Defunción de Simón Bolívar y Palacios

Defunción de Simón Bolívar y Palacios – 17 de Diciembre de 1830 (Resumen corto)

Defunción de Simón Bolívar y Palacios: El 25 de septiembre de 1828 varios conspiradores, atentaron contra el Libertador, quien milagrosamente y gracias a Manuela Sáenz salvó su vida. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en el WhatsApp. Si usas Telegram  ingresa al siguiente enlace.

Cerca de la media noche, 12 civiles y 25 soldados forzaron la puerta del Palacio Presidencial y asesinaron a los guardias, tras lo cual buscaron el cuarto de Bolívar. Manuela Sáenz quien se encontraba esa noche con el libertador lo despertó. Al enterarse de lo que sucedía, Bolívar cogió su pistola y su sable y trató de abrir la puerta, pero Manuelita lo convenció de que escapara por la ventana.

Después de este hecho, Bolívar siguió gobernando en un ambiente enrarecido, acorralado por disputas fraccionales y sufriendo de tuberculosis.

El 1 de julio de 1830 le informaron sobre el asesinato del Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, noticia que lo desmoronó tremendamente. Otro agravio que devoró su salud, fue la resolución del Congreso venezolano de romper relaciones con Colombia.

Su último viaje fue el más triste, buscaba salir de Colombia y legar a Europa y para morir en el exilio. Tras una penosa travesía por el río Magdalena desde Bogotá, llegó a Santa Marta el 1 de diciembre de 1830.

Su salud empeoró a los pocos días, teniendo algunos momentos de lucidez que le permitieron dictar su testamento y su Última proclama. Se comparó con Cristo y El Quijote, viéndolos como otros soñadores de imposibles. «He arado en el viento, he sembrado en el mar, he sido víctima de mis perseguidores que me han conducido a las puertas del sepulcro, yo los perdono».

En Santa Marta (Colombia) sufrió una etapa de angustia, agotamiento y espanto. Atribuía a la bilis el tormento de su gastada humanidad, padecía cólicos, y trastornos digestivos. También lo desgastó la magnitud de las distancias. Profundamente débil le cuesta dormir, no puede comer y siente dolores en el pecho.

Finalmente, el Libertador falleció después de recibir la extrema unción, el 17 de diciembre de 1830, a los 47 años de edad, en la Quinta de San Pedro Alejandrino, en Santa Marta. Edecanes, oficiales leales y curiosos atestiguan la muerte del Sol de Colombia. Bolívar había sido abandonado y olvidado. Su memoria ocultada por intereses mezquinos. Para ese entonces no se había alcanzado la Integración de América Latina; sin embargo, el sueño y afán por su logro, resucitará una y otra vez.

Al morir había perdido casi toda su fortuna familiar, e incluso vestía una camisa prestada por el dueño de la quinta San Pedro Alejandrino.

Poco después, se disolvió la Gran Colombia por disputas políticas internas. Es así que nacen las repúblicas de Nueva Granada, Venezuela y Ecuador, que quedarían bajo el mando de Francisco de Paula Santander, José Antonio Páez, y Juan José Flores, respectivamente.

Muchos años han pasado desde su partida a la vida eterna; sin embargo su legado sigue vivo y hoy más que nunca cuando la gran patria latinoamericana, bajo la égida de sus ideales, ha logrado, en pleno siglo 21, imponer sus ideales de justicia, libertad e independencia, sacudiéndose de las nuevas cadenas colonialistas.