Los sonidos detrás de Birdman: Entrevista a Martín Hernández

Pocas veces tenemos la oportunidad de charlar con un nominado al Oscar. Por eso, no lo pensamos dos veces cuando surgió la oportunidad de entrevistar a Martín Hernández, candidato al premio de la Academia  por su trabajo como sonidista en la película Birdman.

La cita fue hace unos días en las instalaciones de Astro LX, unos impresionantes estudios para la edición sonora de películas y comerciales, ubicados al poniente de la Ciudad de México, y que por cierto, no le piden nada a los de Hollywood. Ahí nos recibió Martín Hernández, uno de los conductores que cambió la forma de hacer radio en México y sonidista de películas como Amores Perros, El Laberinto del Fauno, Presunto Culpable, Babel, No se aceptan devoluciones, Biutiful, Rudo y Cursi, On the road, entre otras.

El trabajo de un sonidista

Cuando finalmente nos encontramos con Martín comenzó una charla muy amena de casi una hora, en la que nos habló más sobre su chamba y los retos que afrontó para realizar el diseño de audio de Birdman, una de las películas más premiadas a nivel internacional del último año.

Después de la nominación de Martín Hernández al Oscar, muchos se preguntaron en qué consiste el trabajo de un sonidista de cine. Entre el público existe la creencia de que los sonidos que se escuchan en las escenas de una película quedan registrados por la cámara en el mismo instante en el que se está grabando. La realidad es que los ruidos incidentales, parte de los diálogos, y la atmósfera sonora se agregan después de forma minuciosa. Sin embargo, el propio Martín defiende esta «ingenuidad» del espectador promedio:
«Ese fenómeno, si lo podemos calificar así, es como realmente debe de ser. La ventaja de un trabajo bien hecho al mismo tiempo también es un inconveniente. El audio bien hecho debe pasar desapercibido. Puedes tener un trabajo muy denso pero cuando lo pones en la imagen debe pasar diáfano como el aire.

En la medida en la que mejor ejecutes tu labor menos se nota. Si lo ves desde ese punto de vista todo es así: Un mal actor es un actor que sobreactúa y te das cuenta, te saca de la historia y al poco tiempo ya estás viendo el reloj para ver a qué hora se acaba la película».
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Los secretos sonoros detrás de Birdman

En el caso de Birdman Martín nos refirió que se llevó unos nueve meses de trabajo sólido en el que intervinieron hasta 18 personas. También fue sincero y reconoció que si no fuera porque debe terminar su trabajo en fechas previamente pactadas, él podría seguir mezclando el sonido una película infinitamente.

Lo primero con lo que se cuenta es con el sonido directo, que es el dialogo de los actores que se graba con los pequeños micrófonos que trae escondido cada actor y con un micrófono más largo llamado caña. Así se obtienen de 8 a 12 pistas, que son la columna vertebral sonora de la película. Sin embargo sólo están los diálogos y faltan muchos otros elementos, como las puertas, los pasos o los ruidos de la calle (ambulancias, gente, etc). En ese sentido, Martín resaltó el trabajo y paciencia de Thomas Varga para grabar no sólo los diálogos de los actores, sino varios sonidos tanto dentro y fuera del teatro, así como en distintos espacios, horarios y ambientes. Con ellos se conforma una librería cuyos elementos se emplean posteriormente en la edición.
«Es una conversación que no conoces hasta que no la empiezas a construir y se la enseñas al ‘Negro’ (Alejandro G. Iñárritu). En la toma ves que se prenden las luces del stage y dices ‘¿cómo suenan esas lámparas cuando se prenden?’ en un teatro que no es muy reverberante ni una bodega. Es un teatro que está hecho para tener una cierta amortiguación del sonido y suenan como si fueran más pequeños de lo que realmente son».
Otro aspecto muy interesante fue sonorizar las escenas en las que hay público dentro del teatro, pues tuvieron que realizarse varias tomas de sonido: Con más audiencia; menos audiencia; audiencia que no sobre reaccione; audiencia que suene como si estuviera en un teatro de madera y no en un estadio; etc.

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El mundo de Martín Hernández

Durante la entrevista no sólo hablamos del trabajo de Martín Hernández en Birdman, sino que también buscamos descubrir de dónde viene su pasión por el radio y el cine. Nos surgió la inquietud sobre cómo había sido su infancia y si desde entonces estaba fascinado por los mundos sonoros.
«No quería ser nada, sólo disfrutaba cosas. Creo que de niño mi anhelo era participar en la parte disfrutable de las cosas. Me parecía que el hecho de disfrutar de la música, que era lo primero que tenías -y que tuve mucho de niño- es muy genuino. No sé si a todos los niños les suceda. Lo segundo, es que para mi era habitual ir al cine tres veces a la semana. Me parecía que esa parte cumplía fundamentalmente con mis expectativas. No me gustaban los deportes, no los veía y las matemáticas siempre han sido mi frontera, entonces siempre estaba lejos de esa conversación».
Como bien sabemos, Martín Hernández comenzó trabajando en radio, lugar al que llegó de manera casi fortuita y sin darse cuenta.
«De manera natural mi inclinación me fue llevando a lo que me gustaba. Eventualmente y por accidente supe que se iba a construir desde cero una estación de radio. Para mí eso sólo significaba la oportunidad de ir a poner mis discos, porque pensé que se había perdido la oportunidad de tocar música anglo, la radio había abandonado ese nicho de audiencia que éramos nosotros, con todo lo que culturalmente conlleva esa música.

Resulta que nos dejan quedarnos en el estudio, escribir cosas, grabarlas y ponerlas al aire. ¡Gratificación instantánea, vamos a quedarnos, a la chingada la escuela, aquí nos vamos a quedar! Nos pagaron hasta un año después pero yo no estaba relacionando que lo que hacíamos era trabajo ‘¡Ah claro, qué pendejo, estamos trabajando!»
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Esta relación con el radio definitivamente marcó su trabajo cinematográfico. Aunque técnicamente hay similitudes entre ambas labores, la organización es muy diferente, cosa que Martín aprendió «a punta de madrazos» y casi echando a perder varios proyectos, entre ellos Amores Perros, de su amigo Alejandro González Iñárritu, en cuya mezcla de audio se llevaron el 80% del presupuesto inicial de esa producción.

Ahora esa experiencia musical forma parte fundamental de su trabajo.
«Influye mucho, yo creo que el contraste, el claroscuro y el tono es musical son como una carrera de relevos. Tienes algo, y luego algo, y luego algo. No puedes tener todo al mismo tiempo porque luego la audiencia se pierde y dice ‘¿Dónde debo poner la atención?’ y termina siendo contraproducente.

Es un cliché, pero a veces menos sí es más, aunque debe haber una justificación. Es como una comida, primero tienes un primer plato que tiene una razón de por qué ese es el primer plato y porque te lo sirven antes de la sopa, y luego viene otro. Esa elocuencia de la continuidad es musical.»
Su presente

En la actualidad Martín Hernández se encuentra disfrutando la oportunidad, pero también el reto, de tener un programa todas las mañanas. Por ello, su día a día consiste en despertarse muy temprano (a las 03:45), para llegar a transmitir «Así las cosas» en W Radio, donde aprende y ve los huecos y limitaciones que tiene, lo cual lo despierta y ayuda para ser mejor.  Después del programa dedica sus tardes a estar con sus hijos y a sonorizar películas.

Los dejamos con un video que recopila lo mejor de esta entrevista:

@elyex