Xiaomi 13 Ultra análisis esto no es un móvil

Xiaomi 13 Ultra análisis esto no es un móvil

Xiaomi 13 Ultra análisis esto no es un móvil. Ser la mejor cámara del año. Este y no otro es el principal objetivo del Xiaomi 13 Ultra. Tras un Xiaomi 13 Pro que llegaba de la mano de Leica, pero con una cámara que no logró colarse en nuestro top 3, el reto es volver a exprimir el hardware y el software para refinar los resultados. El Xiaomi 13 Ultra es la máxima representación de lo que debe ser un gama alta: componentes de primera línea, un diseño que rezuma grandeza y una combinación de cámaras que no puede pintar mejor. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en el WhatsApp. Si usas Telegram ingresa al siguiente enlace.

Tras nuestras primeras impresiones, ya tenemos nuestro análisis en profundidad de este Xiaomi 13 Ultra. Si es o no la mejor cámara del año es algo a lo que responderemos a lo largo de este análisis. Lo que sí te podemos adelantar es que es, con diferencia, el mejor móvil que jamás ha fabricado Xiaomi.

Ficha técnica del Xiaomi 13 Ultra

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El mejor diseño en un Xiaomi

Wow. Es lo primero que pensé cuando saqué el Xiaomi 13 Ultra de su caja. El Xiaomi 13 Pro, pese a tener un acabado cerámico, no me terminaba de convencer. Se sentía premium, pero tosco, además de ser bastante sucio en su parte trasera. El Xiaomi 13 Ultra está acabado en aluminio y cuero sintético, haciéndose bastante complicado transmitir las sensaciones que produce en mano.

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Es, bajo mi punto de vista, el mejor acabado en cuero sintético que he probado. Tiene la curiosa peculiaridad de que su parte trasera no es completamente plana: el módulo es tan alto que el propio cuero tiene un pequeño escalón progresivo para acompañarlo. Este atentado contra la simetría es, curiosamente, más que bien recibido. Al estar en la parte superior del cuerpo, este escalón no se siente al tacto. Lo único que sentimos es el frescor del aluminio y el buen agarre de este cuero, que ni se ensucia ni atrae demasiado el polvo.

Cuenta con un módulo de cámaras sencillamente descomunal. Es el precio por montar un sensor de una pulgada junto a otros tres de un tamaño nada desdeñable. La única razón para usar funda (la cual se incluye en la caja, en plástico rugoso y de excelente calidad), es proteger este gigantesco anillo de cámaras, recubierto por una fina capa de pintura dorada que le da un toque bastante premium cuando lo vemos en persona.

El teléfono es bastante grueso y pesado, aunque los bordes planos hacen que sostenerlo en mano sea bastante agradable. No recuerdo, al menos en teléfonos de este tamaño, haber usado una pieza que se sienta tan premium y bien rematada. Hay móviles con cuero sintético, pero ninguno como este. Si le damos la vuelta al teléfono, encontramos la principal pega.

Por delante, el Xiaomi 13 Ultra es uno más en el club del bisel inferior de tamaño nada desdeñable y el agujero frontal. He de decir que, a la hora de usarlo, el bisel inferior no se nota tanto como pudiera parecer en las imágenes. El aprovechamiento frontal, según GSMArena, es del 89.5%, misma cifra que en un S23 Ultra de Samsung. No obstante, teniendo en cuenta que es el serie 13 más caro, se hubiera agradecido un trabajo adicional con este apartado.

La botonera está bien rematada, acabada en aluminio y con los dos botones en una posición casi perfecta. En definitiva, uno de los mejores acabados que hemos visto nunca en un teléfono Android, y la prueba de que todavía había margen para crear un dispositivo todavía más premium que el Xiaomi 13 Pro.

Pantalla: la trampa del brillo típico y el brillo pico

Los fabricantes Android están jugando de forma cuestionable a la hora de vendernos el brillo máximo de sus teléfonos. La característica estrella de este Xiaomi 13 Ultra es su pico de brillo de 2.600 nits. OPPO hizo lo propio con su Find X6 Pro, afirmando que brillaba hasta los 2.500 nits. Esta cifra les permite situarse, sobre el papel y de cara al marketing, por encima de los 2.000 nits que tan solo Apple había alcanzado. Es una verdad a medias.

