El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, reconoció que los servicios de inteligencia de su país subestimaron el ascenso del Estado Islámico en Irak y Siria.

El mandatario consideró, además, que se menospreció la capacidad de las fuerzas de seguridad de Irak para luchar contra los yihadistas. Agregó que el grupo radical sunita -que declaró un califato en junio en una franja de territorio de Irak y Siria- se mantuvo clandestino durante la última década, mientras las tropas estadounidenses lucharon contra Al Qaeda en Irak, pero que la inestabilidad causada por la guerra civil en Siria le dio espacio para avanzar. Precisó que este país «se convirtió en el epicentro de los yihadistas de todo el mundo».

Obama expresó que el EI se reagrupó y reclutó combatientes extranjeros de Europa, Estados Unidos, Australia y otras partes del mundo.

Siria, entretanto, apoyó la ofensiva global contra el Estado Isámico, afirmó su ministro de Relaciones Exteriores, Walid al-Moualem, en la Organización de Naciones Unidas en el penúltimo día de la 69ª sesión de la Asamblea General.