Cada 4 de julio, Ecuador recuerda la creación del Parque Nacional Galápagos, un paraíso natural ubicado en el Océano Pacífico, a 972 kilómetros del continente y que alberga una biodiversidad única en el planeta, con especies endémicas que han inspirado a científicos y naturalistas durante siglos.

En 1959, Ecuador oficializó el reconocimiento de este invaluable patrimonio natural al establecer el archipiélago como Parque Nacional, protegiendo aproximadamente el 97 % de su superficie emergida. Desde entonces, Galápagos ha recibido múltiples reconocimientos a nivel nacional e internacional, destacando su inmenso valor tanto para Ecuador como para el resto del mundo.

Las ‘islas encantadas’ tienen una extensión de 7.970 kilómetros cuadrados de superficie terrestre y una reserva marina de 138.000 kilómetros cuadrados. Este hábitat alberga más de 7.000 especies endémicas y nativas, haciendo de este patrimonio uno de los lugares más excepcionales del mundo.

Galápagos: un legado natural invaluable

Las Islas Galápagos, compuestas por 13 islas mayores, 4 de ellas pobladas, y más de 200 islotes, rocas o islas menores, son el hogar de una gran variedad de flora y fauna, incluyendo tortugas gigantes, iguanas, lobos marinos, pingüinos, delfines y una gran cantidad de aves marinas. Esta biodiversidad única se debe a su aislamiento geográfico y a la variedad de hábitats que ofrecen las islas, desde volcanes activos hasta playas de arena blanca y bosques tropicales.

El Parque Nacional Galápagos es un destino turístico de clase mundial, que atrae a visitantes de todo el mundo para observar su fauna silvestre y disfrutar de sus paisajes impresionantes. Las actividades más populares incluyen senderismo, buceo, snorkeling y observación de aves. Sin embargo, el turismo en las islas está estrictamente regulado para proteger el frágil ecosistema.