Los 2.600 nits se restringen a pequeñas zonas blancas de la pantalla en contenidos HDR. El pico real de todo el panel es de 1.300 nits.

El pico real de brillo de este teléfono es de 1.300 nits (HBM, High Brightness Mode), quedando los 2.600 nits reservados para pequeñas zonas blancas de la pantalla reproduciendo contenidos HDR. Esto hace que el iPhone 14 Pro siga siendo el único teléfono del mercado con 2.000 nits en modo HBM. No obstante, forzando desde los ajustes que el teléfono brille un poco más al sol, el panel es más que digno bajo fuerte incidencia de luz solar (si no activamos este modo de brillo extra, al panel le falta chicha al sol).

Tanto es así, que hemos usado nuestro luxómetro para medir los resultados en una app cotidiana, como Telegram. El Xiaomi 13 Ultra ha brillado menos (casi la mitad de luxes) que un Samsung Galaxy S23 Ultra y un iPhone 14 Plus (este último con 800 nits «tan solo» de brillo pico). La prueba de que una cosa son los nits que nos prometan, y otros los nits reales a los que llega la totalidad del panel.

Hablamos de 6,73 pulgadas, con tecnología AMOLED y resolución Quad HD+. Es un panel LTPO de tercera generación, con refresco adaptativo de 1 a 120 Hz. La pantalla que se espera de un gama alta, con las correspondientes curvas de las que Xiaomi dota a su gama alta. Esta batalla está perdida: las curvas son molestas, generan problemas con toques fantasma de vez en cuando y no tienen utilidad funcional. Seguiré soñando con un Xiaomi de la gama más alta con pantalla plana, como en el Xiaomi 13.

Un punto habitual en gama alta es que el teléfono viene configurado en Full HD+. Tras probar las nuevas hornadas de paneles AMOLED, podemos asegurarte que no hay un impacto significativo en autonomía, por lo que recomendamos configurar el panel en su máxima resolución y disfrutar de una tecnología por la que, a fin de cuentas, estamos pagando.

A nivel de calidad, no tengo nada que achacarle. La interpretación de color es más que correcta, los ángulos de visión (salvando la sombra que generan las curvas) son prácticamente perfectos sin el menor azuleo y tenemos varias opciones para cambiar su esquema de color.

Respecto a las configuraciones, Xiaomi ofrece bastantes posibilidades:

  • Modo ‘saturado’
  • Modo ‘color original’
  • Ajustes avanzados: ‘original’, ‘P3’, ‘sRGB’. Calibración RGB, tono, saturación, contraste, etc.

Sonido: a todo volumen

El apartado auditivo de este teléfono nos recuerda al que vimos en el Xiaomi 13 Pro. A nivel de volumen máximo no tenemos queja alguna: es uno de los móviles con más contundencia en lo sonoro. No obstante, a nivel de calidad final y ecualización queda lejos de ser perfecto. Notamos cierta distorsión en los rangos más altos de volumen y los medios y agudos enmascaran unos graves que no se llegan a apreciar.

Vienen potenciados por Dolby Atmos, amén del ecualizador nativo de MIUI con distintos perfiles (rock, jazz, pop, etc.). También destacable el subapartado de la respuesta háptica. Podemos ajustar al gusto la intensidad con la que vibrará el teléfono al interactuar con él, un punto muy a favor de MIUI en este aspecto.

Rendimiento: lo mejor de Qualcomm muy bien domado

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Estamos más que satisfechos con el rendimiento de este Xiaomi 13 Ultra. La configuración es prácticamente idéntica a la de su hermano menor, el Pro. Hablamos del Qualcomm Snapdragon 8 Gen 2, acompañado en este caso de 16 GB de RAM LPDDR5 y 512 GB UFS 4.0 de memoria interna (hay versiones por debajo de la misma). El móvil, tal y como se espera de tamaña configuración, vuela en todos los sentidos.

Como aclaramos en el Xiaomi 13 Pro, destacar que este teléfono tiene sensor de proximidad físico. Xiaomi está renunciando al problemático sensor de sus generaciones anteriores, por lo que este hándicap que tenían los Xiaomi en lo largo y ancho de sus gamas está desapareciendo.

