Sol, aglomeraciones y largas filas marcaron la jornada electoral en Quito

Quito –

A las mascarillas, protectores faciales y alcohol los quiteños tuvieron que sumar el bloqueador solar, las gorras y las sombrillas. La jornada electoral de este domingo 7 se inició con un cielo despejado y con un tráfico que, conforme pasaron las horas de la mañana, se fue volviendo cada vez más pesado, hasta que al mediodía ya se registraron diversos focos de congestionamiento, especialmente alrededor de los recintos electorales más grandes.

Según datos proporcionados por el ECU-911, hasta el mediodía de este domingo 7 se habían reportado 15.060 alertas y 5.793 emergencias, aunque, hasta el cierre de esta edición, no se informó de desgracias mayores, sino que más bien el importante número de notificaciones se debía a la alta movilidad de un día regular de elecciones.

Durante el fin de semana, es decir, entre el 5 y el 7 de febrero, con restricciones por pandemia y ley seca vigente, el organismo registró 438 fiestas, 2.180 escándalos, 2.948 libadores, 2.519 aglomeraciones y otros 267 eventos en que no se respetó la prohibición de ingerir bebidas alcohólicas.

Según la supervisora de la Agencia Metropolitana de Control, Gabriela Obando, se realizaron sobrevuelos y se determinaron tres sectores sensibles. También hubo agresiones a los agentes municipales; por ejemplo, en Guamaní, en el sur de la capital.

La funcionaria explicó que, de acuerdo con los datos preliminares, se habían extendido 4.206 exhortos para que los ciudadanos apliquen medidas de prevención ante la COVID-19, 591 controles a comerciantes, 52 sanciones por no usar mascarilla, 26 escándalos públicos, 2.316 ventas ambulantes desalojadas y 10.277 aglomeraciones que fueron disuadidas por las autoridades.

Cumplimiento

Aunque las estadísticas de los organismos oficiales son la confirmación de la desobediencia ciudadana desde que empezó la cuarentena, en marzo pasado, este domingo también hubo quienes acataron las recomendaciones de la autoridad para preservar la salud propia y de las familias.

A diferencia de los anteriores procesos electorales, esta vez no hubo puestos de comidas apostados en las aceras o en las calles, y se redujo considerablemente la presencia de vendedores ambulantes.

La presencia de los agentes metropolitanos de control fue un elemento clave para impedir concentraciones.

Al mediodía se habían registrado largas filas en las afueras de los recintos electorales, lo que provocó reclamos de la ciudadanía, pues muchos llevaban varias horas esperando su turno para votar.

A las 13:00, en el colegio Benalcázar, en el norte de la capital, había una fila que daba la vuelta a la manzana de la institución, entre quejas.

Finalmente, el Consejo Nacional Electoral dispuso pasado el mediodía que los establecimientos abrieran sus puertas y de ese modo el proceso adquirió más agilidad y se lograron disolver algunos sitios de concentración.

El COE metropolitano informó al cierre de la jornada que hizo sobrevuelos en zonas muy populosas de la ciudad, como Calderón, Chillogallo, San Roque, Tumbaco y Comité del Pueblo, por lo que se registró cada vez menor afluencia de ciudadanos y de vehículos.

Las unidades de transporte público, como la Ecovía y el Trole, estuvieron llenas durante las horas pico, es decir, alrededor del mediodía.

En los valles también hubo una gran cantidad de movimiento vehicular.

En la tarde de este domingo, las calles de la capital volvieron a despejarse, aunque el sol —como en los días de verano— siguió cayendo perpendicular y la temperatura bordeó los 20 grados centígrados.

Al finalizar la jornada, el temor por los contagios se notaba en las personas que estaban en aglomeraciones. (I)