Al llegar a La Habana, el gobernador de Nueva York destacó los beneficios económicos que traerá la normalización de relaciones para Cuba y EEUU.
Funcionarios y ciudadanos comunes se mostraron alborozados en Cuba por la exclusión de la isla de la lista estadounidense de naciones patrocinadoras del terrorismo, apuntando que el presidente Barack Obama repara una afrenta de décadas al orgullo nacional y despeja el camino para restaurar rápidamente las relaciones diplomáticas.
«El gobierno de Cuba reconoce la justa decisión tomada por el presidente de los Estados Unidos de eliminar a Cuba de una lista en la que nunca debió ser incluida», dijo la máxima diplomática cubana para asuntos estadounidenses, Josefina Vidal, la noche del martes.
Expertos en política exterior cubana y estadounidense dijeron que los dos gobiernos parecían haber dado un importante salto hacia la reapertura de embajadas en La Habana y Washington tras meses de complejas, y en ocasiones frustrantes, negociaciones.
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«Esto es importante porque habla del deseo de Obama de seguir adelante», dijo Esteban Morales, un profesor de ciencias políticas en la Universidad de La Habana. «Ahora no hay obstáculos políticos. Lo que queda son problemas organizativos y técnicos que pueden ser resueltos».
En un mensaje al Congreso estadounidense, Obama dijo el martes que el gobierno cubano «no ha ofrecido apoyo alguno al terrorismo internacional» en los últimos seis meses y ha dado «garantías de que no apoyará acciones del terrorismo internacional en el futuro».
Si Congreso bloquea pedido, Obama vetaría esa decisión
Cuba saldrá oficialmente de la lista de patrocinadores del terrorismo 45 días después de que el mensaje del presidente Obama llegó al Congreso. Los legisladores podrían bloquear la decisión durante ese periodo, pero casi con toda seguridad Obama vetaría esa iniciativa.
Queda por ver si en las próximas semanas Cuba permite a diplomáticos de Estados Unidos moverse por el país y mantener contacto con los ciudadanos, incluyendo disidentes, lo que constituye el segundo punto de fricción en las negociaciones para restaurar por completo sus relaciones diplomáticas.
Cuba es muy sensible a cualquier indicio de que Estados Unidos apoya a la disidencia interna y este aspecto podría ser más difícil de resolver que la salida de la lista. Después de todo, en los últimos años el gobierno de Obama nunca dijo que creía que la nación isla patrocinase el terrorismo.
Cuba fue incluida en la lista de estados que patrocinan el terrorismo desde 1982 por lo que la Casa Blanca describió como sus esfuerzos por «promover la revolución armada por parte de organizaciones que usan el terrorismo».
Esos esfuerzos incluyeron el apoyo a grupos guerrilleros de izquierda como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el movimiento separatista vasco ETA, en España. La isla sirvió de refugio además a extremistas puertorriqueños y negros tras ataques en Estados Unidos. Entre estos estaba Joanne Chesimard, a quien Fidel Castro concedió asilo político tras escapar de una cárcel estadounidense donde cumplía una condena por asesinar a un policía estatal de Nueva Jersey en 1973.
Desde hace años Cuba renunció a apoyar directamente a estos grupos y ahora es la sede de las conversaciones de paz entre las FARC y el gobierno colombiano. España no parece buscar ya la deportación de miembros no activos de ETA que podrían estar en el país.
Para los cubanos, su inclusión en la lista de países vinculados al terrorismo ha sido un asunto especialmente delicado por el apoyo que Estados Unidos ha brindado a grupos de exiliados responsables por cometer ataques en la isla, incluido el atentado a un vuelo de pasajeros de Cubana de Aviación en 1976 proveniente de Barbados en el que murieron las 73 personas a bordo.
Ese ataque fue atribuido a exiliados cubanos vinculados con grupos anticastristas respaldados por Estados Unidos. Los dos hombres acusados de orquestar el ataque se refugiaron en Florida, donde uno de ellos, Luis Posada Carriles, vive hasta la fecha.
«Es muy bueno que finalmente nos sacaran de la lista, aunque la realidad es que nunca debimos estar en ella», dijo Rigoberto Morejón, miembro del equipo nacional de esgrima de Cuba que perdió a tres compañeros en el atentado. Agregó que esperaba que «podamos seguir avanzando en el restablecimiento de relaciones».
Más allá del impacto emocional, su inclusión en esa lista limitó la capacidad de Cuba para hacer negocios a nivel internacional.