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Los test sintéticos nos muestran un teléfono con mucho músculo, a la altura de los mejores. En el test de CPU se ha comportado muy bien, cayendo tan solo en un 14% pero manteniendo un ritmo algo por encima del que vimos en el Xiaomi 13 Pro. Lo mismo ha sucedido en 3Dmark y su test de GPU de 20 minutos. Ha logrado un 90% de estabilidad en lugar del 99% que vimos en el Pro pero, a cambio, la puntuación es mayor.

Del rendimiento nos quedamos con que estamos ante uno de los teléfonos que mejor se mueve del mercado. La versión con 16 GB es todo un salvavidas de cara a futuro, siendo uno de los pocos teléfonos que permiten una configuración de este tipo.

Respecto al ejercicio de disipación térmica, la cámara de vapor cumple de forma sobrada su función. Incluso estos días calurosos y tras intensivas jornadas de uso, no hemos logrado disparar la CPU más allá de los 43 grados.

Biometría

A nivel biométrico podríamos copiar y pegar lo que experimentamos con el Xiaomi 13 Pro. Hablamos de un teléfono que combina reconocimiento facial 2D y lector de huellas bajo la pantalla. Ambos funcionan de forma bastante rápida, con la principal pega de que el reconocimiento facial 2D no es demasiado seguro.

MIUI 14, el gran reto de este teléfono

Al haber viajado hasta China para probar este teléfono, la ROM que hemos usado no es la global, sino la asiática. Es llamativo que, pese a ser una ROM china, tras llegar a España hemos podido instalar todas las aplicaciones de Google. Primero instalando Play Store desde la propia tienda de Xiaomi, y después gestionando todo desde la tienda de Google.

Más allá de estar en inglés y venir hasta arriba de servicios chinos, MIUI sigue siendo MIUI, y eso no es una buena noticia. Pese a que Xiaomi tiene un brutal recorrido en Europa, su ROM sigue pensada principalmente para el mercado asiático. MIUI 14, casi indistinguible respecto a MIUI 13, sigue siendo un sistema alejado de las líneas Material You de Google.

La ROM china suele ser la más optimizada. En este caso no hemos tenido bugs de ningún tipo
A nivel de rendimiento y bugs no hemos sufrido apenas nada en esta semana de uso. El teléfono se comporta bien, no ha habido cierres ni lag, así como tampoco comportamientos extraños. Si no nos choca la interfaz y comportamiento de la ROM, no tendremos menor problema al usarla, aunque desde aquí seguiremos pidiendo un sistema más limpio y más cercano a las propuestas de Google.

En el lado positivo, destacar que MIUI viene repleta de aplicaciones propias, un motor de temas, una genial galería que permite eliminar personas y editar fotografías a un nivel bastante alto, así como un rico mundo de subajustes para personalizar el teléfono a nuestro gusto.

El soporte será clave en este teléfono, que llega con Android 13 y el parche de seguridad de marzo. Para su gama alta, Xiaomi promete tres años de actualizaciones (este teléfono debería llegar a Android 16) y un año adicional de parches de seguridad. El principal punto es que las actualizaciones de Xiaomi suelen estar bastante enmascaradas con MIUI, y es frecuente que no se implementen muchas de las funciones clave que propone Google.

Autonomía: un salto atrás, un salto adelante

Respecto a la autonomía, hemos notado un pequeño salto adelante respecto al Xiaomi 13 Pro. En primer lugar, tenemos una batería de 5.000mAh frente a los 4.820mAh de su hermano menor. No solo afecta la mayor capacidad de batería, sino el contar con un panel LTPO de tercera generación más eficiente. Hemos notado un consumo más comedido en consumo multimedia, lo que permite que el teléfono no se drene en uso básico.

Hemos medido un consumo algo más alto a la hora de jugar. Por ejemplo, 20 minutos de ‘PUBG: New State’, devoran cerca de un 10% (con los gráficos al máximo, claro está). La autonomía sigue sin ser de las mejores en la gama alta, pero en este caso llegamos al día de uso más holgados.

Mi uso de pantalla es ligero, por lo que me he movido por debajo de las 3h diarias con más de un 50% restante. En uso intenso, sobrepasamos las 6 en un día.

En el ciclo más exigente, logré unas seis horas de pantalla en un día y medio. En mi uso habitual, hablamos de entre 2:30 y 3 horas de pantalla con algo más de un 50% de batería restante, tras jugar, usar la cámara y aplicaciones de consumo multimedia como YouTube. He configurado el teléfono en Quad HD+ y he dejado la tasa de refresco en 120 Hz.

