Xiaomi 13 Lite análisis redondeando la fórmula

Xiaomi 13 Lite análisis redondeando la fórmula

Xiaomi 13 Lite análisis redondeando la fórmula. Cuando Xiaomi presentó su nueva generación, todas las miradas las acapararon tanto el Xiaomi 13 como, evidentemente, el Xiaomi 13 Pro. No solo montan el Snapdragon 8 Gen 2, sino que también lucen colaboración con la legendaria casa fotográfica Leica. Ante las apabullantes especificaciones de sus hermanos, el Xiaomi 13 Lite pasó desapercibido, pero puede ser un terminal muy interesante para ciertos usuarios. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en el WhatsApp. Si usas Telegram ingresa al siguiente enlace.

Los Xiaomi Lite de estos últimos años se han caracterizado por ser móviles equilibrados. Esa filosofía se mantiene en esta generación a la vez que se ha refinado alguno de los puntos del año anterior que buscaban destacar por “cantidad” más que por calidad. Y sí, me refiero a esa cámara de 108 megapíxeles del Xiaomi 12 Lite. Dicho esto, veamos si este Xiaomi 13 Lite vale la pena al precio de 499 euros al que se ha lanzado.

Ficha técnica del Xiaomi 13 Lite

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Muy cómodo en mano y parece más premium de lo que es

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Tengo que decir que los últimos Lite me han gustado. El Xiaomi 11 Lite fue un soplo de aire fresco al resultar un teléfono relativamente compacto, pero sobre todo muy ligero. La sensación en mano no era excesivamente premium, pero el tacto era muy bueno.

Con el Xiaomi 12 Lite se perfilaron algunos puntos, pero resultó ser un móvil continuista al tacto. Esto es algo que cambia radicalmente con el modelo de este año debido al cristal curvo tanto de la trasera como del frontal.

Tenemos un móvil que es un poco más ligero y compacto que el modelo del año pasado, pero lo que realmente mejora las sensaciones es esa curvatura trasera.

Este año, la compañía china se ha olvidado de tener tres traseras distintas (con los Xiaomi 12 teníamos curvas en la trasera de los dos modelos superiores y un acabado plano en el Lite) y contamos con una curvatura que se “funde” con el plástico de los laterales.

Es muy, muy cómodo de sostener, la sensación del cristal en la trasera siempre es genial y tanto el grosor de 7,2 milímetros como los 171 gramos de peso se sienten realmente bien. ¿Que los laterales habrían sido mejor en aluminio? Sí, claro, pero el precio tampoco sería el mismo y ya hemos visto un incremento de 50 euros respecto a la generación anterior.

Tengo que decir que este acabado brillante atrapa las huellas. Incluso en mi color, en el que deberían pasar más desapercibidas, se nota a la mínima la grasilla de los dedos. Si te molesta en exceso, tienes la funda de cortesía que siempre incluye Xiaomi, pero te recomiendo llevarlo sin funda porque, con ella, se pierde el encanto de este móvil.

Y el módulo de cámaras sobresale. Tiene dos alturas: la del propio módulo y la del anillo en el que tenemos la cámara principal y el gran angular, pero no baila en una mesa. Si tocas la parte superior izquierda claro que se mueve, pero si escribes un mensaje con el teclado en la mitad inferior, no tendrás problemas.

Una pantalla genial para ver contenido… con una isla que no es dinámica

Si pasamos al frontal vemos las mayores novedades tanto con el resto de la familia como con el modelo del año pasado. Para empezar, los laterales son curvos. Esto siempre es algo subjetivo y difícil de tratar porque hay amantes y detractores a partes iguales, pero personalmente prefiero los paneles planos.

En este modelo tenemos las típicas sombras en los laterales cuando vemos contenido con fondo blanco o los brillos cuando no estamos mirando el panel desde un ángulo perpendicular. Las sombras no son molestas ni extremadamente evidentes, pero están ahí y puede haber toques accidentales.

En mi caso no he tenido problema con esto, pero si los tuvieras, debes saber que Xiaomi incluye un apartado para limitar por software esos toques fantasma limitando el área sensible de la pantalla. Es una solución que con un acabado plano no habría que tomar, pero bueno, realmente tiene una estética que hemos asociado estos últimos años con los móviles más premium y lo cierto es que no parece un terminal de 500 euros, sino uno que podría costar bastante más.

