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Renta fija: qué es, en qué tipos de activos puedes invertir

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La renta fija es una clase de activo que, hoy en día, quizás no es demasiado popular entre los inversores particulares. Sin embargo, en mi opinión, puede ofrecer muy buenas oportunidades dentro de una cartera diversificada.

Si no conoces este tipo de activos o quieres profundizar en el tema, en este artículo encontrarás una explicación sencilla pero rigurosa de estas cuestiones:

  • Qué es la renta fija y qué riesgos implica.
  • Tipos de activos de renta fija.
  • Cómo invertir en valores de renta fija.

¡Espero que te resulte interesante!

Qué es la renta fija y por qué se considera una inversión de bajo riesgo

En los siguientes apartados, te explico brevemente cómo podemos definir la renta fija y en qué se diferencia exactamente de la renta variable.

Como verás, es totalmente errónea la idea de que se trata de una inversión sin riesgo. Y es que, aunque pueda ser más conservadora que la inversión en acciones u otros activos de renta variable, sigue existiendo un cierto nivel de riesgo.

Definición de renta fija

De forma muy sencilla, podemos decir que la renta fija es una clase de activos en los que el inversor va a percibir una rentabilidad predeterminada, en unos plazos también fijados de antemano.

Esta definición tan amplia, como luego veremos, comprende muchos tipos de activos diferentes. Sin embargo, todos ellos comparten esas características comunes:

  • Rentabilidad.
  • Plazos predeterminados.

En este sentido, la renta fija viene a representar una deuda para aquella entidad que la emite. Es decir, se compromete a devolver el importe que le «prestan» los inversores en un plazo determinado, y a cambio de ciertos intereses.

Un ejemplo sencillo podría ser el siguiente:

Un bono por valor de 1.000 € que vence a los 5 años. Supongamos que, durante ese período, te da unos intereses del 3% anual. Por tanto, cobrarías 30 € de intereses cada año.

Es decir, un total de 150 € en total.

Además, al final de los cinco años, recuperas los 1.000 € que habías invertido inicialmente.

De este modo, para seguir profundizando en la renta fija, es importante que tengas claros ciertos conceptos básicos:

  • Emisor: es la entidad que emite los títulos de renta fija. Puede ser tanto un ente público (por ejemplo, el Estado) como privado (por ejemplo, una empresa).
  • Valor nominal del título: es el importe de la deuda que representa el título. Es decir, la cantidad que el inversor le presta al emisor.
  • Vencimiento: es la fecha en la que el emisor debe devolver el nominal.
  • Cupón: se denomina así a los intereses que debe pagar el emisor. Por tanto, es la rentabilidad de la inversión, que se percibe periódicamente.

Como ves, el concepto básico de renta fija no es difícil de entender. Veamos ahora los rasgos que la diferencian de la renta variable.

Diferencias entre renta fija y renta variable

Las principales diferencias que existen entre renta fija y renta variable son las siguientes:

  • Nivel de riesgo: en términos generales, es mucho menor en la renta fija que en la renta variable.
  • Parámetros fijos o variables: la rentabilidad y el plazo de la inversión están predeterminados en la renta fija. No así en las inversiones en renta variable.
  • Potencial de rentabilidad: en general, es mucho mayor en la renta variable que en la renta fija. Esto es así porque la rentabilidad es un factor correlacionado con el riesgo (la renta variable suele entrañar más riesgo, por lo que debe ofrecer más rentabilidad para compensar ese mayor nivel de riesgo).
  • Perfil del inversor: habitualmente, se considera que la renta fija es más adecuada para inversores de perfil conservador (por ejemplo, personas próximas a la edad de jubilación). Sin embargo, también puede ser interesante para equilibrar carteras más arriesgadas.

Por tanto, las diferencias entre ambas clases de activos son realmente decisivas a la hora de formar una cartera adecuada para cada perfil de inversor.

¿Cuál es el riesgo de invertir en renta fija?

Como acabamos de ver, en principio, la inversión en renta fija entraña mucho menos riesgo que la inversión en renta variable. Pero esto no quiere decir que la renta fija no implique riesgos.

De este modo, los principales riesgos de este tipo de activos son los siguientes:

  • Riesgo del emisor o riesgo de crédito: es la posibilidad de que la entidad emisora no abone los intereses comprometidos, o incluso el principal (el valor nominal del activo). Es lo que se denomina «hacer default» o incurrir en suspensión de pagos.
  • Riesgo de liquidez: se refiere a la posibilidad de no encontrar un comprador en el caso de que quieras vender tus títulos de renta fija antes de su vencimiento. Es decir, lo fácil o difícil que te resultaría liquidar tu inversión anticipadamente.
  • Riesgo de mercado o de tipo de interés: se refiere al riesgo de que los valores de renta fija coticen en el mercado secundario por debajo del precio que hayas pagado por ellos y quieras venderlos antes de su vencimiento. Te lo explico más en detalle en el apartado dedicado a dónde se compra la renta fija. Ten en cuenta que el precio de los títulos de renta fija depende de la evolución de los tipos de interés, de las circunstancias del mercado y de las condiciones económicas generales.