La carga rápida, curiosamente, es de 90W. Servidor no tiene menor problema con esta cifra, que permite cargar el dispositivo al completo en unos 40 minutos y llegar al 50% desde el 0% en unos 15. El asunto aquí es el Xiaomi 13 Pro, más económico, cuenta con 120W. La carga rápida inalámbrica es de 50W y contamos también con carga inalámbrica reversible.

Esto no es un teléfono. Esto es una cámara

Que no te engañen los números: esta cámara no tiene nada que ver con lo que vimos en el Xiaomi 13 Pro. Empecemos destripando sus sensores:

  • Sensor principal: 50.3 MP, f/1.9 o f/4.0 (apertura variable), 23mm, 1 pulgada, OIS. Sony IMX 989.
  • Sensor teleobjetivo periscópico: 50 MP, f/3.0, 120mm, zoom periscópico 5x, 1/2.51″, OIS.
  • Sensor teleobjetivo óptico: 50 MP, f/1.8, 75mm, zoom óptico 3.2x, 1/2.51″, OIS
  • Sensor ultra gran angular: 50 MP, f/1.8, 12mm, ultra gran angular sin OIS, 1/2.51″.
  • Sensor ToF 3D.

Cuatro cámaras, una de una pulgada y otras tres IMX 858 de Sony, no tan grandes, pero capaces. El sensor principal es el mismo del Xiaomi 13 Pro, pero los otros tres sensores cambian. También cuenta con una lente mejor y, lo más importante, los algoritmos de procesado cambian casi al completo. Esto es lo más importante en la fotografía computacional.

Antes de hablar de la aplicación de cámara y los resultados de este teléfono, tenemos que hablar de una pieza que lo convierte en una propuesta aún más interesante. Xiaomi ha ideado una funda a la que se le puede acoplar un grip. Y es de lo mejor que he probado nunca.

El accesorio que me enamoró

Este teléfono está más enfocado a acercarse a una cámara profesional que cualquier otro que haya ahora mismo en el mercado, así que empezaremos hablando del accesorio que nos permite «convertirlo» en una cámara digital. Se trata de dos elementos: una funda y una agarradera que se acoplan perfectamente. Algunos, en las primeras impresiones, teníais la duda de si la agarradera afectaba a la pantalla: la respuesta es que ni lo más mínimo.

El accesorio es sencillamente brutal, y cambia por completo la experiencia a la hora de disparar. El obturador es de calidad, la ruleta nos permite cambiar entre las distintas longitudes del zoom y… qué rayos, hace que la experiencia tomando fotos sea mucho más divertida. A esta funda más agarradera se le suman un adaptador para filtros de 67mm, así como una pequeña tapa. La tapa me parece clave para proteger la lente de suciedad. Absolutamente todo bien con el accesorio. Queda por conocer su precio en España, eso sí. Rondará los 100/150 euros.

Aplicación de cámara

He podido probar la versión china del Xiaomi 13 Pro, por lo que la aplicación de cámara tiene una interfaz algo distinta. No hay integración con Google Lens y algunos menús están distribuidos de forma distinta respecto a la ROM europea. No obstante, hay algunos puntos a destacar.

El primero me ha sorprendido, para bien y para mal. Por fin, podemos disparar en RAW a 50 megapíxeles. ¿Por qué es tan importante esto? Porque contando con un sensor de una pulgada es de capital relevancia poder aprovechar el hardware al completo, y eso solo se logra con el RAW. En el Xiaomi 13 Pro, con el mismo procesador y el mismo sensor, Xiaomi capaba el RAW a 12.6 megapíxeles, algo sencillamente incomprensible. Son muchos los fabricantes Android que hacen esto, a excepción de Samsung y su brutal RAW de 200 megapíxeles, por lo que agradezco enormemente que Xiaomi permita sacar el máximo partido al sensor.

Velocidad de disparo y RAW en 50 megapíxeles. No le pedía mucho más a la app de cámara de un Xiaomi

El otro punto es que la velocidad de obturación es mucho mejor en este Xiaomi 13 Ultra. De hecho, es de los pocos que está a la altura del iPhone 14 Pro (al menos de día, de noche es otro cantar). Estos dos puntos son clave para aquellos que priman la fotografía frente a cualquier otra capacidad del teléfono. Seguimos echando en falta, eso sí, procesado del HDR en tiempo real como hacen Google y Apple. De momento, es una batalla perdida.

