Llega la hora de la verdad de la primera vacuna del VIH que alcanza la Fase III en una década: así funciona ‘Mosaico’

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Hace apenas unos días, se cumplían 40 años del primer documento oficial de la que se convertiría en una de las pandemias del siglo XX, la del SIDA. Por eso es especialmente simbólico que, por primera vez en una década, una vacuna contra el VIH pase a Fase III. Se llama ‘Mosaico’ y ha sido desarrollado por Janssen, la filial de Johnson & Johnson que ha desarrollado la vacuna contra el coronavirus. Esto es lo que sabemos.

Una de las vacunas más buscadas de los últimos 40 años

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¿Cómo funciona la vacuna? De hecho, la tecnología que está detrás de ‘Mosaico’ es muy parecida a la vacuna contra el SARS-CoV-2. Se trata de un adenovirus especialmente modificado para portar proteínas características del virus y hacer que el sistema inmunitario genere anticuerpos específicos. O, más concretamente, de dos (uno codificado con tres proteínas y otro con cuatro).

La idea es tratar de cubrir el máximo espectro de mutaciones posibles (en este caso, las distintas variantes de las proteínas gag, pol y env del virus) para tratar de limitar las posibilidades el «escape vacunal». Algo que en un virus tan escurridizo como este es realmente complicado. La última vacuna que llegó a Fase III tuvo que guardarse en un cajón porque solo evitaba el 30% de los contagios.

Buenas sensaciones iniciales, pero queda lo más difícil. ‘Mosaico’ ya ha superado las fases previas demostrando su seguridad y eficacia. Los estudios encontraron anticuerpos en el 97% de los que recibieron la vacuna. Pero, ahora, viene la hora de la verdad: un ensayo que durará de 24 a 36 meses e implicará a casi 4000 personas de todo el mundo (280 de ellos en España – coordinados por el Hospital General Universitario de Valencia).

Una epidemia que se volvió casi invisible. Para la opción pública occidental. Porque, aunque aquellas cinco neumonías por Pneumocystis carinii que recogía el CDC norteamericano en 1981 fueron solo el principio de una pandemia que cambió radicalmente la sociedad de finales de siglo XX y durante mucho tiempo la idea de «encontrar la cura del SIDA» se convirtió en el paradigma de objetivo científico-social, hoy es un problema que no recibe toda la atención que debería.