Xiaomi Redmi 10, análisis: costo menos de 200 euros
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Ser el mejor móvil en el rango de los 200 euros no es fácil. Nada fácil. La competencia aprieta, cada vez se exige más y ofrecer características diferenciadoras que convenzan a los usuarios no es poca cosa. La propuesta de Xiaomi es el Redmi 10, un terminal que lleva los 90Hz y los 50 megapíxeles a un precio base de 179 euros.
En Xataka ya hemos tenido ocasión de probarlo durante un buen tiempo para traeros este, su análisis. Lo hemos usado para jugar, para ver pelis, para echar fotos y, en definitiva, lo hemos exprimido al máximo para ver qué tal se comporta. ¿El resultado? Vamos a verlo.
Ficha técnica del Xiaomi Redmi 10
DIMENSIONES Y PESO
- 161,95 x 75,53 x 8,92 mm
- 181 gramos
PANTALLA
- IPS/LCD de 6,5 pulgadas
- Resolución FUllHD+ (2.400 x 1.080 píxeles)
- 405 ppp
- Tasa de refresco de 90 HZ
- AdaptiveSync
- Gorilla Glass 3
PROCESADOR
- MediaTek Helio G88
- GPU ARM Mali-G52
MEMORIA RAM
- 4 GB LPDDR4x
ALMACENAMIENTO INTERNO
- 64 GB eMMC ampliable con microSD
CÁMARA TRASERA
- 50 MP f/1.8
- Gran angular 8 MP f/2.2, 120º FOV
- Macro 2 MP f/2.4
- Profundidad 2 MP f/2.4
CÁMARA DELANTERA
- 8 MP f/2.0
BATERÍA
- 5.000 mAh
- Carga rápida 18W
- Carga inversa 9W
SISTEMA OPERATIVO
- Android 11 con MIUI 12.5
CONECTIVIDAD
- 4G
- DualSIM
- NFC
- Bluetooth 5.1
- Radio FM
- GPS, Galileo, GLONASS
OTROS
- Sensor infrarrojos
- Doble altavoz
- Jack de 3,5 mm
- Lector de huellas lateral
- Desbloqueo facial
PRECIO
- 4/64 GB: 179,99 euros
- 4/128 GB: 199,99 euros
Diseño: de plástico y grandote
Comenzamos hablando del diseño. El Xiaomi Redmi 10 está hecho de plástico y se nota a simple vista y al tacto. No es un acabado premium ni estamos pagando por tenerlo. Eso, no obstante, no quiere decir que no sea agradable usarlo. No es la mejor experiencia del mundo, pero tampoco es que sea mala. Es la que cabría esperar de un móvil de 200 euros y tampoco nos va a importar mucho si le ponemos una funda.
Es un terminal relativamente delgado, con solo 8,9 milímetros de grosor (algo más si tenemos en cuenta el módulo de cámaras), y ligero, con un peso de 181 gramos. Eso hace que sea cómodo de usar durante sesiones largas y que no abulte demasiado en el bolsillo. Además, me gustaría destacar que está bien equilibrado, es decir, que el peso está bien repartido.
La trasera es completamente plana, de un sobrio color gris que a mí, personalmente, me parece muy bonito. Lo único que tenemos en la trasera es el logo de Redmi y el módulo de las cámaras, que no es precisamente pequeño y sobresale bastante. Tanto que es imposible que el móvil no baile si lo ponemos sobre una mesa con la pantalla hacia arriba.
La parte trasera está ligeramente curvada por los laterales, algo que mejora el agarre y la ergonomía. En el canto izquierdo tenemos la bandeja para las dos SIM y la tarjeta microSD; asimismo, en el derecho el botón de desbloqueo (que actúa como lector de huellas) y los botones de volumen; en el inferior un micrófono, el puerto de carga USB tipo C y el altavoz; y en el superior otro micrófono, otro altavoz y, ojo, sensor infrarrojos y jack de auriculares. Esto no se ve todos los días y que haga acto de presencia es genial.
En cuanto a la posición de los botones de volumen y desbloqueo, este último si es fácilmente accesible sujetando el teléfono con una sola mano y con el dedo pulgar, pero los de volumen se quedan demasiado arriba, por lo que o usamos dos manos o reposicionamos la mano para poder alcanzarlos.
