42 comerciantes viven drama por incendio en mercado de Cuenca

Cuenca –

Inés Guamán contuvo las lágrimas para explicar a su hija de 5 años que su pequeño puesto se quemó por completo. Ella presenció el incendio del pasado miércoles, pero no comprendía muy bien la situación.

Cuando la pequeña le dijo: “Mami, qué pasó, se quemó todo”, Inés se armó de valor y le pidió que no se preocupara porque “papi y mami saldrán adelante”. La pequeña se fue a la escuela y ellos al mercado 27 de Febrero, conocido como “de pulgas”, porque se ofrecen artículos usados.

Inés hacía cuentas de que perdió $ 1.000. En igual situación estaba José Japón, un lojano que radica en Cuenca desde hace dos años y encontró en la ‘cachinería’ su único sustento. Perdió doce televisores, tres equipos de sonido, tres cocinetas, una refrigeradora y ropa usada. $ 1.200, estimó.

Con resignación dijo que no le toca “más que levantarse con la misma fuerza”, pero espera que al ser gente de bajos recursos económicos las autoridades les ayuden con una reubicación o refacción de este lugar. Aquí no hay conexiones eléctricas y la energía que ocupan viene desde una toma externa que cada noche se apaga.

Los comerciantes dijeron que su capital gira en una especie de rueda, cada uno deposita al mes una cantidad de dinero que circula entre ellos, se sortea y lo vuelven a reinvertir.

«Queremos solucionar este problema y volver a empezar. Soy de la tercera edad y nadie me da trabajo formal, al perder mi negocio me quedo con los brazos cruzados”, María Ordóñez, comerciante afectada

Ochenta bomberos trabajaron la noche del miércoles para apagar el incendio, que recién en la mañana quedó extinguido. Carlos Chaca, jefe del departamento de prevención de los bomberos, comentó que el fuego se propagó desde atrás y una posible causa fue una “llama abierta” que se pudo generar por velas o fósforos en alguno de los locales.

El principal problema que detectó Chaca es que en un mismo espacio se encontraban materiales de fácil combustión como papel, tela, madera, metal, plástico, etc.

En el predio, que tiene 50 metros de fondo por 30 de frente, todo quedó negro y el olor a quemado se mantenía luego de doce horas del incendio. Desde la parte alta la vista era desastrosa y todo se veía destruido.

Pero el fuego no solo afectó a los 42 comerciantes, sino también a los vecinos. La pared del fondo se cuarteó y quedó en riesgo de caer, al lado izquierdo se quemaron los techos de plástico y los vidrios de los departamentos. (I)