Los lácteos son importantes en todas las etapas de la vida de la mujer.

De acuerdo a la Federación Panamericana de Lechería, los lácteos aportan calcio, proteínas, fósforo, vitaminas A, B2, B12, D, hidratos de carbono, grasas y magnesio. En la niñez, los lácteos contribuyen al crecimiento óseo; en la adolescencia, ayudan al desarrollo de masa muscular y densidad ósea. Durante el embarazo, son vitales para la formación correcta del bebé y la salud de la madre. La ingesta de calcio evitará el desorden hipertensivo como la preeclampsia. En la lactancia la demanda nutricional es más alta para la producción de leche materna; mientras que en la adultez previenen enfermedades crónicas como la osteoporosis. Aportan energía, hidratan el cuerpo y fortalecen las defensas.

En los adultos mayores los lácteos combaten la deficiencia de minerales.

El doctor Alejandro Núñez agrega que el consumo de lácteos en la mujer tiene una gran incidencia en el estado de la salud, ya que el cuerpo necesita a diario elementos como las proteínas, carbohidratos, aminoácidos y minerales. Y, si no se consumen, la falta de calcio y proteínas tiene como resultado la pérdida de masa muscular y desmineralización ósea, conocida como osteoporosis y sarcopenia, respectivamente. Dentro del grupo de lácteos está el yogur, considerado en la actualidad como un súperalimento, un alimento funcional que ayuda a la digestión por su aporte de probióticos (cultivos vivos de bacterias buenas) que van a restituir la microbiota intestinal.

Si eres intolerante a la lactosa tienes la opción de los lácteos vegetales o el famoso yogur griego. ¿No te agrada el sabor de este último?

El médico alternativo Leonardo López Guzmán recomiendo consumirlo como reemplazo de la mayonesa para la carne o para preparar ensalada rusa. “En la oficina tome un yogur griego póngale un sobre de estevia con ‘inulina’ y mézclelo. El sabor estará resuelto”, aconsejó el especialista. (F)