Patrimonio documental que data desde la Colonia se recupera en Quito

Visualizar la caligrafía clásica y gótica que tuvo el prócer de la independencia Eugenio de Santa Cruz y Espejo, quien falleció hace más de 220 años, y de muchos otros personajes históricos todavía es posible gracias a los más de 23.000 libros históricos que la biblioteca de la Universidad Central del Ecuador (UCE) alberga. No obstante, con el paso del tiempo estas reliquias han ido deteriorándose. Desde hace tres meses, 125 de estos títulos históricos entraron en proceso de recuperación gracias a la labor de la Fundación Conservartecuador.

Conservartecuador, entidad sin fines de lucro que nació en 2007 en Quito, consiguió, junto a la UCE, 18.900 euros ($ 22.425) como una donación de la Fundación Gerda Henkel Stiftung de Alemania para desarrollar la restauración, en el marco del proyecto Conservación Emergente de la Colección de Bienes Documentales de la Biblioteca de la institución educativa.

Un equipo multidisciplinario de ocho profesionales, entre restauradores, filólogos, administradores de bienes culturales y bibliotecólogos, realizan los procesos técnicos de restauración de los libros y escritos, que datan desde 1485 hasta 1800, en los lujosos talleres técnico-científicos, pertenecientes a la Biblioteca General de la UCE, en los que cumplen el proyecto con estándares de calidad a nivel internacional y con el seguimiento del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) y del Ministerio de Cultura y Patrimonio.

En la biblioteca de la Universidad Central del Ecuador (UCE) se albergan más de 23.000 libros históricos. CORTESÍA

Ramiro Endara, director de la fundación, comenta que este trabajo, pese a la pandemia de COVID-19, comenzó el 3 de agosto y culmina en enero de 2021, y les ha permitido clarificar nuevos datos de la historia cultural del Ecuador. Destaca que entre los autores de las obras, además de Espejo, figuran más nombres ilustres, como los de Fray Jodoco Ricke, Santo Tomás de Aquino, San Ireneo de Lyon, San Juan Crisóstomo, Hartmann Schedel, Jacopo Filippo Foresti, Alexander Von Humboldt, Jacinto Jijón y Caamaño, entre otros.

El equipo que trabaja en la restauración de los libros dice que es frecuente que por el paso del tiempo presenten manchas amarillas y ataques de colonias de hongos, por lo que la restauración se hace mediante un tratamiento de control del biodeterioro o un tratamiento microbiológico de desinfección, que se realiza por tres diferentes mecanismos.

Las obras que están siendo restauradas datan desde 1485 hasta 1800. CORTESÍA.

El primero es el físico, en el que cada uno de los libros infestados se someten a la exposición de un minuto a radiación UVC por medio de lámparas germicidas en una cámara hermética diseñada para el tratamiento.

El segundo es el químico, en el que puntualmente en ciertas áreas se realiza aspersión, pulverización o impregnación con alcoholes alifáticos (antiséptico) y desinfectantes como Tinosan o Fluconazol.

El tercer tratamiento es el mecánico, en este se realiza una limpieza superficial hoja por hoja en las zonas con colonias de hongos, utilizando campanas de extracción de suciedad, para evitar la proliferación de los residuos en el aire, que se contaminen con otros libros y como medida de precaución para la salud del personal a cargo.

Cuando la restauración haya terminado, todo el proceso se registrará en un sistema de conservación que la UCE bautizó como Tabula, para tener claro el diagnóstico del libro, los exámenes realizados y el tipo de tratamiento que recibió.

Hasta el momento, Conservartecuador ha participado en otros doce proyectos emergentes de conservación y restauración de bienes muebles e inmuebles patrimoniales en riesgo. La fundación ha logrado implementar proyectos emblemáticos en diferentes ciudades como Quito, Guayaquil, Cuenca, Manta, Portoviejo y Bahía de Caráquez, generando empleo además de contribuir a la perdurabilidad de la memoria histórica cultural de Ecuador. (I)