Tras los pasos de los primeros quiteños

Cómo vivían

Según las investigaciones realizadas a estos vestigios, los primeros pobladores de Quito vivieron en bohíos, unas chozas que se sustentaban en pilares de madera, paredes de bahareque (mezcla de lodo y arcilla) que se superponían en una estructura de carrizo, el techo estaba hecho de paja sobre algunos cruces de carrizo.

Los inmuebles estaban divididos en una zona de trabajo y la vivienda tenía forma ovalada. “El bahareque se dejaba secar y tomaba la forma de las paredes”, comenta Casas.

En ella se puede ver unos orificios cuadriculares en el piso que, según cuenta el guía, eran utilizados para el almacenamiento de pigmentos vegetales que se extraían de plantas endémicas.

En lo que refiere a la zona de trabajo, las excavaciones arqueológicas arrojaron indicios de que los primeros quiteños se dedicaban a la cría de animales, la curtiembre de pieles y a la agricultura.

El fogón era un elemento indispensable para estos pueblos que lo utilizaban para calentar sus hogares y, también, como un acercamiento a la divinidad. “En cada bohío vivían entre diez y quince personas”, dice Casas.

Aquí también se encontraron muros de piedras que van de oriente a occidente y de norte a sur de los que aún no se puede especificar la funcionalidad. “En cuanto a los hallazgos bajo tierra más al fondo suelen estar más antiguo”, recalca.

“Rumipamba fue directamente afectado por las erupciones (Pichincha y Pululahua) y los pobladores huyeron”, manifiesta. Los restos encontrados de este lugar datan de distintos años que no son continuos necesariamente por estas migraciones.

Pueblo comerciante

Dentro de las 40 hectáreas que comprende este parque está la recreación de los ‘culuncos’ o senderos de los comerciantes. “Rumipamba estaba en la ruta comercial de los primeros habitantes, estos eran los Yumbos, quienes se encargaban de ello”, cuenta Joselito Casas.

El estrecho camino de los ‘culuncos’ está cubierto por ramas de árboles, con subidas y bajadas que permitían a los ancestros circular hacia la Costa y la Amazonía por la parte noroccidental de lo que hoy es Quito.

Según el guía, estos grupos humanos estaban organizados por Cacicazgos. El líder o Cacique realizaba alianzas estratégicas con otras aldeas donde se intercambiaban productos como la obsidiana, lana, vasijas y, sobre todo, el conocimiento.

Es así que dentro de las excavaciones hallaron algunos instrumentos de culturas amazónicas como la Cozanga, cacicazgo cercano a Quito. “Las vasijas de esta zona son más básicas y rústicas. Las de los cozangas eran más delgadas y ya tenían diseños grabados o pintados”, expresa.

El aroma a rocío sobre las hojas, la tierra y los cantos de los pájaros como el ‘Pues – Pues’, invitan a quien pasa a quedarse un buen rato e imaginar los pasos de estos lejanos familiares.

Las caminatas podían tomar días enteros o semanas dependiendo de la distancia que debían recorrer los Yumbos pero al estar cubiertas por la vegetación eran sitios frescos, donde los caminantes podían descansar y protegerse de la lluvia o del sol.

Los puntos por donde salían los productos habrían sido Nono, Lloa, Cotocollao y más al sur por Guamaní. “Los caminos siempre eran por la cordillera, que estos habitantes conocían como la palma de su mano”, dice Liliana Ramos.