Diablos y personajes de Píllaro cerraron fiesta

Este lunes llegaron a su fin los seis días que dura la Diablada Pillareña al comienzo de cada año, que concita la presencia de miles de turistas nacionales e incluso extranjeros, que llegan para compartir la alegría y algarabía que encierran los sanjuanitos, tonadas y pasacalles, entonados por las bandas de pueblo con las que bailan diablos, guarichas (hombres vestidos de mujeres), capariches (barrenderos) e incluso chorizos, quienes lucen coloridos trajes y caretas.

Pero, según Luis Saquinga, que aseguró que desde hace diecinueve años es cabecilla de la partida (comparsa) de San Vicente de Quilimbulo, la preparación comienza seis meses antes de la participación porque recorre de casa en casa escogiendo a las parejas de línea y a los capariches.

Comentó que luego se tienen que hacer los repasos con las parejas de línea desde poco antes de diciembre, que es con música en vivo acompañada de violín y guitarra porque se debe tener sincronía en los pasos, ya que estos personajes son importantes en cada partida.

“Se tiene que mantener el buen nombre de la partida, por esa razón mucha gente quiere ser parte de nuestra comparsa que en cada presentación contamos con más de 500 personas”, añadió Saquinga.

Entre las partidas de la Diablada Pillareña hay miembros de familias que quieren ser parte de los personajes. Este el caso de Davinson Valverde, 26 años, que llegó vestido de diablo junto a su esposa, Susana Quinatoa, quien estuvo como guaricha y sus hijos Davinson y Harley, de 7 y 3 años.

“A mi esposo cada año le gusta salir como diablo desde que era soltero y es así como ahora mis dos hijos también desde pequeños quieren participar de la Diablada Pillareña, por esa razón nosotros les apoyamos y hemos decidido estar como familia con el fin de conservar la tradición del pueblo pillareño”, dijo Quinatoa.

También estaban los grupos de amigos como Carlos Reinoso, 15 años, Xavier Larrea, 14, y Dennis Cullupaxi, 15. Ellos se vistieron de guarichas porque lo tradicional es que los hombres se disfracen de mujeres. “Nuestros antepasados nos decían que antes había rivalidad entre los hombres de Tunguipamba y Marcos Espinel por conquistar a las mujeres. Ahí decidieron disfrazarse”.

Comparsa infantil

El sábado fue el turno para más de 300 niños, quienes ataviados con los trajes de diablos, guarichas, capariches y parejas de línea participaron desde las 11:00 en la Diablada Infantil. Ellos se tomaron las calles céntricas de Píllaro en la presentación de la partida o comparsa de niños. Fue el segundo año en el que participaron con un día exclusivo de comparsas.

Tradición pillareña

La Diablada de Píllaro, una fiesta popular de este cantón de la provincia de Tungurahua, es patrimonio cultural inmaterial del Ecuador desde el 2009. Se celebra siempre del 1 al 6 de enero. Cuenta la leyenda que a los indígenas de la colonia les daban un día al año para el descanso. Este lo aprovechaban para disfrazarse de diablos, distraerse y como forma de protesta. (F)