Luces y sombras de la primera fase: Gran Mundial

Se fue la primera fase del Mundial, que comprende 48 de los 64 partidos, o sea las tres cuartas partes. Mucho torneo, tiempo de balance. Cardos y flores. Este es el repaso…

* EL ASOMBRO. Por Rusia como nación. Preciosa, poderosa, impactó a los visitantes, que llegaron con dudas y prejuicios. Descubrieron un país que, aún viviendo la transición del socialismo al capitalismo, es impactante por belleza, orden, servicios, disciplina, una envidiable higiene urbana. ¡Y seguridad…! Uno camina por las calles con absoluta tranquilidad. Y la sensación es que crecerá notablemente en el futuro inmediato. La organización del Mundial es perfecta, nadie se queja de nada.

* LA SATISFACCIÓN. El fútbol ofensivo, veloz, sin especulación, la búsqueda del triunfo de parte de todos. Nadie piensa en el empate, salvo que le convenga para clasificar en la última jornada de los grupos. Pero el puntito es algo del pasado. También es positiva la gran paridad general. Las diferencias que se vieron en Inglaterra 6 – Panamá 1 son un caso aislado. Argentina no pudo con Islandia, Brasil necesitó 91 minutos para marcarle un gol a Costa Rica, Uruguay apenas pudo con Arabia Saudita; España y Portugal la pasaron mal con Marruecos e Irán. Y rasguñaron la igualdad.

* EL PARTIDO. Fue de los primeros y le dio el tono a la competencia: Portugal 3 – España 3. Espectacular, vibrante, cambiante. Un prospecto del fútbol actual. Ganaba Portugal, lo volteó España, emparejó el vecino. El mundo esperaba un gran clásico, lo brindaron.

* LA NOCHE. De Cristiano Ronaldo en ese mismo 3 a 3: fabulosa. Convirtió los tres de Portugal, uno de vivo, en el que pateó rápido de zurda, sin acomodarse, para sorprender a De Gea, uno de penal y otro de tiro libre, ambos espléndidos por la académica ejecución. Por si acaso, ambas faltas se las habían cometido a él. Quedó la sensación de que fue España 3 – Cristiano 3.

* EL BOMBAZO. La eliminación de Alemania tras perder 2-0 ante Corea del Sur. Inimaginable. Lo insólito es que la derrota de México frente a Suecia (0-3) le había dejado la mesa servida: con una victoria mínima ante el colista pasaba a octavos, pero no pudo. Y terminó último en el grupo. Lo extraño es que se vio una Alemania mansa, entregada, sin rebeldía, contrariando la imagen que uno tiene siempre de los alemanes, guerreando hasta el último instante.

* LA REINA. La seguridad. Es el Mundial del ultracontrol. El invento del Fan ID, una especie de pasaporte urbano que uno debe llevar siempre encima, es fantástico y seguramente se mantendrá en los Mundiales siguientes. Toda persona que desee entrar al estadio debe exhibir su Fan ID. Con esto, el gobierno ruso tiene identificados a todos. Sin ese documento, no se puede entrar a los estadios, ni teniendo entrada. Cada persona, así sean 83.000, debe pasar por el detector de metales, es palpado en todo su cuerpo y sus objetos personales pasan por un escáner. Todos. Hay efectivos de seguridad por todas partes. La consigna para ellos parecer ser: corrección con los visitantes, pero inflexibilidad total.

* EL GOL. De Messi a Nigeria, por el sensacional doble control de zurda -con muslo primero y empeine después- para luego definir de derecha. Todo en plena carrera, con un zaguero enorme apareándolo y mirando al cielo para calcular dónde caería la bola. “Es genial”, dijeron los exfutbolistas brasileños Caio y Julio Cesar (el arquero) mientras analizaban la jugada. Ese control va a quedar en la historia.

* LA ACTUACIÓN. De Colombia, en su 3-0 sobre Polonia. Lo barrió con fútbol, actitud, destaques individuales y funcionamiento conjunto. James Rodríguez, Cuadrado y Juan Fernando Quintero (muy seriamente en la órbita del Real Madrid) dieron un show de bola. Para muchos hinchas y periodistas colombianos, la mejor presentación de su selección en las copas del Mundo.

* EL DATO. Los 32 equipos participantes anotaron goles. Y un solo partido de los 48 de la primera fase concluyó 0 a 0. No fue casual: el de Francia y Dinamarca pareció un pacto de no agresión, no se agredieron futbolísticamente, Francia puso seis suplentes, Dinamarca se veía muy satisfecho con el empate… Desde luego, no hay cómo obligar a dos equipos a que se ataquen. Pero atenta contra el Fair Play. El estadio entero -sobre todo franceses y daneses- les dedicaron una estruendosa ovación. No tuvo mayor trascendencia porque eran dos europeos. Si uno de los protagonistas era otro, la prensa francesa hubiese puesto el grito en el cielo.

* LA LÓGICA. Por mucho que se iguala el juego, hay una tendencia que se repite: avanzan los europeos y sudamericanos y se quedan africanos, asiáticos y centroamericanos. Se vuelven tras la primera ronda Arabia Saudita, Irán, Corea del Sur y Australia (de la Confederación Asiática), Egipto, Marruecos, Nigeria, Túnez y Senegal (África), Panamá y Costa Rica (Concacaf). Una Costa Rica que no tuvo la categoría de la de Brasil 2014.

* EL PALO. Del presidente de la Federación Española, Luis Rubiales, al técnico Julen Lopetegui, a 48 horas del debut español en la Copa. Estando en Moscú para el congreso de la FIFA, Rubiales se enteró por los medios que el Real Madrid había anunciado oficialmente la contratación de Lopetegui. Rubiales se subió a un avión, fue a la concentración de España y fulminó a Lopetegui. Puso a Hierro y a otra cosa. No había sucedido nunca en un Mundial.

* LA ÉPICA. Del triunfo de Argentina sobre Nigeria 2 a 1. En un clima de tensión y negativismo, con denuncias, acusaciones y rumores de todo tipo (incluso se aseguraba que los jugadores habían desbancado al técnico Sampaoli), Argentina y sus carencias entraron a jugar contra Nigeria. El trámite alcanzó picos de dramatismo inusuales y con un sufrimiento monumental, aunque también con una energía tremenda de los jugadores, el cuerpo técnico, la hinchada que copó San Petersburgo. El país entero explotó con el gol de Rojo.

* EL SUCESO. Este Mundial será recordado eternamente como el punto de partida de una nueva era: la del VAR. Ya se había probado en otros torneos, pero este es el arranque formal. Y ha sido un éxito notable. Derrumbó todos los pronósticos pesimistas de que arruinaría el fútbol: lo mejora, lo transparenta. Todas las veces que se utilizó este recurso, fueron positivas. Les permitió a los jueces corregir errores serios. El público le dio su bendición aplaudiendo cuando se tomaba una decisión correcta. El fútbol evita escándalos, los árbitros se salvan de grandes metidas de pata y los jugadores se dan por satisfechos una vez revisadas las jugadas. Saben que, si se cambia una decisión, es porque se constató debidamente. Podría aplicarse un poco más. Pero se quedará para siempre. (O)