Coronavirus en Ecuador: Falta de dinero y quebrantos de salud, principales problemas de ecuatorianos que esperan volver al país
Josué Manuel Castro López es un ecuatoriano que está en Altamonte Springs (Florida, Estados Unidos), junto a su esposa y sus dos hijos, de 9 años y 5 meses de edad. Es una de las familias de compatriotas que espera que el Gobierno Nacional gestione vuelos humanitarios para retornar al país, algo que no pueden hacer debido a la pandemia de coronavirus.
Ecuador mantiene cerradas sus fronteras, pero solo ha permitido el paso de vuelos humanitarios para que recoja a los extranjeros que están en el país. La secretaria de Gestión de Riesgos, Alexandra Ocles, dijo este miércoles que el Gobierno Nacional aprobó el protocolo para el retorno de compatriotas, pero no se han dado detalles ni fechas al respecto.
La mamá y dos hermanos de Castro alcanzaron a retornar al país antes de que se cierren las fronteras. Él cuenta a EL UNIVERSO que, cuando uno de sus hermanos le dijo que apresure su regreso porque el Régimen iba a tomar esa decisión, no lo creyó.
«No pensé que lo iban a hacer», menciona sobre la posibilidad de impedir el regreso de compatriotas en medio de la pandemia que azota al mundo entero.
Hasta ahora solo se han creado grupos de compatriotas en plataformas de mensajería como WhatsApp y Telegram, donde tratan de mantenerse al día con las noticias y darse fuerza, cuenta Castro. Él calcula que unos 2000 ecuatorianos están esperando la oportunidad de volver.
Mientras, han escrito por Twitter al presidente de la República, Lenín Moreno; al vicepresidente, Otto Sonnenholzner; y a la ministra de Gobierno, María Paula Romo; pero asegura que no han recibido respuesta. Lo mismo pasaría cuando llaman al consulado de Ecuador.
Mientras, la aerolínea en la que tenían programados sus vuelos de retorno, les aseguró que volverían este viernes; luego señalaron abril como fecha tentativa. En su último contacto, les dijeron que debían esperar a que se abran las fronteras.
«Hasta la actualidad no tenemos fecha de retorno», insiste Castro, quien está con su familia en casa de familiares. No deben pagar hospedaje pero sí ayudar con los gastos de la casa, por lo que una persona sale a comprar comida y, cuando retorna, desinfecta su ropa y manos para evitar contagios de COVID-19.
«Nos sentimos en casa, pero igual, la encrucijada de no saber cuándo volvamos, nos tiene mal», cuenta el compatriota. Debido a la situación de tensión, su esposa tiene colitis nerviosa. Intentaron ir a un médico, pero la consulta les costaba 300 dólares, sin exámenes ni medicamentos, por lo que trataron de controlar la situación «a punta de agua aromática y unas medicinas que trajimos de Ecuador».
Es que pese a que ambos tienen trabajo en Ecuador, les preocupa que el dinero que llevaron para lo que se supone serían vacaciones familiares, se está terminando, al igual que las posibilidades. No pueden trabajar porque necesitarían papeles para eso, y además los negocios están cerrados, como en muchos países.
Por eso tratan de ayudarse entre compatriotas, con los consejos que se dan en los grupos de mensajería.
«Siento que nos han dejado a la deriva», dice Castro sobre las autoridades.
Menciona que comprende la necesidad de vuelos humanitarios que prioricen a niñas, niños, adolescentes, embarazadas, adultos mayores y personas con discapacidades, pero pide que no se olviden de los demás.
«Estamos solos. Si no fuera por la familia que tenemos acá, estaríamos en la nada, en la calle», añade.
Finalmente, Castro comenta que otro problema que enfrentan es la desinformación. Agencias de viajes les envían por correo electrónico, ofertas de pasajes a 600 dólares por persona, con supuesta fecha inmediata de viaje. Pero tanto él, como otros compatriotas, esperan noticias oficiales, esas que hasta ahora no llegan. (I)