Cómo celebrar el 14 de febrero sin acabarnos la quincena

Acéptalo, el 14 de febrero puede volverse una piedra gorda en el zapato y dejarte sin un centavo si tienes poca lana, ya sea porque sigues pagando los regalos que compraste a 18 meses el año antepasado, y los de éste diciembre que te aventaste a cargar solamente a 12. ¿No ahorraste y ahora la enfrentas “gruexa”? Tranquilidad, ante todo.

A ver qué te parece este plan.

Para bolsillos en la ruina

Invéntate un tour turístico. Sí. Véanse temprano, pero antes desayunen bien. La llevas al Zócalo o Chapultepec y se ponen a visitar cuanta ruina o museo gratis te encuentres. Eso en México se puede. No cuestan como en Europa o Estados Unidos y puedes recorrer varios sin temor a equivocarte. Ve a Palacio Nacional y mientras ves huesos y documentos interesante, aplica la manita sudada, alguna bromita de tu mejor repertorio, un besito en cada sala. Luego le dices que te mueres de hambre y la llevas detrás de Palacio por unas patitas de pollo de carrito, unos sudados de a 3 por 10 y una jicaleta.

DULCES

Recorre todo ese puesterío y cómprale chucherías aquí y allá. Parece mal plan pero no lo es. Una vez le compré a mi novia unos aretes de 250 morlacos en San Miguel Allende que aquí vine a encontrar aquí ¡en 40!

Llévala a casa por la tarde y visita a alguno de sus amigos. Terminaste el día sin golpes graves y la dejaste exhausta, sin tocar siquiera la Sopi Guia de Moteles

Para bolsillos golpeados, pero no tanto

Haz el paseo típico de los abuelos. Ponte romántico y llévala a los Viveros de Coyoacán. Camina por ahí al paso, reposa en las banquitas dándole cacahuates a las ardillas. Los jugos de la entrada son buenos, colados o sin colar.

Cuando salgan, si ya tienen hambre, no te metas al Sushitto, guácala. Caminas dos calles hacia el centro de Coyoacán y en la calle de Londres, casi esquina con Av. México encontrarás el restaurante Daikoku. Está padre, con cascadas de agua que salen de las mesas y mucho aire. No pidas la carta porque te van a morder el presupuesto. Hazte el conocedor y decretas que sabes un chin… de la real cocina japonesa y ordenas el Gomoku Chuka Don. Es un plato majo con una cama de arroz, mucha verdura, carne, jamón y camarón regados de una salsa de soya y miso que es tan grande que alcanza para dos y no pagas más de 110 pesos. Hay otros arroces.

Al salir sobre la México haces un alto en El Jarocho, buen cafecito por otros pesos. El tanque estará lleno y el corazón contento.

Consagra la tarde a recorrer Coyoacán y sus plazas. Ya sabes, recurre al algodón, al globo que te estorbará el resto del trayecto, para finalizar con una sesión esplendorosa de tostadas de pata, esquites, gordas, pambazos, pozole y kekas en el Mercado de Antojitos de Coyoacán.

Gordita -3

Aunque no lo creas, pasarás un día ameno, sano y económico. Te dejamos la noche libre. Consulta la Sopi Guia de Moteles.

Poco Budget pero bien ahorrado

La Roma y La Condesa son el centro hipstérico de la ciudad, pero también ofrecen un montón de ideas para pasarla chido. Por ejemplo, invítala a comer pero en lugar de gastarte una lana de un jalón haz un tour gastro. Inicia en la calle de Colima, casi esquina Insurgentes y métete a comer a Yuban. Prueba un mole amarillo después del snack de tlayudas con frijoles que te ponen y que es riquísimo. Hay ensaladas y otras cosas, pero el amarillo con costilla corta y gordas frescas no tiene progenitora. No te llenes y finaliza con un pastel de chocolate de metate como el de la foto, que está de pelos.

Pastel de Chocolate de metate -4

Otra opción: Hay un sitio sobre Colima (183) que se llama Sesame. Cocina asiática cuya gran virtud es ofrecer unos buns que te mueres. Son como tacos orientales de pan- tortilla blanca rellenos de pato o puerco de un sabor adictivo. Con uno bastará si lo que quieres es probar otras cosas por ahí. Hay tragos de la casa y cerveza artesanal.

Sesame 2

Maison Artemisia, entre Durango y Tonalá, resulta una excelente opción. Pídete un Vellocino de Oro para abrir boca. Es un trago con ginebra y quina, súper fresco.

Bellocinio de Oro -5

Luego sigues con una manitas de cerdo que vienen en cubos con verduras y cosas de un sabor espectacular, o un lechón como el de la foto. ¡Qué cocina!

Pork belly -3

Por último una incursión pirruris al Mercado Roma que no te desgarre el presupuesto. Visita dos puestos: Platos de Cuchara que es un sitio de pozole uy uy uy, o La Barraca Valenciana, con tortas que te llenan bien y son muy socorridas. Por la noche hay cualquier cantidad de bares con buen plan, o quédate en Artemisia a probar mas cócteles de la bartender irlandesa.

Barraca Valenciana 4 -2

Y si te quieres quemar la quincena

Llevarla a un lugar muy poppis siempre va a provocar que se sientan bien. Un sitio que no falla está en el Hotel St Regis. Es el restaurante J&GGrill. Puedes empujarte el menú de novios que no está mal, o pedirte tres cosas fundamentales: Una orden de nigiris de arroz frito con salmón; la famosa pizza de aguacate, y un corte para compartir de esos de “no manches”. La atención es de pocas, los tragos de la casa, como el de jengibre, una delicia y el escenario imbatible.

Pizza de aguacate -1

Llévala a Polanco a LaEnotk (Masaryk 298 esq. Aristóteles) de nuestro amigo Thomas Kiefer y apégate al menú del día o pídete directo un Casio e Pepe, que es un pecado. Se trata de un pan relleno de queso pecorinno romano que al partir el bollo se escapa como la lujuria, dejando un bocado cremoso y espectacular. Luego pide un par de pastas al burro con queso parmeggiano y alguna ensalada. El vino de todos precios, aquí sobra.

RGB básico

Una última recomendación: Jaleo (Emilio Castelar 121) frente al parque Lincoln. Lleva sus años y es esencialmente un bar de tapas muy majo. Tu presupuesto se puede extender o encoger de acuerdo al gusto. Los platos de la abuela suelen ser llenadores y muy ricos pero en general las porciones son cortas como para que elijas varias. Pide el lechón, sin duda y unos calamares. Las albóndigas ¡mmm! y el chuletón. Se bebe bien y el lugar es angosto como la pierna de miss universo. Pero el ambiente es chido y la cocina de primer mundo. Bebe vino.

Por: César Calderón
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