Ya hemos probado tres teléfonos con el Qualcomm Snapdragon 8 Gen 2: el Samsung Galaxy 23+, el Galaxy S23+ y el OnePlus 11. Todos tienen algo en común: se acabaron los problemas de temperatura y de estrangulamiento. De esto hablaremos más adelante, vayamos con el rendimiento del día a día. Sobra decir que el Xiaomi 13 Pro vuela en todo tipo de tareas, desde las más básicas a los juegos más exigentes. No hemos notado un excesivo aumento de la temperatura al jugar a las entregas más pesadas. Tan solo al grabar en 8K durante algunos minutos sí que hemos llegado a notar más calor de lo habitual.
Nuestra versión contaba, además, con 12 GB de memoria RAM y 512 GB de memoria interna, el punto más dulce para configurar este teléfono. No hemos tenido problemas de cierres ni siquiera con juegos pesados. Tampoco hemos tenido, pese a MIUI, comportamientos extraños que acaben afectando al rendimiento.
Aunque no es habitual comentarlo, aprovechamos este apartado para destacar que Xiaomi por fin está incluyendo sensores de proximidad físicos. Los anteriores sensores basados en la proximidad daban múltiples problemas. Con este Xiaomi 13 Pro la experiencia es la que debe ser: si llamamos o reproducimos un audio, la pantalla se apaga.
| XIAOMI 13 PRO | ONEPLUS 11 | IPHONE 14 PRO | SAMSUNG GALAXY S23+ | XIAOMI 12 | ASUS ZENFONE 9 | SONY XPERIA 1 IV |
---|
PROCESADOR | | | Apple A16 Bionic | - Snapdragon 8 Gen 2 (for Galaxy)
| | | |
RAM | | | | | | | |
GEEKBENCH 5/6 (SINGLE/MULTI) | 2.019 / 5.308 (6) | 1.176 / 4.960 (5) | 2.508 / 6.306 (6) | 2.019 / 5.308 (6) | 1.120 / 3.531 (5) | 1.317 / 3.944 (5) | 1.175 / 3.262 (5) |
3D MARK Wild Life Unlimited | 11.325 | 14.018 | 12.344 | 14.250 | – | 9.526 | 10.761 |
3D MARK Wild Life Stress Unlimited | 11.125 / 11.036 | 14.250 / 11.186 | 12.344 / 7.931 | 14.018 / 13.968 | – | 10.892 / 8.166 | 10.071 / 4.232 |
PCMARK WORK | 16.344 | 11.406 | – | 15.823 | 13.097 | 16.243 | 11.431 |
Y llegamos al punto favorito de servidor: los test sintéticos. La puntuación no importa demasiado, aunque sea un buen reflejo de la potencia máxima del teléfono, pero medir el rendimiento sostenido es algo imprescindible vistas las idas y venidas de algunos fabricantes en estos últimos años.
El Xiaomi 13 Pro ha obtenido un 99,2% de estabilidad en el test de estrés (GPU) de 3D Mark, una puntuación brutal a la altura de lo que vimos en el OnePlus 11. Esto se traduce en que el teléfono es capaz de sostener altas cargas de trabajo sin que la temperatura suponga un problema. En el test de CPU también se ha comportado bastante bien, manteniendo un rendimiento del 84%.
Sí que hemos notado que algunos juegos aún no están adaptados al Snapdragon 8 Gen 2. ‘CarX Street’ presenta algunos problemas cargando el mapa, y en ‘Genshin Impact’ la estabilidad no es perfecta. Este es más un tema de optimización de los propios juegos que del SoC, por lo que no es preocupante.
Biometría
A nivel biométrico encontramos la combinación típica de la gama alta en Android: lector de huellas bajo la pantalla y reconocimiento facial 2D. Tanto el lector como el reconocimiento facial funcionan bastante rápido, con una tasa de fallo inexistente. El único punto a mejorar recae en la propia naturaleza del reconocimiento facial: el 2D no es demasiado seguro. Obviando esta salvedad, quedamos más que satisfechos con los resultados.
MIUI 14, ¿o MIUI 13?
