Hermanos Gavilanes mantienen oficio de sus ancestros, en Ambato

Ambato –

Hugo Gavilanes, de 45 años, cuenta que desde que salió de la escuela, hace aproximadamente 35 años, se dedica al arte de la ebanistería. Él elabora guitarras, oficio que aprendió de su padre, quien ahora trabaja poco, solo para subsistir.

“Este arte ha venido transmitiéndose de generación en generación, desde nuestros antepasados, por eso mi hermano mayor (Fausto), que también aprendió cuando era niño y yo hemos heredado lo que hacían nuestros ancestros”, comentó.

Por esa razón, con cierta nostalgia y resignación, confiesa que tanto el arte (ebanistería) que heredaron él y su hermano se terminará con ellos, porque ambos tienen solo hijas. “Dicen que este oficio no es para ellas porque tienen otras metas, entonces ahí se quedará todo lo que se ha transmitido de padres a hijos en nuestra familia”, comenta Hugo.

Para la fabricación de las guitarras es importante que la madera escogida se encuentre bien seca, agrega. De ahí, el cliente tiene variedad para elegir, puede ser en cedro, en capulí, en nogal y otras.

También, los clientes saben llevar sus modelos y diseños. Y en base a eso se trabaja en la confección, en la que se demora aproximadamente un mes, dice. Pero también están las guitarras “de combate para aprendices”. De estas hace una docena en el mismo tiempo que tarda una con un diseño especial requerido por el usuario. Aquello porque el trabajo es mucho más rápido, expone.

También hay diferencias en los precios de las guitarras. Así, las de combate pueden llegar a costar $ 30, mientras que las que son elaboradas según el gusto del cliente pueden valer hasta $ 250, porque las maderas tienen que ser tratadas y procesadas antes de usarlas. Asimismo, en el interior de las guitarras van otros diseños, con abanicos y puentes.

“Pero no importa con el material con el que sea elaborada una guitarra para que suene bien, porque se le hace llorar dependiendo del que la toque, del que tenga corazón y gusto para entonarla. (Ese) hará suspirar y llorar a quien lo escuche”, sentencia Gavilanes.

Cuando una guitarra sale del taller está lista y afinada para que sea tocada de inmediato y el cliente interprete la música o canción que guste. El local está ubicado en el sector conocido como La Mascota, cerca del estadio Bellavista.

Hugo resalta que él y su hermano, al igual que sus antepasados, mantienen el arte de elaborar guitarras de manera artesanal, es decir, todo a mano, como en antaño. Esto pese a que en el mercado hay maquinarias para esta labor. No obstante, la gente prefiere las que son confeccionadas a mano porque son mejores y se hacen al gusto del cliente, dice.

Herencia de ancestros

Los hermanos Hugo y Fausto Gavilanes se dedican a la ebanistería al igual que sus antepasados. Ellos aprendieron este oficio y el arte de hacer guitarras a mano de sus padres y estos de sus ancestros. Es una tradición familiar.

Guitarras

Son elaboradas a mano y cuestan entre $ 30 y $ 250, según el pedido del cliente. (F)