Más allá de estos dos puntos, la app de cámara es bastante completa, y cuenta con la peculiaridad de poder desactivar la marca de agua de Leica una vez estamos en la galería, con la foto ya hecha. En algunas de las fotografías verás esta marca de agua, ya que nos ayuda bastante a comprender cómo ha disparado el teléfono (ISO, velocidad de obturación, sensor, etc.). Al igual que en el Xiaomi 13 Pro, tenemos dos modos de disparo: Leica Authentic y Leica Vibrant. Sus nombres no les hacen justicia. El modo Vibrant es el más fiel a la realidad, quedando el Authentic reservado para algunos disparos en los que buscamos algo más de dramatismo.

Fotografía con el sensor principal

Han sido necesarias unas cuantas horas comparando con los mejores pero, venga, lo diré: esta es la mejor cámara que he probado en modo automático. Al menos, bajo mi perspectiva de lo que debe ser la fotografía móvil. Comentaré primero alguna debilidad del modo automático con la cámara principal, ya que todo lo demás es bueno.

La primera es que la IA sobresatura algunas fotografías, sobre todo aquellas en las que detecta comida. No depende del perfil Vibrant o Authentic, simplemente, interpreta así el color. No obstante, no es un ejercicio de sobresaturación molesto. Se respeta la tonalidad de color, pero con ese toque adicional de saturación.

La segunda pega es que, en algunas ocasiones, el punto de exposición y HDR no es perfecto. Comparando con rivales directos, a veces, tenemos exposiciones ligeramente elevadas. No obstante, no es algo demasiado problemático: no es un teléfono que queme el cielo de forma habitual. Salvando esto, hablemos de lo bueno, porque esta es la cámara que llevaba esperando desde hace dos años.

Xiaomi hizo algo muy curioso en la presentación de este teléfono: criticó el sharpening del iPhone 14 Pro. El sharpening es el ejercicio por parte de los fabricantes mediante el cual se fuerza de forma artificial el detalle. No es una mala práctica per se, pero en los últimos años se está abusando de ella hasta el punto de perder toda naturalidad en las fotografías. No es un asunto del 14 Pro, absolutamente todos sus rivales en la gama alta lo hacen, incluido el Xiaomi 13 Pro.

Espectacular. No tengo otra forma para definir el detalle fino del Xiaomi 13 Ultra. Los algoritmos de procesado hacen lo que deben: dejan la nitidez a manos del gigantesco sensor de una pulgada y, aunque el procesado no es impecable, las texturas y bordes no vienen definidos por el software, sino por el músculo del sensor.

Es difícil transmitir la importancia de este giro en el procesado de Xiaomi sin comparar de tú a tú con el resto de rivales, pero puedo garantizar que esta cámara es un soplo de aire fresco en una gama premium repleta de fotografías ultraprocesadas. El OIS permite disparar en obturaciones lentas (como la 1/58s de este ejemplo), sin trepidaciones y con un ISO de tan solo 100 en interiores. Disparar en ISO bajo incluso en condiciones de luz no del todo favorables evita que el teléfono tienda a lavar la imagen por querer reducir ruido (a menor ISO, menor ruido).

Contar con tamaño sensor y 50 megapíxeles permite disparar en 2x sin pérdida de calidad. Xiaomi no explicó si realiza un recorte de los 50 megapíxeles o si aplica simplemente dos aumentos digitales a una fotografía ya hecha. Bajo nuestras pruebas, parece hacer lo primero (obtener el archivo RAW a 50 megapíxeles y sacar el recorte del 2x a JPEG desde ahí), la solución más óptima. De hecho, en modo de 50 megapíxeles no podemos disparar en 2x, lo cual descarta directamente una ampliación digital.

Sí que hemos notado que, en ocasiones, le cuesta algo captar el punto de enfoque (el ejemplo que hemos puesto más arriba no está 100% enfocado y, aún así, es bestial en detalle). Esto previsiblemente se solucionará fácilmente por software (de hecho, estos días hemos recibido una actualización que prometía optimizar las fotografías aún más).