Android 13 y MIUI 14, esta es la combinación con la que nos ofrece el Xiaomi 13 Pro. Cuando probamos MIUI 14 tuvimos claro que los cambios brillaban por su ausencia, aunque esta era una ROM centrada en el rendimiento. Los cambios importantes van bajo el capó, y tienen que ver con el espacio que ocupa ahora el sistema, los tiempos de ejecución de las apps y demás.
Sigue habiendo algún bug puntual aunque, a nivel de fluidez y personalización, MIUI 14 es una ROM más que completa
MIUI nunca ha sido un problema (a nivel de rendimiento) en los Xiaomi más potentes, por lo que no hemos notado demasiado salto. El móvil vuela, como volaba el Xiaomi 12 Pro con MIUI 13. Aunque sigue siendo una ROM recargada y que consume bastantes recursos, con este procesador y una buena cantidad de RAM, el sistema se mueve de forma más que digna. No hemos tenido bugs más allá de uno que arrastran desde hace un año: Google Discover a veces se rompe.
Además
A nivel interfaz, MIUI sigue alejada de los diseños propuestos por Google. El motor de temas automático de Android 13 no se aplica en el centro de control (calcado de iOS) ni los ajustes y, salvando algún refinamiento en los iconos de los menús, el UI es calcado a lo que vimos el año pasado… y el anterior. MIUI necesita un lavado de cara e intentar adaptarse más al consumidor europeo.
Hechas las peticiones vamos con lo bueno, porque lo hay. MIUI es una ROM repleta de personalizaciones, con uno de los motores de temas más potentes de Android, y con soporte para unos nuevos widgets con MIUI 14 que sacan bastante partido a dicho motor de temas.
También tenemos opciones más que interesantes como la medición de ritmo cardiaco desde el lector de huellas, game launcher para optimizar la experiencia con juegos, modo ahorro extremo de batería, etc. Las bondades de MIUI vienen heredadas de las versiones anteriores, eso sí.
Autonomía: 5.000mAh que siguen sin rendir como deben
5.000mAh y carga rápida de 120W. Repetimos las especificaciones brutales del pasado curso. Por alguna razón, no logramos llegar con facilidad a las seis horas de pantalla con el modelo del año pasado y, este año, repetimos resultados. Si bien la batería es algo mejor dada la eficiencia del nuevo procesador, seguimos con una autonomía insuficiente para aguantar la jornada de uso intensiva. ¿La buena noticia? En tan solo 19 minutos tenemos de nuevo a tope las pilas.
Hablamos de que, con algo de grabación y fotografía, en un ciclo con 5G y WiFi no hemos sido capaces de superar las cinco horas de pantalla. Si le damos uso ligero y bajo mucho WiFi (y con brillo bajo), sí que podemos sobrepasar las seis horas y acariciar algo más de tiempo de pantalla, pero este es un móvil mucho más tragón de lo que nos gustaría.
Respecto a la carga rápida, los 120W siguen viniendo desactivados por defecto. Si queremos activarlos tenemos que irnos a ajustes, batería, subapartado batería, pulsar sobre «aumentar velocidad de carga» y pulsar sobre esta opción. Un menú algo confuso, ya que estoy convencido de que pocos usuarios pulsarán sobre «batería» tras haber pulsado previamente en «batería» (subajuste) en el menú de ajustes. Sea como fuere, si apuestas por los 120W, ve con todo. Ocultar la opción en un submenú de ajustes arroja ciertas dudas sobre cuán saludable es esta característica para la vida útil de la pila.
Adicionalmente, tenemos carga inalámbrica y carga inalámbrica inversa. En el caso de esta última, podemos poner un límite para detener el generoso regalo de carga a otros productos cuando nuestro móvil esté por debajo de cierto porcentaje. Esta carga viene desactivada por defecto, algo que sí tiene especial sentido.
Cámaras: mucha, mucha tela que cortar
Una pulgada. Quizás no somos conscientes de lo que supone tener un sensor de ese tamaño en un teléfono. Hasta hace no demasiado tiempo, los teléfonos estaban altamente limitados por el tamaño del sensor, estas problemáticas empiezan a diluirse con los gigantescos sensores de alta resolución.
