, entonces jefe de diseño, que propusiera una reinterpretación del mítico roadster.
Bangle dio libertad a su equipo para que presentaran proyectos pero sin la determinación de quien va a sacar adelante el proyecto. En los equipos de diseño, de hecho, son habituales los juegos entre diseñadores para reinterpretar clásicos o proponer nuevas líneas de productos.
Y en ese equipo estaba Henrik Fisker (sí, el mismo que levantó y ha visto caer al Fisker Ocean). Animado por el reto, puso su propuesta encima de la mesa y, sencillamente, se aprobó la producción de un coche que tiene tanto de escultura como de vehículo con cuatro ruedas.
Creando una plataforma desde cero, sin estudio de mercado y sin ningún tipo de informe que garantizara su éxito, a los directivos de BMW no les quedó más remedio que hacer del BMW Z8 un coche «halo», que reflejara lo que la compañía era capaz de hacer. Un producto de lujo que salió al mercado al filo del nuevo milenio por más de 130.000 euros. Actualizado, hablamos de un coche que se vendería en más de 232.000 euros.
Había que justificar semejante dineral y BMW lo hizo con un chasis fabricado en exclusiva en aluminio para aligerar el conjunto. El interior llegaba forrado en cuero y bajo el capó se encontraba un V8 atmosférico de 4,9 litros con 400 CV asociado a una caja de cambios manual de seis velocidades. Era, en aquel momento, el motor más potente fabricado por la compañía de Baviera.
Planificadas 5.000 unidades, finalmente se colocaron en el mercado 5.703 descapotables. El coche pasó a la historia también del cine, utilizado por James Bond en ‘El mundo nunca es suficiente’.
Una reinterpretación a la altura
Al menos en lo estético. La vimos en el Concorso d’Eleganza Villa d’Este 2024, como una de las propuestas de BMW a uno de los eventos del año en lo que a superdeportivos se refiere.
Aprovechando la plataforma de un BMW Serie 8, los bávaros se presentaron con un BMW Skytop. A orillas del Lago Como, los asistentes quedaron prendados del prototipo que pretendía recordar al BMW Z8. Y como en aquel entonces, la marca se ha animado a producirlo. Esta vez no han sido sus directivos los que se han encaprichado del nuevo modelo. Fueron los asistentes al evento los que pidieron a la marca que sacara adelante el proyecto.
Y sus ruegos han sido escuchados. Pero BMW limitará la producción a menos de un 1% de los BMW Z8 que terminó sacando a la calle. Confirmó que el BMW Skytop se podrá adquirir pero que estará limitado a 50 unidades de las que no se conoce el precio pero del que ya se rumorea que partirán del medio millón de euros. De confirmarse, sería el segundo deportivo más caro de la historia de la marca, solo por del BMW 3.0 CSL de hace un par de años. Otra reinterpretación limitada a 50 unidades y de la que se dijo que costaba 750.000 euros.
A la pasión estética le acompaña en este roadster un motor V8 biturbo de 4,4 litros y 625 CV, el mismo que monta el BMW M8. Del deportivo también hereda todo el interior y queda la duda de si en el proceso de fabricación se llevará a cabo algún tipo de modificación que acerque espiritualmente su habitáculo a lo que fue el descapotable al que rinde homenaje.
A lo que sí hace honor este Skytop es a su nombre. Para conducirlo a cielo abierto es obligatorio retirar manualmente dos paneles que hacen la función de techo. Éstos tienen un espacio dedicado en el maletero y están forrados por piel, por lo que el coche no es recomendable conducirlo bajo la lluvia. Ni con paneles ni en versión Targa, como finalmente queda a la vista cuando se quiere conducir en modo descapotable.