Por último en lo respectivo a luz diurna y media luz, comentar la opción de apertura variable. Esta nos permite jugar entre f/1.9 y f/4.0. La primera está pensada para disparos en los que queremos cierta presencia de bokeh y la máxima luminosidad. La segunda, para escenas en las que queremos más parte de la escena bajo foco. Siendo honesto, he dejado la cámara configurada en f/1.9 (podemos dejarla en automático o en f/4.0), ha sido una función a la que en el día a día no he logrado sacar partido.

Al caer la noche, el nivel se mantiene. De nuevo, wow. Al igual que con la cámara comportándose de día, no tengo demasiadas dudas en que esta será la mejor (o si no, una de las tres mejores) cámaras en el apartado nocturno. A nivel de detalle fino (podéis verlo en las pequeñas letras y tipografías de la máquina blanca que aparece en la foto), llevaba tiempo sin ver algo así.

Relevante destacar, asimismo, el buen control de las altas luces. Es una escena en la que hay que controlar cielo, los neones que recubren los tejados, elementos inferiores iluminados de forma artificial… Todo queda bien controlado, con un balance de blancos neutro y todo en su sitio.

De nuevo, apreciamos ese ejercicio de ligera sobresaturación (ese rojo no era tan rojo), un pecado que perdonamos observando los resultados. Viendo los metadatos de la fotografía observamos que, en este caso, se dispara en un ISO muy alto (2000) y, aún así, no hay rastro de lavado. Xiaomi, esta cámara es sencillamente ejemplar.

Ultra gran angular y teleobjetivos

Al Xiaomi 13 Pro le bastaba con un teleobjetivo de 75mm. Al Ultra, no. Este teléfono cuenta con un segundo teleobjetivo de 120mm, cinco aumentos ópticos a los que se le puede sacar mucho partido. A tal punto llegan, que más del 90% de las fotografías que he tomado con este teléfono han sido o bien con los teleobjetivos o con el 2x anteriormente descrito.

No tengo claro que sea el rey aquí, ya que los teleobjetivos 3x y 10x del Samsung Galaxy S23 Ultra tenían mucho que decir. Salvando esa comparativa que quedo con ganas de hacer, la versatilidad de contar con cuatro sensores es fantástica. Hay consistencia entre sensores, y la única pega que tengo es la misma del 2x: en objetos cercanos le cuesta bastante enfocar.

El ultra gran angular es el patito feo de entre todas las cámaras con las que cuenta este teléfono. No me ha gustado cómo resuelve las esquinas, que quedan faltas de nitidez, algo difusas. Es un flagship es de obligatoria presencia, pero pasarás más tiempo jugando con los teleobjetivos que utilizando este sensor.

RAW y 50 MP: no paran de llegar las buenas noticias

El modo de 50 MP es una vuelta de tuerca a un detalle fino que ya era alto. De nuevo, encuentro esa naturalidad que llevo pidiéndole a Xiaomi desde que encontrase su punto álgido en el Mi 11 Ultra, encadenando posteriormente generaciones que volvieron a caer en el procesado artificial. He de decir que, tan alto es el nivel de detalle en modo auto de 12 MP, que los 50 MP no se me antojan tan atractivos para el día a día. No obstante, es la muestra del músculo de este sensor.

Xiaomi no solo ha logrado un RAW de 50 megapíxeles, sino que tiene un modo Ultra RAW que saca su máximo potencial.

Sobre el RAW, ahora sí podemos disparar en 50 megapíxeles. Los archivos que encontrarás al disparar en este modo son sencillamente brutales a nivel de detalle. Además, Xiaomi ha logrado algo que nos ha sorprendido: un modo de RAW procesado que realmente vale la pena. Me explico.

Los mayores exponentes en RAW actualmente son Samsung y Apple (si me apuras, el RAW de Google no está nada mal). Samsung tiene Expert RAW y el modo de RAW «bruto» (cuando disparamos en modo Pro en RAW, sin procesado de ningún tipo). Expert RAW procesa la imagen para tener algo más de rango dinámico. Algo similar pasa con el ProRAW de Apple: es un RAW procesado con apilamiento de imágenes, para obtener mayor rango dinámico.

Xiaomi ha logrado una solución intermedia: un Ultra RAW con mayor calidad pero la misma naturalidad que el RAW, con menos ruido y que mantiene la nitidez de un RAW «bruto». Con el ejemplo que vamos a darte lo entenderás aún mejor.

Nada como un interior poco iluminado pero con cierta carga de altas luces para probar un archivo RAW. ¿Qué pasa si ampliamos la imagen?