Además de contar con tamaño sensor, las ópticas de este teléfono vienen firmadas por Leica. En concreto, esta es la configuración de cámaras del Xiaomi 13 Pro.
Cámara principal: 50.3 megapíxeles, f/1.9, 1 pulgada, equivalente a 23mm (angular), fotodiodos de 1.6µm, OIS, láser autofocus.
Cámara teleobjetivo: 50 megapíxeles, f/2.0, equivalente a 75mm (teleobjetivo 3.2X óptico).
Cámara ultra gran angular: 50 megapíxeles, f/2.2, equivalente a 14mm, 115˚.
Además
Antes de comentar los resultados que ofrece tal bárbara configuración de sensores, hablemos de la aplicación de cámara, porque aquí empiezan los cambios. Nada más abrir la app de cámara, esta nos advertirá de que tenemos dos modos de disparo: Leica Vibrant o Leica Authentic. De estos modos hablaremos en los resultados.
La parte inferior alberga el clásico carrusel de modos, completamente configurable, y en la parte superior tenemos los ajustes del HDR, IA, cambio entre modos de disparo e integración con Google Lens, entre otros. Un punto a destacar de esta cámara es que no hay apenas tiempo de postprocesado. Disparamos, vamos a la galería, y obtenemos la fotografía. El tiempo de obturación es correcto pese al enorme sensor con el que contamos y la experiencia general, más que correcta.
Nos ha gustado especialmente la función de enfoque al ojo, un imprescindible para preservar la máxima nitidez en fotografía a sujetos y que, en esta generación, funciona más rápido que nunca.
Cámara principal
La colaboración con Leica ha cambiado la forma que tiene Xiaomi de interpretar las fotografías. Aquí hay luces, pero también sombras. No podéis imaginar mi ilusión al tener una cámara de una pulgada en mis manos con un perfil «Authentic» firmado por Leica, en el que se me prometía la máxima naturalidad. ¿La sorpresa? El modo más natural es el menos natural.
Las diferencias entre ambos modos es mínima, con la principal diferencia de que el modo Authentic apaga bastante las sombras y tiene un grado de saturación ligeramente distinto. El punto aquí es que, más que una interpretación precisa de lo que está viendo el sensor, es sencillamente un procesado algo más distinto, con un look más oscuro. Para mi sorpresa, el modo vibrant ha resultado mucho más natural, entendiendo por natural el rango dinámico, la colorimetría y la correspondencia con lo que yo veía realmente.
Además
Más allá de esta curiosidad con los modos de disparo, la cámara del Xiaomi 13 Pro se ha comportado de forma más que digna. Destaca especialmente en la naturalidad con la que trata las pieles de los sujetos, por un balance de blancos bien ajustado en términos generales y presume de cierta naturalidad general (no tanto buscando el detalle fino). Hemos notado algo de inconsistencia con el HDR en los disparos, con algún que otro quemado no muy preocupante, pero presente.
No terminamos de entender por qué se abusa tanto del detalle artificial en un sensor de una pulgada, con el músculo suficiente para ofrecer fotografías mucho más limpias. En general, nos da la sensación de que los resultados están un paso por debajo de lo que podría lograrse con este software. Tenemos buenas fotografías, pero el salto no es el esperado respecto al móvil del año pasado.
Cuando cae la noche, los resultados son similares. Tenemos fotografías de nivel, pero con ese toque artificial que esperamos acabe desapareciendo algún día. El modo noche funciona de forma automática, aunque podemos forzarlo. Sirve, especialmente, para controlar las altas luces y reforzar los bordes de la imagen. Nos gusta el look de las fotografías con este modo noche, teniendo siempre en cuenta que muestra más luz de la que realmente hay en la imagen.
Zoom y ultra gran angular
El extra de ambición de Xiaomi con teleobjetivo y ultra gran angular se ha acabado notando. Estamos, con diferencia, ante uno de los mejores resultados en ultra gran angular. Esta cámara suele ser la mayor debilidad de la gama alta, con resultados mediocres y quedando relegada a un segundo plano. En el Xiaomi 13 Pro dan ganas de disparar bastante con esta cámara, ya que los resultados no quedan tan lejos respecto a lo que vemos con el sensor principal.
