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El Hígado Graso: Una enfermedad en aumento

Hígado graso. El Hígado Graso: Una enfermedad en aumento. Dr. Sócrates Pozo Verdesoto, Esp. MSc/ Guayaquil. Cirugía, Nutrición y Salud Pública. CENTRO DE NUTRICIÓN Y SALUD MENTAL. [email protected]. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en el WhatsApp. Si usas Telegram  ingresa al siguiente enlace.

El hígado, es un órgano ubicado en lado derecho y superior del abdomen, considerado como la glándula más grande del cuerpo, con múltiples funciones como: la digestión de los alimentos, metabolización de las hormonas, el almacenamiento de energía, defensa frente a microorganismos y sustancias dañinas, síntesis de proteínas, eliminación de toxinas, entre muchas otras. Existe una estrecha conexión con el intestino delgado, principal lugar de absorción de los alimentos, por la circulación denominada porta, a través de la cuál llegan al hígado los productos de la absorción intestinal.

La enfermedad conocida como hígado graso, se debe principalmente al consumo de alcohol, pero existe también aquella que afecta a personas que consumen poco o nada, es la forma no alcohólica. Como su nombre lo indica, la característica principal de la enfermedad es el exceso de grasa almacenada en las células hepáticas.

Esta enfermedad se denomina esteatosis hepática, y en la actualidad, se considera que es una de las enfermedades más frecuentes del hígado, llegando a padecerla alrededor del 30% de la población, con una tendencia a incrementarse en los próximos años. La enfermedad puede evolucionar a esteatohepatitis, una inflamación del hígado, donde aproximadamente el 20% de estos pacientes desarrollará cirrosis hepática.

Su presencia se ha asociado al consumo elevado de grasas de tipo saturado, alimentos procesados, especialmente con jarabe de maíz alto en fructosa, dieta elevada en carbohidratos simples, alimentos y bebidas azucaradas, aumento de peso corporal, sedentarismo, colesterol y triglicéridos altos, diabetes, obesidad abdominal, síndrome metabólico. Si bien en el inicio puede ser asintomática, su progreso a la fase de cirrosis se manifiesta con signos y síntomas de aumento del tamaño del hígado, acumulación de líquido en el abdomen, problemas digestivos y de absorción de los alimentos, coloración amarilla de la piel y ojos, problemas de coagulación. Al ser el hígado un órgano importante en la metabolización de las hormonas, si no funciona adecuadamente, se puede desarrollar el tejido mamario de los hombres.

El diagnóstico de la enfermedad requiere de la evaluación médica, apoyada en exámenes de laboratorio y de imágenes como la ecografía, que puede indicar el nivel de infiltración grasa del hígado. El diagnóstico a través de una biopsia del hígado es definitivo para determinar el daño presente.

El principal tratamiento para el hígado graso son las medidas higiénico-dietéticas. Una alimentación rica en vegetales, que incremente el consumo de crucíferas como el brócoli, col, etc. Que disminuya el consumo de alimentos altos en grasas saturadas, y de carbohidratos simples representados por los de pastelería, alimentos y bebidas azucaradas. Además, el ejercicio físico, de entre 40 a 45 minutos, al menos tres veces por semana, ha demostrado también mejoría de la enfermedad. La reducción del peso mayor al 7%, ha logrado en algunos pacientes incluso reducir o resolver el problema de fibrosis que se presenta en el hígado. Por eso estas medidas son el principal eje en su tratamiento y no pueden abandonarse por someterse a otro.

Los fármacos que están recomendados al momento incluyen la vitamina E, la Pioglitazona, y aquellos para el tratamiento de las enfermedades concomitantes que la persona pueda tener como diabetes, síndrome metabólico, etc. Todo medicamento debe ser administrado mediante prescripción médica, debido a las contraindicaciones, y los efectos secundarios que se pueden presentar.