Prohibir Celulares en las Escuelas y Colegios

¿A qué edad deben tener celular los niños?

¿A qué edad deben tener celular los niños? El dilema sigue fuera del aula. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página para poder ayudarte. También puedes participar en el WhatsApp Ecuador.

 

¿A qué edad deben tener celular los niños?

La prohibición del celular en el entorno escolar no basta. El debate crece en los hogares ecuatorianos. Faltan reglas claras.

El Ministerio de Educación de Ecuador prohibió que los estudiantes de nivel inicial y básica usen el celular en el aula. En el Bachillerato se usará con fines pedagógicos. Pero en casa, en la calle, en los parques y hasta en las iglesias, las pantallas siguen al alcance de la mano. ¿Quién educa ahí? ¿Quién regula o guía?

 

¿Por qué esto debería importarte?: el dilema digital se instala en el hogar

A pesar de que la decisión oficial ya está tomada dentro del sistema educativo, el verdadero campo de batalla está en el seno familiar ¿Cuándo dar el primer celular? ¿Qué restricciones pongo? ¿Qué tipo de contenidos ven los niños cuando nadie los supervisa?

En zonas urbanas como Quito, donde el acceso a internet alcanza al 77% de los hogares y la penetración del celular activado bordea el 61,3%, la exposición digital ocurre desde edades cada vez más tempranas. Los niños son nativos digitales que a menudo navegan sin brújula. Y mientras tanto, los padres -muchos sin formación tecnológica- deben tomar decisiones con o sin información adecuada.

 

La escena clave: una familia que nada contra la corriente

Mabel Brito, madre quiteña, decidió junto con su esposo no dar celular a sus hijos de 10 y 8 años. En casa no hay YouTube libre ni televisión sin supervisión. Pero resistir tiene un costo. En el cumpleaños de un compañero uno de los niños grabó y subió videos a TikTok. Su hijo Andrés dice: “Cuando tenga celular voy a ver lo que quiera y poner todas las aplicaciones, como Temu”. A esto le responden: “No. Vas a estar controlado por los papis”. En clases de gimnasia, una compañera le lanzó una frase lapidaria a su hija Camila: “Qué fuerte tu vida, que no tengas celular. Yo voy a llegar a mi casa a contestar todos los mensajes que me mandan”.

Ella ha desarrollado una especie de escudo emocional: “No me importa lo que digan”, dice. Pero cada fiesta, salida o reunión familiar es un campo minado de pantallas y tentaciones. Y en medio de esa presión social, la decisión de retrasar el uso del celular es firme, pero aún está llena de incógnitas.

 

¿Qué hay detrás del celular en la infancia? Vacío digital fuera del aula

El Ministerio de Educación prohibió el uso del celular en clases para estudiantes de nivel inicial y básica desde abril de 2025. Pero fuera del aula, no aplica esta regulación. No hay una política pública de alfabetización digital familiar en Ecuador. Y mientras ese vacío persiste, los niños siguen accediendo a celulares desde edades cada vez más tempranas, con o sin guía o límites y con adultos que tampoco siempre saben cómo acompañar.

Esto sucede en un país donde el 66% de los hogares ya tiene conexión a Internet, y en las zonas urbanas —como Quito, Guayaquil y Cuenca— la cifra sube al 73,6%. A esto se suma un dato revelador: el 79,9% de los ecuatorianos de cinco años en adelante se conectan para usar redes sociales y servicios de mensajería.

 

¿Cómo llegamos hasta aquí?: el celular como niñera digital

El celular cumple el rol de ‘niñera digital’ en muchos hogares ecuatorianos. Padres ocupados, horarios laborales extensos y la falta de una cultura de alfabetización digital han derivado en una crianza guiada por algoritmos, likes y tendencias.

Lo explica Verónica Egas, psicóloga clínica y docente de la PUCE: “Tenemos niños muy afectados, sobreestimulados. Las pantallas disparan estímulos auditivos y visuales que dificultan la concentración. Hay ansiedad, sueño alterado y disminución del vínculo social”. A esto se suma la ausencia de límites familiares claros. Los adultos también están inmersos en la lógica de las pantallas. Padres que para calmar al niño de un año le ponen un video en el celular. Se está criando sin contacto visual, sin intercambio emocional, advierte. El impacto, explica Egas, no solo es cognitivo, sino emocional y relacional.