Metiéndonos de lleno en el panel, tenemos las mismas 6,55 pulgadas con resolución de 2.400 x 1.080 píxeles que hemos visto estos dos últimos años. La densidad es de 402 píxeles por pulgada -muy buena- y según GSMArena tenemos un aprovechamiento bestial de pantalla, un 89,5% que es superior al de los dos Lite anteriores.

El panel AMOLED ofrece unos colores vivos y saturados. Tienes varios modos de ajuste de imagen en la configuración de pantalla, así como muchísimas opciones de personalización del Always-on Display, pero si te sirve, yo tengo puesto el perfil P3, es el que más me gusta en este terminal porque tiene un equilibrio interesante entre la saturación del perfil vivo y el tono más cálido del perfil natural. Por cierto, si lo miras desde unos 45 grados, el panel tiene tintes verdosos, pero no son situaciones de uso muy comunes.

Para ver contenido es un móvil que cumple con creces y, en el día a día, no he tenido queja alguna. Tanto en casa como en exteriores se porta bien, pero quizá habría dotado al panel de un brillo superior. Los 500 nits típicos se quedan algo cortos en días muy soleados y tiene un pico de 1.000 nits que sí, es mayor que el del año pasado, pero es solo en circunstancias muy concretas.

También me gustaría que el sistema que regula el brillo automático fuera más ágil y preciso. No es lo instantáneo que me gustaría para cambiar de un brillo alto a uno más bajo (cuando pasas a una tienda tras estar mirando el móvil en la calle, por ejemplo) y en casa hay veces que mantiene un brillo altísimo en situaciones que no lo requieren. Uno de los gestos que más he repetido estos días es el de desplegar la barra de herramientas para bajar un poco el brillo.

Y, como se suele decir, pasemos al elefante en la habitación. Tenemos una isla de cámaras en la parte superior. Esto me choca porque las dos generaciones de Lite anteriores tenían uno de los orificios en pantalla más pequeños del mercado y, aquí, tenemos dos cámaras en una isla central.

Esto de las dos cámaras lo hemos visto en móviles como el Honor Magic4 Pro, pero claro, no en Xiaomi y es curioso que en su gama media incluyan un elemento tan llamativo como este justo unos meses después del lanzamiento del iPhone 14 Pro. Aquí no tenemos nada dinámico ni un módulo como el del Realme C55. Simplemente, es un módulo para una cámara doble.

Te acostumbras, pero da un bocado importante al panel y realmente no vemos una utilidad porque esa segunda cámara que incluye aporta más bien poco.

Nos quedamos sin altavoces estéreo

En diseño y pantalla es un móvil que te va a satisfacer, pero en sonido se ha dado un evidente paso atrás. Xiaomi es una compañía que, con mejor o peor resultado en lo que a calidad se refiere, ha llevado el sonido estéreo hasta la gama más económica. Sus Lite de las últimas generaciones también ofrecían dos altavoces.

En esta generación nos quedamos solo con uno. Sí, no hay sonido estéreo en el Xiaomi 13 Lite y es algo que me choca, sobre todo cuando en el marco superior ves el brillante logo de ‘Dolby Atmos’. El sonido es plano, el volumen no está mal, pero como pases del 80% vas a notar una considerable pérdida de definición y… no es agradable.

Si conectas auriculares tendrás la mejor experiencia gracias a la simulación de sonido envolvente y al ecualizador que puedes personalizar a tu gusto. Pero bueno, queda claro que es un paso atrás en lo que a experiencia sonora se refiere.

Buen rendimiento con el Snapdragon 7 Gen 1

En el interior, la cosa cambia. Del SoC por excelencia de la gama media del año pasado, el Snapdragon 778G, pasamos al Snapdragon 7 Gen 1. Qualcomm ha empezado a homogeneizar la nomenclatura de sus gamas y este System on a Chip es interesante.

Está fabricado en una litografía de 4 nanómetros que debería ser extremadamente eficiente a nivel energético y cuenta con un núcleo de 2,4 GHz, tres a 2,36 GHz y cuatro de bajo consumo a 1,8 GHz con la Adreno 644 como GPU. Te dejo la tabla de test y seguimos comentando:

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Como decimos siempre, los números… números son. Están bien para hacerse una idea de los saltos generacionales, pero lo importante está en el rendimiento en el día a día y detalles como la capacidad de sostener un rendimiento máximo durante periodos de tiempo prolongados.