Ultra RAW ofrece un archivo más rico, sin mucho más margen de cara a editar y sin incrustación de perfil para Adobe Lightroom (el rango dinámico parece la principal limitación del RAW en este teléfono), y sin rastro del sobreprocesado que tienen algunos de sus rivales. He querido comparar también, junto a mi compañero Antonio Sabán, cómo se comporta el modo automático de 12 megapíxeles frente a un archivo RAW relevado en 12 megapíxeles.

Pues, sí. Sí había algo de sharpening en el modo auto. También es curioso cómo el algoritmo parece forzar la nitidez por distintas partes de la imagen, acabando con el propio bokeh de la misma. La naturalidad del RAW saca a relucir que aún seguimos lejos de un JPEG perfecto, notándose el procesado que lleva encima este último archivo. No obstante, como hemos visto a lo largo de la review, tenemos un modo automático brillante. Si queremos ese plus, siempre podemos recurrir a los 50 megapíxeles en JPEG o RAW.

Modo retrato

Vamos a encadenar los tres puntos débiles de esta cámara: ultra gran angular, retrato y… spoiler, el selfie. El modo retrato no nos ha gustado demasiado. El bokeh es demasiado artificial, y todo ese mimo que se ha puesto en lograr que el detalle de las fotografías sea lo más natural posible, se diluye al activar este modo.

Al contar con distintos teleobjetivos, tenemos múltiples distancias focales para disparar los retratos, pero ninguna de ellas nos ha convencido. Podemos regular la cantidad de desenfoque tanto antes como después de hacer la fotografía, pero el problema aquí no es tanto la cantidad del mismo sino su calidad.

Selfie

El selfie desentona por completo con lo que hemos visto en el resto del dispositivo. Ya te he adelantado que el Xiaomi 13 Ultra tiene, al menos hablando de sensor principal y modo automático, una de las mejores cámaras del momento. Con la misma seguridad puedo contaros que el selfie es de los más justos que he visto. Falta detalle, control de la exposición, naturalidad en el color.

Vídeo

Cuando llegamos al vídeo en la gama alta Android, suelen llegar las decepciones. No es el caso de este Xiaomi 13 Ultra, que ha sorprendido de forma notable. Incluso en el peor escenario: grabando en 4K con el teleobjetivo 5x en interiores, lo ha hecho de forma notable. El principal pero que le podemos poner es que el control de altas luces no es perfecto, sobreexponiendo un poco en algunos casos.

Pese a esto, uno de los vídeos más nítidos que hemos probado en la gama alta. Tenemos posibilidad de grabar hasta en 8K a 24 FPS. La nitidez en este modo de grabación es impresionante, aunque tanto el peso como los 24 FPS son una importante barrera a la hora de grabar en esta resolución. La cámara selfie solo graba en 1080 30 FPS, de nuevo, un punto de difícil explicación.

Xiaomi 13 Ultra, la opinión

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El Xiaomi 13 Ultra aún no se ha puesto a la venta a España, pero lo hará. El Xiaomi 13 Pro tiene un precio de 1.399 euros, por lo que será sencillo que este modelo rompa la barrera de los 1.500 euros. La fotografía es su principal argumento, y es que aún compartiendo sensor principal con el 13 Pro, los resultados son notablemente mejores. Para servidor, esta es la mejor cámara en disparo automático, aunque una cámara no es solo eso: es también retrato, selfie, gran angular, zoom y demás puntos en los que no está claro que sea el número uno.

A nivel de equilibrio general, poco se le puede achacar a este teléfono. Cumple punto por punto y es la prueba de que Xiaomi puede competir de tú a tú con los mejores. Salvando que MIUI 14 no es nuestra ROM de preferencia, el teléfono tiene sólidos argumentos para justificar su ticket final (vistos los desbocados precios de la gama alta premium actual).

El Xiaomi 13 Ultra pone sobre la mesa la problemática que llevamos criticando desde hace un par de años: el sharpening se nos está yendo de las manos.

El punto más importante en opinión de servidor: la filosofía de este teléfono. Xiaomi ha puesto sobre la mesa una problemática que llevamos criticando desde hace generaciones: la fotografía móvil es cada vez menos natural. El sharpening excesivo está normalizado, y Xiaomi ahora quiere dar pasos atrás para volver a esa naturalidad que llevábamos sin ver desde el Mi 11 Ultra.