Una ley de 1996 que elimina la inmunidad soberana de los países incluidos en la lista que practican ejecuciones extrajudiciales expuso a Cuba a grandes juicios en tribunales estadounidenses cuando, principalmente familias cubano-estadounidenses, acusaron a La Habana de ser responsables de las muertes de sus seres queridos, dijo Robert Muse, un abogado de Washington especializado en leyes estadounidenses sobre Cuba.
Los riesgos percibidos y reales de hacer negocios con un país con esa calificación también complicaron la relación de Cuba con bancos extranjeros. La Sección de Intereses Cubanos en Washington se ha visto obligada a operar en efectivo desde que el año pasado perdieran sus cuentas en entidades estadounidenses.
La reapertura de una cuenta en uno de estos bancos es una de las demandas más urgentes de La Habana en las negociaciones para reabrir embajadas. Aunque la decisión depende de cada entidad individualmente, la exclusión de Cuba de la lista facilitará el proceso.
La inclusión en la lista de naciones patrocinadoras de terrorismo también impidió que representantes estadounidenses del Banco Mundial y otras entidades financieras globales aprobasen créditos para Cuba, que tiene cada vez más problemas de liquidez.
La decisión de Obama fue bien recibida en las calles de La Habana.
«¡Al fin! La puerta está abierta un poco más, siempre es bueno», dijo Mercedes Delgado una contadora jubilada. (I)
Diplomáticos de EEUU viajan este domingo a Cuba para retomar conversaciones sobre la normalización de relaciones.
Estados Unidos y Cuba podrían reabrir sus respectivas embajadas antes de la Cumbre de las Américas, en abril, a pesar de los temas que quedaron pendientes al fin de la segunda ronda de negociaciones, dijo la jefa de la delegación estadounidense, Roberta Jacobson.
Jacobson afirmó que Estados Unidos está «trabajando duramente» para resolver esos temas pendientes, en especial la remoción de Cuba de la lista del Departamento de Estado sobre terrorismo, una medida que «podemos hacerla a tiempo para la Cumbre de las Américas», añadió.
La remoción de Cuba del listado sobre estados que promueven el terrorismo, dijo Jacobson, es «un proceso que está en marcha».
Poco antes, la jefa de la delegación cubana, Josefina Vidal, aseguró que la retirada de Cuba de esa lista «no es una condición» para alcanzar el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, pero que el tema era «una prioridad» para su país.
Las negociaciones de la jornada sirvieron para «hacer importantes progresos», añadió Jacobson, aunque señaló que en algunos temas «serán necesarias más discusiones».
«Tendremos que llevar algunos aspectos de retorno a nuestros jefes», en especial por interpretaciones divergentes de la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas, dijo.
Algunos de los aspectos en discusión, aseguró, «están cerca de una resolución», pero no abundó en detalles.
Hablando en español, Jacobson apuntó que «hemos avanzado en muchos temas. Vamos a continuar discutiendo los temas porque creo que las dos partes, especialmente nosotros, estamos comprometidos en llegar al fin del proceso, que es restablecer las relaciones diplomáticas y reabrir las embajadas». (I)
Con propuestas concretas y condiciones para poder abrir embajadas, Cuba acude a la segunda ronda de diálogo con EEUU.
Los equipos de negociadores encabezados por Roberta Jacobson y Josefina Vidal trabajan para resolver exigencias cubanas.
Un juez mexicano confirmó la sentencia de 40 años para el líder del cártel de Guadalajara que está fugitivo.
Estados Unidos y Cuba abordaron este jueves sus «diferencias profundas» en derechos humanos y otros temas, y cerraron sus primeras conversaciones de alto nivel en 35 años sin fijar una fecha para reabrir embajadas, aunque acordaron volver a dialogar.
«No puedo decirles cuándo exactamente ocurrirá» la reapertura de embajadas, dijo la jefa de la delegación estadounidense, Roberta Jacobson, cinco semanas después de la histórica reconciliación anunciada por los presidentes Barack Obama y Raúl Castro.
«Lo haremos tan rápidamente como podamos resolver todos los asuntos funcionales que necesitamos tratar», declaró Jacobson, quien reconoció que todavía existen «diferencias profundas» en varios temas, entre ellos los derechos humanos.
«Como elemento central de nuestra política, presionamos al gobierno cubano para que mejore las condiciones de los derechos humanos, incluida la libertad de expresión y de reunión», indicó Jacobson, jefa de la diplomacia estadounidense para América Latina, en una declaración escrita divulgada al término de las conversaciones.