En los test de estrangulamiento térmico he tenido un buen rendimiento, aunque inconsistente dependiendo del test. Por ejemplo, en el de 3D Mark que realiza una prueba durante varios ciclos, la estabilidad ha sido muy, muy buena, del 98%. En el test de CPU Throttling Test, con una duración de 15 minutos, se aprecia una caída de un 20% pasada la mitad de la prueba.

Curiosamente, el móvil no estaba caliente y, en juegos como ‘Call of Duty Mobile’ o ‘Diablo Immortal’ es capaz de sostener muy bien la tasa de frames por segundo con una configuración gráfica en parámetros ‘altos’. Es un buen rendimiento en juegos, no se calienta en exceso y lo cierto es que los picos de calor los he notado jugando por streaming en Game Pass, donde la CPU y GPU no trabajan demasiado.

En el día a día no me ha dado quebraderos de cabeza y considero que va bien servido en hardware (sí, también tiene sensor de proximidad, así que parece que Xiaomi ha dejado a un lado el “invento” de generaciones pasadas), pero MIUI 14, a veces, sigue haciendo de las suyas.

El mismo MIUI de siempre, para bien y para mal

Si apuestas por un Xiaomi, seguramente ya sepas qué vas a encontrar. Si eres nuevo en el sistema, te abrumará la cantidad de personalización, opciones y tanto icono por todas partes en cuanto enciendes el teléfono por primera vez.

Es una capa con un toque muy asiático, por lo que está bastante recargada, pero tiene elementos que son muy interesantes. Vas a poder personalizar un montón de apartados, si te gustan los temas hay muchísimas opciones para elegir y me parece un acierto que separen los botones de la barra de herramientas de las notificaciones.

Tenemos Google Discover, la navegación es fluida, la multitarea funciona bien y, en general, el sistema se mueve a la perfección. No es el más «eléctrico» debido a las animaciones y algunas transiciones, pero no tendrás la sensación de que es un software pesado.

No me he encontrado muchos bugs, pero uno de ellos lo he visto en otros Xiaomi. Cuando estás viendo un vídeo a pantalla completa, si te llega un mensaje de Telegram no verás nada porque el fondo de la tarjeta de notificación es transparente.

La cantidad de bloatware es exagerada y, por mucho que lo digamos siempre, no me termino de acostumbrar (menos mal que prácticamente todo se puede desinstalar). Eso sí, el bug más molesto es que hay un servicio de Google que se me ha quedado pillado durante toda la semana, afectando a la duración de la batería. Te hablaré más de eso en el apartado de la autonomía.

Biometría

Antes de despedirme del software hay que mencionar la biometría. Tenemos sensor óptico en pantalla y desbloqueo facial 2D. Este último es rápido, pero es inseguro -la propia Xiaomi lo avisa cuando lo estás configurando- y necesita luz para funcionar correctamente.

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El sensor óptico está ubicado muy cerca de la barbilla y funciona bien cuando configuras varias veces la misma huella. El primer día tuve problemas con el desbloqueo porque o no me pillaba el dedo o, directamente, daba error tras varios intentos.

Configuré la misma huella tres veces (con otras dos veces la del pulgar de la mano izquierda) y la experiencia cambió radicalmente. Es rápido y preciso, pero debería serlo con solo un registro, no con tres.

Carga rápida de 67 W para una batería que no es muy generosa

En la batería encontramos las mismas cifras que en el Xiaomi 13. Tenemos 4.500 mAh con un cargador de 67 W que está incluido en la caja. Esto es algo que Xiaomi sigue haciendo bien. En nuestras pruebas, hemos clavado el tiempo de carga de su hermano mayor, por lo que tenemos una carga completa (del 1% al 100%) en 41 minutos.

Estos son los tramos:

  • 15% en 3 minutos
  • 50% en 15 minutos
  • 75% en 26 minutos
  • 100% 41 en minutos

Ahora bien, si pasamos a ver en detalle el rendimiento de esos 4.500 mAh, nos encontramos una sorpresa algo amarga. El Xiaomi 13, con una pantalla más brillante y un procesador mucho más potente, me permitió casi seis horas de pantalla en una de las mediciones.