Algo similar sucede con el teleobjetivo. Esta cámara, de hecho, es el mejor ejemplo de que si el fabricante no quiere artificialidad, no tenemos por qué tenerla. El procesado cuando disparamos con el teleobjetivo suele ser más suave (no siempre es consistente).
La consistencia entre sensores es más que correcta y, de este apartado, nos quedamos con el buen sabor de boca de que cada una de las tres cámaras de este Xiaomi 13 Pro ofrece un gran resultado.
Modo retrato
Xiaomi parece seguir afinando su modo retrato. Esta generación vemos un recorte algo más fino en el pelo, mucho más detalle en la piel y un bokeh muy controlado. Tanto, que algunas fotografías casi arrojan la duda de si cuentan con desenfoque artificial o con el propio desenfoque natural de la lente. Muy buen trabajo por aquí.
A pesar de tener varios modos de software dedicados al retrato, lo que más nos ha convencido ha sido la vieja confiable. Modo retrato normal y ajustar nosotros la distancia de disparo
Podemos regular la apertura de forma digital, para simular más o menos bokeh, y tenemos algunos modos predeterminados de disparo en retrato en blanco y negro, simulación de 75mm y demás. En nuestras pruebas estos modos abusan de software y la mejor solución para tener retratos de altura es jugar nosotros mismos con las distancias para obtener la mejor fotografía.
Cámara frontal
El selfie no nos ha llegado a convencer. Los colores son algo erráticos (con tintes magentas y sobresaturación de pieles), el HDR lo pasa mal, creando halos y ensuciando la imagen. No hemos escogido los escenarios más amigables para realizar las fotografías, pero otros rivales directos no han tenido menor problema en compensar correctamente exposición y colorimetría en dichas situaciones. No es, ni mucho menos, un mal apartado de cámara delantera, pero hemos de tener en cuenta que es fácil sacarle las cosquillas.
Vídeo
El apartado del vídeo, con la posibilidad de grabar en 8K, es un punto con luces y sombras. El vídeo está muy, muy procesado. En 4K no tenemos la nitidez esperada y, en 8K, es bastante fácil ver cómo genera artefactos. No es la calidad de imagen que esperamos en un móvil de este calibre. En situaciones algo más amigables, el apartado de vídeo puede cumplir, pero este es uno de los puntos en los que más salto estamos viendo en los últimos años, y en los que nos gustaría ver a Xiaomi compitiendo de tú a tú.
Xiaomi 13 Pro, la opinión de Xataka
El Xiaomi 13 Pro es, a todas luces, un gama alta de nivel. Tiene los materiales que esperamos de un gama alta, el mejor procesador del mercado Android, una pantalla que roza los 2.000 nits de brillo pico y todas las especificaciones que se esperan de un gama alta. La cámara nos ha gustado, aunque no tenemos claro que se haya sacado el máximo partido al brutal sensor que monta este teléfono. El disparo en RAW está capado a 12 megapíxeles, por lo que no podemos ver qué hace realmente el sensor, y las fotografías en automático tienen un buen nivel de detalle, pero demasiado apoyo en el software.
La curvatura en pantalla y la batería, que no termina de brillar, son los únicos dos puntos flacos de este teléfono, que brilla por su rendimiento, sonido y equilibrio general. Xiaomi ha creado un flagship de altura, sin miedo a competir de tú a tú con los más grandes. Serán los consumidores los que decidan si merece o no la pena la inversión.
9.0
Diseño 9,25
Pantalla 9,5
Rendimiento 9,75
Cámara 9,25
Software 8
Autonomía 8
A favor
- El rendimiento es sobresaliente. Gracias, Qualcomm.
- La pantalla nos ha gustado en el apartado técnico: mucha resolución y brillo.
- El equilibrio general del dispositivo está bien resuelto.
En contra
- La cámara de una pulgada es buena, pero no se le saca el máximo partido al sensor.
- La autonomía es bastante mejorable.
- Ha habido un claro salto atrás en ergonomía y comodidad.