«Tenemos diferencias en esta materia (de derechos humanos), profundas diferencias con el gobierno cubano y eso fue parte hoy de nuestra discusión», había dicho Jacobson horas antes a la prensa.
La jefa de la delegación cubana, Josefina Vidal, reconoció que abordaron el tema de derechos humanos en la reunión, pero indicó que no hubo presiones.
«Yo le confirmo que la palabra presión no se usó, tengo que decirlo. No es una palabra que se usa en este tipo de conversaciones. Cuba nunca ha respondido ni responderá a presiones», dijo Vidal.
Agregó que la delegación estadounidense también explicó las nuevas regulaciones hacia Cuba puestas en vigor por Washington la semana pasada, que permiten a empresas norteamericanas ofrecer servicios de telecomunicaciones e Internet a la isla, en una flexibilización del embargo económico.
«Confirmamos que hemos estado dispuestos a recibir a compañías de telecomunicaciones de Estados Unidos para explorar posibilidades de negocios en esa esfera, negocios que pueden ser beneficiosos» para Cuba, indicó Vidal.
«Cuba considera que estas medidas marchan en una dirección positiva en tanto modifican algunas normas del bloqueo», añadió.
La isla tiene una escasa cobertura de Internet y su acceso está controlado por el gobierno: apenas el 3,4% de los hogares tenían una conexión en 2013, según la Unión Internacional de Telecomunicaciones.
Jacobson, primer funcionario estadounidense de alto nivel que visita la isla comunista desde 1980, y Vidal conversaron frente a frente, rodeadas de asesores, en un salón del Palacio de Convenciones de La Habana en la jornada de cierre de esta reunión de dos días.
Vidal explicó que ambos países avanzaron en diversos temas de cooperación bilateral, y volverán a conversar sobre la reapertura de embajadas.
«Acordamos continuar estas discusiones en una fecha próxima», declaró Vidal, señalando que «quedó abierta la definición de la fecha, porque ambas partes tienen que revisar sus agendas», dijo.
«A pesar de las diferencias profundas que existen entre nuestros gobiernos, debemos aprender a convivir pacífica y civilizadamente con éstas», añadió Vidal.
El jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, había anticipado en la víspera que ambos países tenían mucho que negociar todavía antes de normalizar sus relaciones, rotas en 1961.
Según Kerry, algunos puntos por negociar son el levantamiento de las restricciones a los diplomáticos estadounidenses para viajar por la isla, «permitir envíos sin obstáculos a nuestro equipo en orden de poder funcionar de forma correcta», así como permitir libre acceso a la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana (SINA), lo que Washington también garantizaría a la representación cubana en Estados Unidos.
Medio centenar de diplomáticos tiene la SINA, situada en el emblemático Malecón de La Habana, que ha sido escenario de provocaciones por décadas, orquestadas desde ambos lados de sus rejas.
Fidel Castro, quien autorizó la creación de las secciones de intereses con el presidente Jimmy Carter en 1977, acusaba a la SINA de «ser el Estado Mayor de la contrarrevolución» en la isla.
A la parte cubana le interesa el levantamiento del embargo económico estadounidense vigente desde 1962 y que la isla sea retirada de la lista norteamericana de naciones que patrocinan el terrorismo, pero también quiere cambios en las normas migratorias estadounidenses, pues afirma que estimulan la emigración ilegal desde Cuba.
A La Habana también le preocupa «la situación que enfrenta la Sección de Intereses de Cuba en Washington y, en particular, su oficina consular, que como resultado del bloqueo está próxima a cumplir un año sin servicios bancarios», destacó la Cancillería cubana.
Vidal dijo que ambas delegaciones analizaron también la cooperación en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, así como en el enfrentamiento de derrames petroleros en el mar.
Dijo que Cuba propuso un «plan piloto para establecimiento del correo directo entre los dos países», suspendido hace medio siglo, y una reunión bilateral para coordinar la lucha contra el ébola en Africa Occidental.
Jacobson se reunirá el viernes con disidentes cubanos, que no han ocultado su desazón por el cambio de política de Estados Unidos, que por décadas fue su principal aliado y benefactor.
La discusión migratoria del miércoles fue calificada como «productiva» y «constructiva» por ambas partes en este proceso de acercamiento en el que Fidel Castro, de 88 años y retirado del mando desde 2006, ha sido el gran ausente. (I)
Cuba propuso este jueves a Estados Unidos dialogar sobre las posiciones y «preocupaciones» de cada país en materia de derechos humanos desde el «respeto» y «sobre bases recíprocas».