Este Xiaomi 13 Lite en las mismas condiciones (nada de juegos, un uso moderado de la cámara, llamadas telefónicas, muchas notificaciones con vibración y música en Apple Music con auriculares Bluetooth) me ha dado para cinco horas y cuatro minutos de pantalla. Mientras escribo estas líneas llevo dos horas y ocho minutos de pantalla y queda un 52% de batería, por lo que terminaré sobre las algo más de cinco horas que tuve en la medición.

Esta semana he hecho dos mediciones del 100% al 1% y he tenido un total de 32 horas 32 minutos totales en un ciclo y 34 horas 17 minutos en otro. Es un buen tiempo global, pero el dato de las cinco horas de pantalla teniendo en cuenta tanto el brillo del panel como el consumo del procesador (y que no he jugado), es escaso.

Ahora bien, hay un proceso que ha estado gastando más batería de la cuenta: los servicios de Google Play. En las dos mediciones fue lo segundo en la lista de lo que más ha consumido. Forzaba el cierre, pero cuando volvía a meterme, ahí estaba de nuevo consumiendo batería.

Tengo el móvil actualizado a la última versión y es un problema que no vi en el análisis del Xiaomi 13 con la misma versión de MIUI 14, por lo que puede que sea un bug de esta unidad en concreto, pero ahí está.

Y algo curioso (que no tiene repercusión en la nota, claro) es que Xiaomi siempre permitía ver fácilmente el dato de horas de pantalla desde los ajustes de batería. En este modelo, al menos en mi unidad, no ha sido así.

Una muy buena cámara principal y un procesado que necesita mejorar
Con móviles en los que tenemos buen diseño, buena pantalla, buena batería (sea por la carga o por la duración de la misma) y un hardware potente, el apartado que suele salir perdiendo es el de las cámaras. Es donde los fabricantes intentan recortar y donde pillamos las cosquillas a este Xiaomi 13 Lite.

El sensor principal no está nada mal, es el IMX766 de Sony que me encanta, pero rivales como el Realme GT 3 ya tienen el IMX890 que vemos en el OnePlus 11, por ejemplo. Además, no está estabilizado y los escuderos de esta cámara principal no son los mejores para ir de vacaciones.

El gran angular es el mismo que vimos el año pasado (un sensor de 8 megapíxeles con un tamaño de 1/4.0 pulgadas con lentes f/2.2) y una cámara macro que no es el fantástico telemacro de Xiaomi, sino un macro normal de 2 megapíxeles que vas a utilizar poco.

Antes de pasar a los ejemplos, la app de cámaras es la que encontramos en todos los Xiaomi: muchas opciones en el carrusel, un apartado de ‘Más’ que añade opciones creativas, Google Lens integrado en un botón y atajos para controlar el HDR o decidir si quieres que la IA intervenga. Eso sí, que no tengamos modo RAW es un delito.

Cámara principal

Ahora sí, vamos con la cámara principal. El IMX766 me gusta porque tiene un equilibrio interesante entre la cantidad de megapíxeles y el propio tamaño del sensor. Cuanto más grande es el sensor de la cámara, más desenfoque natural conseguimos sin tener que recurrir al modo retrato.

Fotografiar objetos cercanos es un placer porque tenemos un desenfoque bonito sin los típicos problemillas del recorte que solemos ver en muchos teléfonos. Aquí, por ejemplo, tienes una comparativa entre el modo retrato (foto de la derecha) y el modo automático.

El HDR cumple, aunque hay ocasiones en las que la escena debería estar mejor tratada, con elementos que quedan algo subexpuestos cuando yo no los estoy viendo así. Da igual que hagas la foto con IA o sin IA, ya que lo único que parece cambiar en mis pruebas es la saturación de algunos colores.

Xiaomi sigue aplicando un procesado agresivo. Por ejemplo, se elimina todo rastro de ruido natural en los objetos que están en primer plano, no así en los fondos. Esto provoca que el fondo tenga ese “grano” propio de la fotografía, pero el objeto se queda con una textura bastante plana.

Además, como decía antes, la saturación de algunos elementos de la imagen es notable, concretamente la del cielo. De hecho, hay veces que miré si tenía activa la IA (que suele saturar colores en algunos móviles) tras hacer una foto porque me parecía que todo era demasiado ‘vivo’. Resulta que no y que el resultado es un saturado por defecto con un modo IA que aumenta un pelín dicha saturación.