 

Entre bambalinas: una medida sin eco en los padres

El 15 de abril de 2025, el Ministerio de Educación de Ecuador emitió un acuerdo que prohíbe el uso de celulares en las aulas para estudiantes de nivel inicial y básica, permitiéndo en bachillerato solo con fines pedagógicos específicos. Sin embargo, más allá del entorno escolar, no existe una estrategia articulada que involucre a los padres en esta regulación.

Paola Ruales, rectora de la Unidad Educativa Gonzalo Ruales Benavides en Quito, afirma que la aplicación de estas medidas es necesaria, oportuna y coherente. En su experiencia ha evidenciado disminución en la capacidad de atención de los estudiantes, presentan inquietud y ansiedad cuando no acceden al celular y caída en el rendimiento académico.

Pero estas medidas estatales fracasan si las familias no se comprometen. Muchos padres-añade- justifican el uso del celular porque necesitan saber dónde están sus hijos o hacerles seguimiento. Pero esto entorpece la aplicación de la normativa y sin lugar a duda dificulta que los estudiantes comprendan los límites y responsabilidades que implica el uso adecuado de la tecnología.

No hay campañas masivas ni pactos escolares que alineen a docentes y familias. La corresponsabilidad, aunque se menciona en discursos y el papel, es tarea pendiente.

 

Los datos: niños conectados, pero sin propósito claro

  • El 79,9% de las personas de 5 años en adelante usa internet principalmente para comunicarse y navegar en redes sociales.
  • Solo un 5,3% se conecta con fines educativos, y un 11,8% lo hace para entretenimiento.
  • Ecuador tiene hoy más de tres millones de menores de 19 años con acceso a dispositivos electrónicos. Solo en el rango de 5 a 9 años, hay al menos 634 mil niños conectados.
  • Según estudios internacionales, niños de 8 a 12 años están en línea un promedio de 5 horas diarias, y adolescentes hasta 7 horas y media.
  • En redes como TikTok, se estima que el 25% al 27% de usuarios son menores de edad, aunque no se reflejan en los registros publicitarios por restricciones legales.

 

Claves para entender el fenómeno

  • Desconexión familiar: Los niños están hiperconectados, pero emocionalmente más solos. La sobreexposición a pantallas reemplaza momentos de diálogo, juego y contacto físico.
  • Adultos desbordados: La lógica de las pantallas también atrapa a los padres. Muchos están tan absorbidos en sus propios dispositivos que no modelan un uso consciente.
  • Educación emocional afectada: Las redes sociales modifican la forma en que los niños y adolescentes se vinculan. Aprenden a validar su valor en likes y no en la interacción cara a cara.
  • Brechas de madurez: Un niño de 9 años no tiene el criterio suficiente para filtrar contenidos ni para discernir entre lo real y lo ficticio.
  • Por eso el acceso sin filtros es peligroso.

 

El dato que sorprende

Apenas 5 de cada 100 ecuatorianos que se conectan a internet lo hacen para aprender. Mientras tanto, casi el 80% lo hace para redes sociales y mensajería. Esta cifra refleja no solo una tendencia de consumo, sino una alerta sobre hacia dónde se orienta la infancia digital.

 

Lo que viene: corresponsabilidad real

Paola Ruales y la psicóloga Verónica Egas coinciden: la solución no es solo escolar. Hace falta una alfabetización digital familiar.

El uso del celular debería retrasarse hasta los 14 años o a la edad en la que tenga mayor madurez para entender sobre los riesgos y las responsabilidades que implica tener celular. pero siempre con tiempo limitado, control parental y acompañamiento constante. El celular no puede reemplazar bajo ningún concepto “el diálogo ni la educación en valores”. Es solamente una herramienta. “No hemos implementado en nuestra institución pactos formales con padres o representantes legales sobre el no uso de celular hasta determinada edad, pero considero que es una idea valiosa hacerlo. Los pactos entre padres y escuela deben ser una excelente herramienta para establecer límites claros, garantizar que todos trabajemos de manera conjunta en la formación de nuestros estudiantes”.

Egas insiste en que los padres también deben revisar su relación con la tecnología. “Criamos con pantallas, comemos con pantallas, calmamos a los hijos con pantallas. No hay tiempo de presencia real”, alerta. El futuro pasa por restaurar los vínculos familiares, establecer tiempos sin pantalla y promover actividades físicas, afectivas y creativas, que permitan formar niños emocionalmente sanos y conectados con su entorno real.