Pantalla: IPS a 90 Hz, si quieres
Visto el dispositivo por fuera, hablemos de la pantalla. El Xiaomi Redmi 10 incorpora un panel IPS/LCD de 6,7 pulgadas con resolución FullHD (2.400 x 1.080 píxeles), lo que se traduce en una densidad de 405 píxeles por pulgada. Es, en definitiva, una pantalla generosa, grandota e imposible de usar con una sola mano.
La pantalla es completamente plana y está perforada por la zona superior central para esconder la cámara delantera. Dicho agujero no es precisamente disimulado, ya que no solo deja ver la lente sino también un pequeño marco negro alrededor. Con fondos oscuros se disimula y tampoco es algo a lo que vayamos a prestarle demasiada atención. Al menos es más disimulado que el del Xiaomi Mi 11i, que estaba rodeado por un marco plateado.
Por otro lado, cabe destacar que tiene una tasa de refresco de 90 Hz con AdaptativeSync, es decir, que la pantalla no está siempre a 90 Hz, sino que se adapta en función del contenido. No obstante, y curiosamente, esta tasa de refresco viene desactivada de fábrica, algo que, sinceramente, me sorprendió.
Si la activamos ganamos en fluidez, al menos un poco. Como veremos más adelante, el rendimiento del terminal es bastante mejorable y los constantes tirones, los tiempos de apertura y el lag hacen que la pantalla de 90 Hz no termine de brillar. Para ser algo que debería sorprender, lo hace poco.
En cuanto a la calidad de la pantalla, es un panel correcto, bien calibrado, con un nivel de brillo aceptable y que no da problemas a la hora de ver el contenido a plena luz del día. No obstante, el terminal incorpora diferentes modos de color y la opción de crear uno personalizado por si queremos ajustarlo. También cuenta con modo oscuro.
Es una buena pantalla, en definitiva. El único problema que le podemos sacar es que si bien los marcos laterales y superior sí están bien aprovechados, el marco inferior sigue siendo bastante generoso. Es algo normal en móviles con pantalla IPS, pero no está de más comentarlo.
Sonido: una sorpresa
La pantalla convence a medias, pero lo que ha sido toda una sorpresa ha sido el sonido. No es normal que los móviles de este rango de precio se escuchen tan bien como el Xiaomi Redmi 10. Los dos altavoces estéreo, uno en la parte superior y otro en la parte inferior, ofrecen un rendimiento más que correcto para ver películas, series o escuchar música o podcasts. No es el mejor sonido del mercado, pero no está nada mal. El problema es la ubicación del inferior, que al estar en el canto hace que sea muy fácil taparlo al sujetar el teléfono en horizontal.
Por fortuna, Xiaomi no se ha olvidado del jack de auriculares. Aunque tiene un buen abanico de códecs Bluetooth para ofrecer mejor calidad, es de agradecer que la firma china no se haya olvidado de los que siguen usando auriculares con cable. Minipunto para Xiaomi por ello.
Rendimiento: ¿qué pasa aquí?
Llegamos así al que, sin lugar a dudas, es el punto más decepcionante del dispositivo: su rendimiento. Es una pena que un terminal que es bonito y versátil se vea lastrado por unos componentes que no están a la altura. Los tirones son frecuentes, los tiempos de carga son prolongados y la experiencia en general deja un poco que desear.
Y es que el Xiaomi Redmi 10 monta 4 GB de memoria RAM LPDDR4x, que a estas alturas son pocos para una capa tan pesada como es MIUI; 64 o 128 GB de almacenamiento interno eMMC y un MediaTek Helio G88 de 12 nanómetros que solo alcanza los 2 GHz. La memoria RAM es escasa, la memoria interna es lenta y el procesador no es tan rápido como nos habría gustado, algo que notaremos sin lugar a dudas a la hora de abrir aplicaciones y navegar por sus menús.
Me he quedado con mal sabor de boca al ver que apps del día a día como Instagram, Spotify, Gmail, Twitter y los juegos a los que más suelo jugar, como ‘Brawl Stars’ o ‘Pokémom Unite’ tardaban varios segundos en cargar por completo. Esto mismo se aplica a las apps del sistema, que también tardan un poquito en cargar y no ofrecen la fluidez esperada. Por si alguien se guía por los benchmarks, he aquí los resultados:
Es, en definitiva, un teléfono que no está a altura. Es cierto que vale 200 euros, pero a estas alturas de año es fácil conseguir un POCO X3 Pro mucho más completo y potente por ese dinero e incluso menos. Algo falla en este dispositivo y los componentes elegidos tienen todas las papeletas para ser los culpables. 200 euros son 200 euros y que su precio sea «bajo» no justifica que el móvil no funcione fluido.