Esta es una crítica que tengo con todos los móviles que procesan de esta forma sus imágenes, pero más allá de esto, he de decir que el nivel de la cámara es bueno para el día a día. Tiene un buen enfoque, nitidez y para típicas fotos de comida, animales y objetos, ofrece un rendimiento notable.

Además, cuenta con un 2x digital que, si no ampliamos, se mantiene bien y nos permite tomar fotos con algo similar a un 50 milímetros. Eso sí, es importante eso de “si no ampliamos”, ya que si lo hacemos veremos las costuras del procesado.

Gran angular

Si pasamos al gran angular tenemos un procesado que se mantiene bastante fiel al que vemos en las fotos tomadas con la principal, algo que se agradece, pero no permite ampliación debido a sus 8 megapíxeles y es más fácil ver aberración cromática en elementos como ramas de árboles o cables.

Hay una pérdida considerable en nitidez que, unido al procesado que emborrona las texturas, no juega a favor de que queramos usar esta cámara, pero en situaciones extremas (donde no podamos alejarnos más para sacar la foto con la principal) en las que haya buena luz, podemos tirar con este angular.

Frontal

¿Qué tal la doble cámara frontal? Pues… luces y sombras. El sensor principal es un gran angular que tiene tres aumentos (el nativo de 0,6X y un 0,8x y 1x digital). Con 32 megapíxeles, puedes usar el 1x sin problema y el resultado a nivel de nitidez será muy similar a la focal nativa (que tampoco es demasiada).

Considero que el balance de blancos es correcto, pero el tinte no y depende mucho de cómo interpreta el resto de la imagen. Hay ocasiones en las que mi piel tiene un tono más anaranjado y otras en las que tira a los lilas.

El error principal es uno que hemos visto en otros Xiaomi de esta gama (y en varios gama media) y es que el HDR se desactiva, o no sabe cómo actuar, cuando estamos en el modo retrato con la cámara frontal.

Aquí tienes un ejemplo tomado con el mismo ángulo y con una situación complicada, sí, pero se nota lo que comentaba de la nitidez, lo del tinte y cómo el fondo está totalmente quemado cuando aplicas el modo retrato.

Vídeo

Para rematar el apartado fotográfico, tenemos el vídeo. La resolución máxima es de 4K30 sin estabilización óptica, pero sí digital. Tiene un modo superestable que no te recomiendo, pues el recorte es considerable y la pérdida de nitidez es notable, pero en líneas generales, es un modo vídeo correcto. Quizá con un sistema OIS no se habría necesitado procesado extra y la nitidez general sería mejor, pero considero que cumple.

En movimiento es cierto que aparecen algunos artefactos, sobre todo si hay elementos que necesiten un detalle “fino” como ramas de árboles y vegetación en general. Con el gran angular tenemos una estabilización excepcional, pero una caída en detalle general muy evidente, así que te recomiendo grabar siempre con el principal.

Además, la resolución del vídeo del gran angular está limitada a 1.080p30. En el frontal tenemos 1.080p60 como máximo y con los 32 megapíxeles más el Snapdragon 7 Gen 1, quizá habría sido el momento de introducir grabación 4K en el selfie.

Xiaomi 13 Lite, la opinión

Al final, por 500 euros, es un móvil equilibrado. Considero que el mejor punto es el diseño gracias a los materiales elegidos, pero sobre todo a lo cómodo que es en mano con esas líneas curvadas, el grosor tan reducido y, sobre todo, los 171 gramos de peso.

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La pantalla tiene sus cosillas, pero me ha encantado para consumir contenido, el rendimiento me parece muy bueno tanto por cómo van los juegos como por la gestión de la temperatura y la cámara principal es divertida y muy interesante para redes sociales. Puede que la batería, si le das un uso extremo jugando, no aguante el día entero, pero que cargue en 41 minutos es una maravilla.

Ahora bien, hay decisiones quizás cuestionables. Es cierto que todo ha subido y que la gama media de este año no es como la de 2022 (ni aquella como la de 2021 con aquel POCO F3 que se comió a prácticamente todos los demás). Sin embargo, siendo un móvil más caro que las generaciones anteriores, prescindir del telemacro para montar un macro que no vas a usar o quitar el sonido estéreo es un claro paso atrás.

Son dos detalles que considero que se deben tener en cuenta, pero si no los consideras relevantes como para descartar este modelo, creo que quedarás más que satisfecho. Y, en cuanto baje un poco de precio, será mucho más atractivo.