La inspiradora historia de Mayra: Su ‘cuarto de estudio’ es la cima de una loma en Manabí para tener señal de Internet

«Hoy una alumna de mi mamá le envió esto. Me conmovió, es la realidad de muchos, ¡qué impotencia! Su cuarto de estudio, la cima de la montaña para poder tener señal». Es la descripción de un video subido en Twitter por la hija de una profesora universitaria en Manabí, pero que lo grabó una de sus nuevas estudiantes. En 24 segundos se ve un sendero en el campo y en lo alto de la colina una mesa de madera, un banco hecho de caña y una cubierta de plástico negro que le hizo su padre para protegerla del sol o la lluvia. Allí es donde Mayra recibe clases, solo allí le agarra la señal de Internet y desde allí nos cuenta su historia.

Unos 10 minutos antes de las 16:00, el contacto empieza en la red social con la joven que subió el video, quien brinda la manera de ubicar por teléfono a Mayra, la alumna de su mamá. Las llamadas al numero proporcionado van directo a buzón de voz, recordando lo difícil de las comunicaciones lejos de las grandes ciudades. Mensajes de texto por Whatsapp enviados pero no recibidos. Son las 18:30 y al fin del otro lado alguien estaba escribiendo…

«Buenas noches, Dios le bendiga». Es Mayra

Usando el mismo teléfono que su papá pone a cargar en casa donde algún vecino con electricidad se lo permita y con el que grabó el video inspirador, desde aquella misma loma Mayra Aráuz Barreiro le cuenta a EL UNIVERSO que en 2016 perdió parte de su casa en el terremoto de Manabí. «Tuvimos que mudarnos porque el terreno estaba agrietado y había peligro de un derrumbe. Y en la casa de madera donde vivimos ahora no hay electricidad».

Hoy una alumna de mi mamá le envió esto.

Me conmovió, es la realidad de muchos, ¡qué impotencia!

Su cuarto de estudio, la cima de la montaña para poder tener señal.

Seguro su esfuerzo será muy bien recompensado, a ella y a sus padres.

Admiración total.

RT pic.twitter.com/wPS3IK6FDO

— Virginia Navarrete (@Virginianp15) June 1, 2020

Dice Mayra que desde el recinto Leones del cantón Flavio Alfaro, ella debe ir a pie hasta una loma para ver sus clases virtuales, cuidando cada mega de Internet y el nivel de batería que le queda el teléfono móvil. «Camino unos 20 minutos de subida hasta aquí para tener señal y unos 10 minutos al regreso porque de bajada es más fácil».

Habla, o mejor dicho escribe, sobre sus metas. No se conforma con haber sido abanderada, la mejor alumna de su colegio; esta semana que ha empezado el primer semestre de Administración Pública de la Escuela Superior Politécnica Agropecuaria de Manabí «Manuel Félix López» ya ha demostrado que las carencias de herramientas tecnológicas para una educación digital, que es la realidad de muchos jóvenes que el lunes empezaron clases en la Costa, a ella no la van a detener.

En medio de la pandemia por el COVID-19 en Ecuador (40414 casos confirmados y 3438 fallecidos) lo ideal es quedarse en casa, pero Mayra no puede seguir esa recomendación porque sin electricidad ni señal de Internet no podría estar virtualmente en la Universidad. «La semana pasada estuvimos en capacitación… Y ya esta semana iniciamos clases».

¿Qué la lleva a contar su historia?

«Me encantaría que publiquen mi historia, sé que no ha sido nada fácil, pero con la ayuda de Dios y la perseverancia he llegado hasta donde estoy ahora, y sé que podré mucho más», dice en la conversación.

No conocemos más del entorno de Mayra que lo mostrado en video por la hija de su profesora y por sus propios relatos, una foto de la joven en su casa o de la loma desde donde escribe ahora mismo no es posible. «No le puedo enviar ahora una foto porque está de noche y no nos vemos aquí», responde y le agrega el emoji de una sonrisa al texto. La promete para mañana. Incluso quiere grabar un nuevo video.

«De verdad estoy muy emocionada porque mi historia pueda salir, que pueda ser contada para de esta manera también motivar a los jóvenes a que aprovechen al máximo el esfuerzo que hacen sus padres». Mayra valora mucho al suyo, que en medio de las carencias le proporciona un chip con recarga de megas y un cargador auxiliar portátil por si se queda sin batería en la cima de la loma cuando recibe clases.

A Virginia, la joven que hizo posible conocer la historia de Mayra, la han contactado personas y empresas que quieren ayudar a mejorar la situación de la joven.

Mayra dice que cualquier ayuda le vendría bien. Son las 19:10, ya es hora de irse, debe cuidar los megas y hacer durar la carga del celular porque mañana debe volver a clases virtuales, debe volver a la cima.

«Bueno me voy, ya se me hace muy de noche y además tengo que dejar carga del cell para mañana la clase jeje…

Chao, hasta mañana…

Dios le bendiga…»