Sistema operativo: MIUI siendo MIUI
Bajo el capó del Xiaomi Redmi 10 encontramos Android 11 con MIUI 12.5.5. Es una capa de personalización conocida, en tanto que es la que encontramos en la mayoría de móviles Xiaomi y, como tal, tiene sus más y sus menos. Los más: que es bonita (aunque es una cuestión de gustos) y tiene muchas funciones. Los menos: que lo malo de MIUI sigue estando presente.
El dispositivo viene de fábrica con bastante bloatware, a.k.a. aplicaciones preinstaladas, como todas las herramientas de Xiaomi, Amazon, Facebook, WPS Office, Amazon Music, LinkedIn y AliExpress, además de algunos juegos como PUBG Mobile y Lords Mobile. Todas ellas se pueden desinstalar, afortunadamente.
También tiene la clásica publicidad in-app de los móviles Xiaomi, algo que a mí, personalmente, no me parece de recibo. Por ejemplo, cada vez que descargamos una app de Google Play el sistema operativo la escanea en busca de amenazas y, cuando termina, muestra un enorme anuncio justo encima del botón que abre la app. También he visto publicidad al abrir el gestor de archivo y el análisis de seguridad. Se puede desactivar si sabes cómo hacerlo.
Dicho lo cual, el sistema operativo tiene varias funciones adicionales, como Game Turbo, la caja de herramientas de vídeo (efectos especiales y funciones para la reproducción de vídeo), ventanas flotantes y un modo lite que aumenta el tamaño de los iconos y el texto. Las opciones de personalización cuantiosas y, en líneas generales, es un sistema completo.
El problema es que su rendimiento no es del todo correcto. Como vimos anteriormente, el terminal no tiene suficiente potencia para mover MIUI con soltura y eso se nota en los tiempos de carga, en la transición entre aplicaciones y en la multitarea.
Biometría: larga vida al sensor de huellas lateral
En cuanto a la biometría, el Xiaomi Redmi 10 nos ofrece dos opciones: desbloqueo facial en dos dimensiones o sensor de huellas en el lateral. El desbloqueo facial funciona correctamente cuando es de día, pero de noche, al no haber luz, la cámara no puede vernos la cara y directamente deja de funcionar. Por fortuna, el lector de huellas es rápido, preciso y capaz. Tanto que lo he acabado usando más que el desbloqueo facial en el día a día.
El lector está en el canto derecho, en una posición cómoda y accesible con el dedo pulgar de la mano derecha. Basta con rozar el sensor con el dedo para que se desbloquee, es rapidísimo. El «problema», si lo podemos considerar como tal, es que es complicado acceder a la pantalla de bloqueo, ya que al tocar el sensor desbloquearemos el móvil. Es una tontería y no tiene mayor importancia, pero no está de más comentarlo.
Batería: dos días sin problema
Seguimos con la batería. En el interior del Redmi 10 de Xiaomi tenemos una pila de 5.000 mAh con carga rápida de 18W y los resultados son mixtos. Por un lado, la autonomía es sobresaliente. Es un teléfono relativamente sencillo y pensado para no hacer un uso demasiado intensivo, pero incluso haciéndolo es capaz de comportarse sin problema. Durante nuestras pruebas hemos conseguido hasta cuatro horas de pantalla en días consecutivos, es decir, cuatro horas un día y cuatro horas el segundo día.
Lo hemos usado para ver películas, jugar a ‘Brawl Stars’ y ‘Pokémon Unite’, chatear, pasar el rato en Instagram y TikTok y, como decíamos, hemos podido usar el teléfono sin tener que preocuparnos por la batería. Es más, a título personal, durante estos días me he acostumbrado a no cargarlo por la noche porque me iba a la cama con el móvil al 60%.
Y si la autonomía es buena, la carga no lo es tanto. 18W pueden parecer muchos, pero no lo son en absoluto si tenemos en cuenta la capacidad de la batería. Cargar el teléfono por completo lleva alrededor de dos horas, mucha tela y nada práctico si necesitamos darle un chute rápido en un momento puntual. Una pena, porque una carga más rápida habría sido un complemento sensacional para la autonomía.