«Mi delegación reiteró la propuesta de sostener un diálogo respetuoso sobre bases recíprocas entre Cuba y Estados Unidos en un futuro, en el que podamos abordar nuestras posiciones, nuestras preocupaciones sobre el tema de los derechos humanos», dijo a la prensa el número dos de los negociadores cubanos, Gustavo Machín.
La delegación cubana expuso a su contraparte estadounidense que ambos países tienen «distintas concepciones sobre el ejercicio de la seguridad nacional, derechos humanos, democracia, modelos políticos o relaciones internacionales».
A Cuba también le preocupa «el ejercicio» de los derechos humanos en Estados Unidos, dijo el subdirector para Estados Unidos de la Cancillería cubana.
El asunto de los derechos humanos fue objeto hoy de unas declaraciones contradictorias de Estados Unidos y Cuba sobre sus diálogos en La Habana, ya que la jefa de la delegación norteamericana, Roberta Jacobson, dijo que se había abordado el tema en la ronda sobre el restablecimiento de relaciones celebrada esta mañana.
Su contraparte cubana, Josefina Vidal, dijo sin embargo en su declaración pública que en esa reunión no se había hablado del asunto.
Gustavo Machín hizo esta tarde una breve declaración a los medios sobre el desarrollo de la segunda reunión de esta jornada entre Cuba y Estados Unidos, dedicada a temas bilaterales y de cooperación.
El funcionario dijo que las partes están hablando sobre las nuevas regulaciones puestas en vigor por Estados Unidos el 16 de enero para suavizar las sanciones a la isla, así como de asuntos relacionados con las telecomunicaciones.
Según Machín, se «ha avanzado» sobre varios de esos temas bilaterales. (I)
El diálogo fue calificado de muy positivo, aunque las partes reconocen la dificultad del restablecimiento.
Cuba y Estados Unidos iniciaron este jueves su primera reunión en la que definirán los pasos a seguir en el proceso de normalización de relaciones diplomáticas que incluye la reapertura de embajadas en Washington y La Habana.
Estas negociaciones estarán lideradas por la directora para EE.UU. del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, Josefina Vidal; y la secretaria de Estado adjunta para Latinoamérica, Roberta Jacobson, que es la funcionaria estadounidense de mayor nivel que visita la Cuba en décadas.
Jacobson, la secretaria de Estado adjunta para América Latina en el Departamento de Estado, es la representante de más alto rango del gobierno norteamericano que visita la isla desde 1980. La diplomática llegó el miércoles a la capital cubana.
Las delegaciones de ambos países se reunieron el miércoles en Cuba por primera vez tras el histórico anuncio de diciembre de que reanudarán los lazos diplomáticos rotos en 1961.
Los diálogos del primer día estuvieron centrados en asuntos migratorios. Ambos países sacaron a relucir entonces sus viejas disputas respecto a la política estadounidense de acogida para refugiados cubanos.
La Habana volvió criticar la Ley de Ajuste Cubano y la llamada política de «pies secos, pies mojados» de Estados Unidos, que permiten a los cubanos que huyen de la isla quedarse en territorio norteamericano pese a haber entrado de forma ilegal.
Esas normas «continúan siendo el estímulo principal a la emigración ilegal, al tráfico de emigrantes y a las entradas irregulares a Estados Unidos desde terceros países», consideró Vidal en su posterior comparecencia ante periodistas.
«Mi gobierno está totalmente comprometido a mantener la Ley de Ajuste Cubano y que las políticas relacionadas con temas migratorios que normalmente se conocen como ‘pies secos, pies mojados’ siguen en efecto»», enfatizó antes el diplomático estadounidense Alex Lee.
Lee encabezó el miércoles las conversaciones con Cuba sobre asuntos migratorios, un mecanismo de diálogo que ambos países celebran desde los años 90. Las negociaciones migratorias del miércoles fueron sin embargo las primeras después del histórico anuncio de diciembre.
Ambas delegaciones subrayaron en la víspera que las conversaciones se llevaron a cabo en un ambiente «productivo» y «constructivo», pese a las diferencias.
Jacobson y Vidal abordarán hoy el tema central de la reanudación de las relaciones diplomáticas. Se espera que los equipos tracen un cronograma para la reapertura de embajadas.
El diálogo de hoy estará enfocado en cuestiones “técnicas y logísticas” para la reapertura de embajadas.
Funcionarios de ambas administraciones deberán trazar la hoja de ruta de la nueva etapa en sus relaciones.