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17 Ejemplos de Anécdotas cortas y divertidas

Anécdota. 17 Ejemplos de Anécdota cortas y divertidas. Algunos ejemplos de anécdota personales, que te servirán de guía para escribir o contar tu propia historia (perfecto para tareas escolares de niños y jóvenes). Las anécdota son historias cortas que alguien cuenta sobre sí mismo o sobre personas que conoce. Narra hechos curiosos, peculiares o divertidos de la vida cotidiana. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en el WhatsApp. Si usas Telegram ingresa al siguiente enlace.

En la mayoría de casos, las anécdota corresponden a una breve narración de algún suceso cómico, ya sea basado en acontecimientos reales o ficticios.
Su principal objetivo es hacer reír o reflexionar sobre la historia a quien las escucha. Como cualquier otro texto narrativo, se compone de una trama presentada por un narrador, quien describe las acciones de los personajes en un lugar y fecha determinada.

 

Ejemplo de Anécdota

  1. Una anécdota una vez estaba hablando por whatsapp con mi crush y me dijo: tengo novia. Entonces pues yo casi me muero, quería saber quién era, me dice: se llama Isela, Isela Creyo. Yo muy enojada le pregunté a mis amigas si conocían a alguien llamada así y rieron de mí… luego entendí por qué.
  2. Un día con mis amigos pensábamos que el profe iba a faltar. Mis compañeros y yo nos pusimos a bailar sobre las mesas. De repente llega el profe y pone una cara de asombro. Pensamos que nos iba a regañar, pero no, él también se subió a su escritorio y bailó… aún tengo el video jaja
  3. Estaba un día en mi casa alistándome para salir a la escuela, pero ya se me hacía tarde, así que me cambie de ropa como sea. Tomé cualquier cosa y me la puse. Al llegar a clases me di cuenta, que mis medias eran diferentes. Cuando me decían ¿que paso? yo simplemente les respondía «es la nueva moda» ¡que bochorno!
  4. Tengo un amigo que es doctor, un día preocupado por mi salud, muy seriamente le pregunté ¿cómo puedo perder peso? Mi amigo, muy serio me respondió sólo tienes que mover la cabeza de izquierda a derecha y de derecha a izquierda. ¿Cuántas veces, le pregunté? Cada vez que te ofrezcan comida. Quedé como cerdo
  5. Un día mi hermana pequeña me dijo que jamás volvería a comer pescado, que no le gustaba. Entonces se me ocurrió engañarla y decirle que no era pescado, sino pollo italiano importado. Ella muy creída, empezó a comerse «el pollo» hasta que llegó mi mamá, entonces le dijo «¡Prueba este pollo!», hasta ahí llegó mi mentira.
  6. Estaba en la parada del bus esperando con unos amigos. En una de esas, veo que mi mejor amiga estaba sentada muy cerca de mi, le pegué una nalgada y le dije «anda para un lado». La chica se dio vuelta y resulta que no era mi amiga, era una desconocida ¡tierra trágame!
  7. Cuando era pequeño se me cayo mi primer diente, me dio tanta vergüenza, que me lo pegue con cola, terminé en el hospital.
  8. Recuerdo que en segundo grado de primaria tenía que dar una exposición. Pero antes, había decidido ir al baño a hacer mis necesidades. Todo muy bien… el baño no estaba concurrido ni nada por el estilo… hasta que bajé la mirada a los botones de mi falda. A esa edad, y con una exposición que me ponía nerviosa, no recordé cómo abrochar mi falda correctamente. Salí del baño convencida de que no sucedería nada si no la abotonaba. Mi falda resistiría, pensé. Unos minutos más tarde ya estaba de pie frente a la pizarra, delante de todos, nombrando las partes de las plantas… tallo, hojas, raíz… En medio de la exposición me puse rígida al sentir un cosquilleo en la cadera. Entonces sucedió. Mi falda resbaló hasta el suelo. La vergüenza me nubló la vista, ya ni siquiera distinguía las caras de mis amigos, por no mencionar que durante unos segundos mi mente se quedó en blanco. Mi dignidad me miraba desde un rincón de brazos cruzados con la frase «Te lo dije» en su boca. Expuse contra mi voluntad y me senté rápidamente. Aunque mi mejor amiga trató de reconfortarme, yo sólo quería desaparecer.
  9. Mi gata salio al patio y se puso a mirar el cielo, yo le empecé a cantar: «Ese GATO enamorado de la luna, que abandona por las noches la manada…» , se dio vuelta con una cara de «Estás loca o te haces», fue ahí cuando entendí que soy una persona diferente, especial, un poco rara (tengo 20 y le canto a un gato, sí debo estar un poco loca) pero soy feliz igual