Por tanto, es importante que tengas en cuenta estos riesgos potenciales antes de decidirte a invertir en renta fija.

Qué tipos de activos de renta fija existen

Habitualmente, clasificamos los activos de renta fija de acuerdo con los siguientes criterios:

  • Perfil del emisor.
  • Plazo de vencimiento.
  • Tipo de rendimiento.

Veamos cada una de estas clasificaciones por separado:

 Según el tipo de emisor: renta fija pública y privada

En este criterio, se tiene en cuenta si el emisor de los títulos de renta fija es una entidad del sector público o privado. De este modo:

  • La renta fija pública: es aquella que emite el Estado, las Comunidades Autónomas o cualquier otro organismo de naturaleza jurídica pública. En este sentido, ten en cuenta que existe una correlación entre los tipos de interés ofrecidos por la deuda pública y los tipos de interés oficiales de los bancos centrales.
  • La renta fija privada o renta fija corporativa: es la que emiten las empresas privadas. Por ejemplo, un bono corporativo.

Con carácter general, podría considerarse que la renta fija pública ofrece una mayor seguridad que la privada. No obstante, esto va a depender de la solvencia de cada entidad en concreto.

Por tanto, se trata de un factor muy vinculado con la famosa prima de riesgo, que se aplica a la deuda pública, y las agencias de calificación (como Moody’s y otras), que establecen notaciones de riesgo para las empresas privadas.

De acuerdo con el plazo de vencimiento

Según el plazo de vencimiento, es habitual distinguir dos tipos de inversiones de renta fija:

  • Renta fija a corto plazo: suele considerarse como tal a la que tiene un plazo máximo de vencimiento de unos 18 – 24 meses. Por tanto, aquí podemos incluir los pagarés de empresas (como deuda privada) o las letras del tesoro (que es un tipo de deuda pública).
  • Renta fija a medio o largo plazo: es aquella que tiene un vencimiento superior a los dos años. Como ejemplos de este tipo de activos, podemos mencionar los bonos (con vencimiento habitual a 3 o 5 años) y las obligaciones (con vencimientos a 10, 15 o 30 años). Pueden emitirse tanto por entidades públicas (por ejemplo, los Bonos del Estado) como privadas.

En este sentido, tanto la rentabilidad como el riesgo de la renta fija suelen ser mayores cuanto mayor es el plazo de vencimiento.

En función del rendimiento

Según este criterio, podemos distinguir entre:

  • Activos de renta fija con rendimiento explícito: son aquellos que ofrecen pagos de intereses periódicos. Como hemos visto, estos intereses se denominan cupones. Aunque pueden tener distintas periodicidades, las más habituales son la anual y la semestral. Este tipo de activos son ideales para aquellas personas que quieran percibir unos ingresos periódicos.
  • Activos de renta fija con rendimiento implícito o de cupón cero: son aquellos títulos que no pagan cupones periódicos. Por tanto, aquí la rentabilidad viene de la diferencia entre el precio que pagas al adquirirlos y el que obtienes en el momento de su amortización. Es decir, se compran con un descuento respecto del nominal.

En principio, no hay una opción mejor que otra, más allá de la preferencia por percibir o no pagos periódicos.

Cómo empezar a invertir en valores de renta fija

Para empezar a invertir en renta fija, debes tener claras tres cuestiones fundamentales:

  1. En qué mercados se pueden adquirir este tipo de activos.
  2. Cuál es la diferencia entre gestión activa y gestión pasiva en la renta fija.
  3. Qué brokers son los más recomendables y qué herramientas pueden ayudarnos a seleccionar activos.

Veamos estos tres aspectos en detalle:

Dónde se compran: mercado primario y secundario

De forma muy sencilla, podemos diferenciar estos dos tipos de mercados de renta fija:

  • Mercado primario: es aquel en el que se negocian por primera vez los títulos de renta fija. Por tanto, es donde el emisor pone a la venta el título por primera vez y es adquirido por el comprador inicial. Por ejemplo, puedes adquirir renta fija pública española en el mercado primario a través de tu banco, del Banco de España o directamente en la web del Tesoro Público.
  • Mercado secundario: es aquel en el que se realizan todas las transacciones posteriores a la primera emisión de un título de renta fija (compras y ventas). Por ejemplo, son mercados secundarios de renta fija las bolsas de valores, el mercado de deuda pública anotada o el mercado AIAF (Asociación de Intermediarios en Activos Financieros).