Cámara: que no falten sensores
Nos vamos acercando al final, no sin antes hablar de la cámara. Como no podría ser de otra manera, el Xiaomi Redmi 10 tiene cuatro cámaras traseras de las cuales, en el día a día, vamos a usar una o dos: la principal y el gran angular. Las otras dos son un sensor de profundidad y un macro que, salvo usos puntuales, quedan relegadas a un segundo plano. La configuración es la siguiente:
- Sensor principal de 50 megapíxeles f/1.8.
- Gran angular de ocho megapíxeles f/2.2 con 120º de campo de visión.
- Macro de dos megapíxeles con apertura f/2.4
- Profundidad de dos megapíxeles con apertura f/2.4
- Cámara delantera de ocho megapíxeles f/2.0
El dispositivo es capaz de grabar hasta en FullHD a 30 FPS con la cámara trasera y hasta en FullHD a 30 FPS con la cámara delantera. Así pues, tenemos una configuración bastante conocida y que encaja dentro de la gama media. Lo más llamativo, evidentemente, es ese sensor de 50 megapíxeles que, por cierto, no saca fotos de 50 megapíxeles en automático, sino que para exprimirlo al máximo tendremos que activar el modo correspondiente.
La app de cámara es la que conocemos de otros tantos Xiaomi. Es intuitiva, fácil de usar y algo lenta, algo derivado del ya comentado escaso rendimiento. Tiene todos los modos necesarios para exprimir la cámara al máximo y, más allá de los tiempos de apertura, no nos ha dado problemas de ningún tipo. Dicho lo cual, hablemos de resultados.
Cámaras traseras
El rendimiento de la cámara trasera es aceptable cuando la luz abunda y las condiciones son propicias. La cámara consigue capturar un nivel de detalle correcto, pero la iluminación deja un poco que desear y el rango dinámico es muy bajo. Eso se traduce en colores demasiado apagados, tal y como podemos ver en la foto de muestra.
El gran angular es un sensor mucho menos luminoso y, por algún motivo, significativamente más cálido. La correción de lente es bastante buena, pero la calidad global de la fotografía está algo por debajo de la media. Se nota que es un sensor sin mucha resolución y que el HDR no termina de funcionar correctamente.
Para muestra, un botón. En la imagen superior tenemos la misma foto, pero sacada con y sin HDR. El HDR consigue rescatar las luces altas y subir un poquito las sombras, pero la imagen general tiene una luz demasiado apagada. Esta foto, de hecho, se tomo por la tarde, cuando el sol está en su mejor punto (la llamada «hora dorada») y puedo garantizar que los colores eran mucho más vivos.
Como todos los teléfonos con sensores de alta resolución, el Xiaomi Redmi 10 no saca fotos de 50 megapíxeles, sino que combina varios píxeles en uno. No obstante, podemos forzar el sensor para conseguir la foto completa. Así ganamos en nivel de detalle, pero perdemos la posibilidad de usar el HDR. La nitidez de los objetos lejanos es muy superior, pero las luces altas y las sombras más oscuras de la cuenta no se corrigen.
Por otro lado, el dispositivo pone a nuestra disposición un sistema de inteligencia artificial que optimiza las imágenes según el tipo de escena. El resultado, normalmente, es una foto poco fiel a lo que ven nuestros ojos, con colores más saturados de la cuenta, verdes demasiado verdes o una claridad muy alta. Para gustos, colores, pero mi recomendación personal es que mejor dejar a la IA tranquila.
El tercer sensor que el Xiaomi Redmi 10 pone a nuestra disposición es el macro. ¿Su utilidad? Dependerá de qué tipo de fotografías nos guste hacer, pero a mí, personalmente, me parece un sensor que aporta más bien poco a la experiencia diaria. El resultado es llamativo, como podemos comprobar, pero la realidad es que hay pocos casos de uso en los que vayamos a usar el macro a menudo.
Lo que sí se agradece es el sensor de profundidad. No lo vamos a usar a mano, pero sí que se nota que las lecturas de profundidad ayudan a mejorar la precisión del recorte en los retratos. La calidad general de la imagen es correcta, aunque el HDR no funciona con este modo. El nivel de detalle del sujeto es aceptable (no el mejor, sin duda) y el recorte está bien.
De noche el rendimiento de la cámara es mucho más pobre. Se nota que las texturas están más lavadas y que el procesado es algo agresivo. Si los objetos fotografiados están cerca conseguiremos una foto decente, sobre todo si hay luz (aunque sean farolas), pero podemos apreciar como en la distancia el detalle cae y aparece el efecto acuarela.