  10. Un día estaba caminando por los pasillos del colegio. Un metro o dos atrás venía mi crush, yo que me sentía tan especial, daba vuelta mi cabeza cada 3 o 4 veces, en una de esas ocasiones me di vuelta, y por andar distraída choqué con un poste, (de esos que hay generalmente en las escuelas) y casi me caigo, pero como yo siempre digo ‘siempre digna’ (lo cual es completamente mentira, sólo lo digo cuando me conviene) seguí caminando como si nada hubiese pasado. Mi amiga se estaba riendo como loca, pero ni idea si mi crush se dio cuenta de eso, espero que no
  11. Una vez iba caminando en la calle, cuando unos niños alzaron sus manos, gritaron mi nombre y dijeron adiós, se me hizo raro porque no los conocía aunque son mis vecinos pero igual les dije adiós, cuando volteé hacia adelante otra vez me di cuenta que había una niña en la esquina sacudiendo la manita respondiendo el saludo, o sea no era para mi sino para la niña el saludo ¡que verguenza!
  12. Mis compañeras y yo teníamos un trabajo grupal. Fuimos a la casa de la que vivía más cerca al colegio. Era un edificio, con nuestras amigas subimos. Pero, nuestra compañera, dueña de la casa, no nos quería decir en donde vivía. Entonces nosotras en un arranque de locura, fuimos tocamos todas las puertas del edificio. Hasta que en una de ellas una señora gruñona sallo. Nosotras nos fuimos corriendo y recién nuestra compañera nos dejó entrar a su casa. Tuvimos que hacer el trabajo en medio de susurros, ya que pensábamos que la señora iba a venir a demandarnos.
  13. Estábamos en clase y un compañero se escondió detrás de el armario para hacer una broma. Nadie se dio cuenta de que estaba ahí, resulta que entró al aula el profesor de química y fue a buscar algo justo al armario. Mi compañero empujó la puerta del armario, sin imaginarse que era el profesor quien estaba frente a él. Vino la directora y nos castigó por 2 semanas a todos. El profesor nos sigue odiando hasta ahora
  14. Mi anécdota un día empezó con una tremenda «chapuceada de agua» gracias a un camión que adrede paso volado sobre un charco de agua, cuando pasaba caminando cerca de el. Quedé como pollita remojada. Llegué empapada a la oficina, igual no fue motivo para cambiar el buen ánimo que tenía. No es un chiste, pero pueden reírse.
  15. Hace dos días fui al entierro del padre de una amiga; según la religión de ellos, llevan al cementerio una adivina para saber quien va ser e próximo en morir. Una vez allí la adivina se concentró y dijo que el primero que saliera del cementerio iba a morir esta semana. Aquí estamos todavía todos. Hemos pedido pizza, refrescos y café; hay gente jugando dominó, ajedrez y damas, nadie ha salido. Ni siquiera la maldita adivina
  16. Cuando era niño, una anécdota, no podía dejar de hablar. Entonces mi papá inventó una historia que yo creí completamente. Me dijo que cada persona solo contaba con 10 000 palabras al mes. Y si las gastabas todas antes de tiempo, te ibas a quedar mudo hasta que iniciara el siguiente mes. Cuando empezaba a molestarlo con mis conversaciones sin parar, me decía algo así como: «Ten cuidado: ¡apenas es el día 20 y ya has pronunciado 9 000 palabras!». Extrañamente, ¡siempre funcionaba!
  17. Un día salí muy temprano de casa y me encontré con algo que me congeló la sangre: como a veinte metros de mí estaba acostado un perro de raza rottweiler, negro, pecho amarillo, cara de gángster (sólo le faltaban los lentes oscuros) era la mismísima encarnación canina de lucifer o la versión perruna de Hitler… Pero bueno, no fue el perro en sí lo que me asustó: de hecho, hay un impulso demoníaco en mi que me provoca gran placer ante la idea de ser perseguida por un perro…. tu sabes, la adrenalina. Bueno, lo que más me asustó fue que cerca de él, estaban dos nenitas descalzas ¡Golpeando al Perro! Una le pateaba la panza y la otra le jalaba las orejas….¡Una desgracia total! O una hermosa escena surrealista a no ser por el peligro evidente que ahí había….. Cuando me detuve a observar aquello, el perro se levantó con violencia, iba a atacar. Aquel impulso de levantarse arrancó gritos de pánico a las bebitas, el perrote se disponía a descuartizar…..¡A mi! pues el perro dio una carrera hacia donde yo estaba… el pánico que sentí se convirtió en valor y logré montarme encima de un árbol de mango. El monstruo puso sus patas luciferinas encima del árbol y me labraba, cuando supo que no me alcanzaría nunca inteligentemente se sentó a esperar que me bajara mientras me miraba con los ojos desorbitados y movía frenéticamente el tronquito donde una vez tuvo una cola. Las nenitas a quienes no les pasó nada corrieron hacia el árbol y con sus deditos me señalaban mientras se reían…. A mi solo me quedó el corazón a millón y decirles tiernamente: «Oye Mija» llama a tu mamá; quién afortunadamente no tardó en hacer su aparición y con cierta sonrisa grito: Piiiinky ven acá…..¿Pinki? ¿Quién llama a un perro rottweiler Pinki?