Como ves, la distinción entre ambas categorías es muy sencilla.

En la práctica, como inversores, solemos comprar en el mercado primario cuando tenemos la intención de mantener los títulos hasta su vencimiento. De este modo, nuestra finalidad es ir cobrando los cupones, para así obtener ingresos pasivos de forma periódica.

Sin embargo, acudiremos al mercado secundario si lo que buscamos, fundamentalmente, es la revalorización del activo con el paso del tiempo. Por tanto, podríamos comprar ese activo de renta fija cuando cotiza a buen precio y venderlo cuando se haya revalorizado hasta el precio que nos interese. En este sentido, funcionaría de forma similar a la compra y venta de acciones.

Por supuesto, mientras no vendiésemos los títulos en el mercado secundario, seguiríamos cobrando los intereses o cupones igual que en el primer caso.

Gestión activa vs. gestión pasiva en la renta fija

Los conceptos de gestión activa y gestión pasiva también se aplican al ámbito de la inversión en renta fija. Por tanto, a la hora de invertir, podrás elegir entre:

  • Productos de gestión activa: como serían los fondos de inversión gestionados. En estos, el gestor trata de obtener la máxima rentabilidad seleccionando aquellos activos de renta fija que considere más adecuados en cada momento. Suelen tener comisiones relativamente elevadas.
  • Productos de gestión pasiva: aquí destacan los fondos indexados y los ETFs. Como sabes, estos productos te permiten invertir en una cesta diversificada de activos de renta fija. Suelen tener comisiones más bajas que los anteriores, ya que simplemente replican el comportamiento de un índice, por lo que no dependen de las decisiones de un gestor.

En función de tu perfil como inversor y de los objetivos que persigas, podrás optar por un tipo de activos u otros.

Herramientas y brokers para invertir en renta fija

Para invertir en renta fija en el mercado secundario, tendrás que utilizar los servicios de tu banco o de un broker especializado en este tipo de operaciones. Si no sabes cuál elegir, te recomiendo que le eches un vistazo a mi análisis de los mejores brokers de este año.

Por otra parte, si quieres analizar los distintos tipos de activos de renta fija, conocer sus precios de cotización, rentabilidades y demás información financiera, te recomiendo las siguientes herramientas:

  • Morningstar: es una de las plataformas de información financiera más completas que existen, tanto para renta fija como variable. Si quieres sacarle todo el partido, te recomiendo que consultes este videotutorial.
  • Investing.com: es otra web de información financiera similar a Morningstar, aunque quizás menos conocida. También muy recomendable. Puedes revisar el videotutorial que le he dedicado si quieres aprovechar todas sus funcionalidades.
  • Finviz: es otra herramienta que utilizo a menudo. Aunque la cantidad de información disponible puede dar una cierta impresión de complejidad, en la práctica su manejo es muy sencillo.
  • Yahoo! Finance: es un clásico de la información financiera que sigue siendo muy útil a día de hoy. No obstante, ten en cuenta que está especialmente centrado en el mercado americano.

Por tanto, con estas herramientas podrás acceder a todos los datos de cualquier fondo o ETF de renta fija, entre muchos otros tipos de activos.

Opinión personal: ¿en qué casos recomiendo invertir en renta fija?

En mi opinión, la inversión en renta fija es especialmente interesante para tres tipos de personas:

  • Las muy conservadoras: están dispuestas a obtener una rentabilidad limitada, a cambio de asumir un menor riesgo invirtiendo en activos que ofrecen una mayor seguridad.
  • Aquellas que están cerca de la edad de jubilación: por tanto, buscarán generar ingresos pasivos (a través de los intereses o cupones).
  • Las que buscan el mejor tipo de activo en cada momento: este sería mi caso particular. Y es que aplico una estrategia que me permite invertir en el activo más remunerador de cada momento, fluctuando entre renta fija y renta variable. Este es el fundamento de mi estrategia de Alto Rendimiento a Largo Plazo (ARALP).

Además, incorporar valores de renta fija es una buena forma de añadir diversificación a tu cartera. De este modo, podrás reducir su nivel de riesgo y dotarla de una mayor estabilidad. Pero, como es lógico, el porcentaje de la cartera invertido en renta fija frente a renta variable será distinto para cada persona.

¿Qué te ha parecido el mundo de la renta fija? ¿Conocías este tipo de inversión? Si no es así, seguro que este artículo habrá despertado tu interés para seguir profundizando en este campo.

En cualquier caso, como siempre, me encantará leer tu opinión en los comentarios.

Hasta el próximo artículo, ¡te deseo unas muy felices inversiones!