Con el gran angular las carencias se acrecentan. La imagen sale realmente lavada, el nivel de detalle de los objetos cae muchísimo y el efecto acurela no tarda en aparecer. Además, el control de las luces altas es pobre, tal y como podemos comprobar en la imagen de muestra sobre estas líneas.
El HDR también se agradece de noche. El efecto no es tan sorprendente como de día, pero sí es capaz de rescatar las luces altas y mejorar un poquito el detalle de las sombras. No es la panacea, pero recomiendo dejarlo activado siempre en la medida de lo posible.
Con el sensor de 50 megapíxeles conseguimos un resultado similar al modo automático, solo que con más nivel de detalle y un efecto acuarela menos notable. Sin embargo, tenemos el mismo problema que de día, y es que el HDR no funciona, por lo que sí o sí se quemarán las luces altas y las sombras saldrán demasiado oscuras.
¿Y qué es un móvil sin su correspondiente modo noche? El Xiaomi Redmi 10 lo incluye, aunque es una pena que no se active automáticamente. En su lugar, somos nosotros los que tenemos que acceder al menú y seleccionarlo manualmente. El resultado es una foto con más detalle, más luz, más claridad y, en definitiva, una foto mejor. Moraleja: mejor usarlo cuando consideremos que la situación lo requiere.
Finalmente, y en lo referente al modo retrato, el nivel de detalle cae ligeramente y el HDR sigue sin funcionar, pero el recorte es igualmente preciso. Esto es de agradecer, ya que de noche es cuando el modo retrato suele brillar menos. Servirá, sin duda, para hacer alguna que otro foto puntual con ese efecto bokeh que tanto gusta.
Cámaras delanteras
El selfie con la cámara delantera es un gustazo, simple y llanamente. La cámara se comporta perfectamente y consigue sacar fotos de lo más decentes cuando la luz es correcta. Eso sí, recomendable activar el HDR, ya que la diferencia entre usarlo y no usarlo puede ser abismal, tal y como puede comprobarse en las muestras superiores.
El modo retrato, por su parte, brilla y peca donde brilla y peca la cámara trasera. El recorte del sujeto es muy bueno y el nivel de detalle es similar al conseguido en el modo selfie, pero el HDR no funciona, por lo las luces altas y las sombras no serán interpretadas del todo bien. Una lástima, desde luego.
Y si de día el selfie nos ha convencido, de noche no tanto. El nivel de detalle que consigue la cámara de día no tiene nada que ver con el que consigue de noche. El sujeto sale poco definido, con píxeles apreciables a simple vista, cierta tendencia al verde y unas luces que no están bien gestionada. No es un selfie nocturno a la altura, en pocas palabras.
Del modo retrato podemos decir exactamente lo mismo. El sujeto sale peor definido, las luces están regular gestionadas y la tendencia al verde sigue ahí. No obstante, y como punto positivo, cabe destacar que el recorte es preciso incluso en las zonas más complicadas.
Vídeo
El apartado del vídeo tiene un margen de mejora signiticativo. El Redmi 10 solo es capaz de grabar en FullHD y en 30 FPS, algo que a estas alturas de la película se antoja insuficiente. El nivel de detalle es regular tanto de día como de noche, la estabilización brilla por su ausencia… En pocas palabras, no es una cámara de vídeo que vayamos a disfrutar usando.
Xiaomi Redmi 10, la opinión de Xataka
El Xiaomi Redmi 10 es un terminal que no nos ha terminado de enamorar. Es cierto que su precio es bajo y que por 200 euros no podemos pedir el rendimiento de un gama alta, pero eso no es excusa para que tenga los problemas de rendimiento que tiene. Se nota que al móvil le falta potencia en todos los aspectos y eso, en el día a día, es algo que se nota.
Como puntos positivos, podemos destacar su autonomía (no su velocidad carga, desde luego), el rendimiento de la cámara cuando es de día y el diseño, que puede no ser premium pero tampoco se siente mal. Del usuario final dependerá poner sus pros y sus contras en una balanza y decidir. Si queremos un móvil básico para WhatsApp y poco más o incluso un segundo móvil de batalla puede valer, pero para el día a día, para jugar o hacer cosas más pesadas es, sin lugar a dudas, un terminal que se queda corto.