Jorge Barraza: Una gran Bélgica será la medida de Brasil

Rusia –

Van 93 minutos y treinta segundos… Ya están por cumplirse los cuatro de adición que dio el juez senegalés, Bélgica y Japón empatan a 2 y van al alargue… Aprieta Japón con un centro pero toma el balón el golero Courtois, saca largo al medio para De Bruyne que inicia un contraataque a toda carrera… Cuidado, porque Japón está adelantado y lo toma a contrapié… De Bruyne acelera, pasa la media cancha y abre a la derecha para Meunier que llega como un tren expreso… Meunier de primera manda un centro rasante, entra Lukaku, se abre de piernas para dejarla pasar y engañar a su marcador, aparece por izquierda Chadli, derechazo bajo y goooooollllllll, goooooollllllll, goooooollllllll de Bélgica, goooooollllllll de Bélgica y 3 a 2, lo elimina a Japón y termina el partido, extraordinario final… Gol, gol, gol de Bélgica, infartante telón para un partido fantástico… Bélgica a cuartos de final a enfrentar a Brasil…”.

Es figurado, aunque podría ser perfectamente el relato de los últimos segundos del trepidante cruce entre belgas y japoneses, que alcanzó altos picos de intensidad y emoción, tanto que podría desplazar al Francia 4 – Argentina 3 como mejor partido del Mundial. Es a gusto del cliente. Que Bélgica y Japón compongan un choque tan atractivo habla muy bien del fútbol actual. Y de este Mundial que ha entusiasmado a todos. Uno podía esperarlo de selecciones más laureadas, sin embargo, está pasando que todos juegan mucho, como vimos a Marruecos e Irán poner a temblar a España y Portugal. A Corea tumbar a Alemania, a Suiza y Serbia regalar un poema futbolero de 90 minutos, a Croacia darle una tunda a Argentina.

En cuatro minutos (48m y 54m) se puso Japón sorpresivamente arriba por 2-0; en otros cinco (69m a 74m) igualó Bélgica. Siguieron presionando los europeos, no se conformaron tampoco los asiáticos, a tal punto que Japón intentó en los últimos minutos varias veces quebrar a Courtois, y por estar volcado sobre el área rival quedó mal parado en la última contra. Los dos pensaron que podían ganarlo y fueron a buscarlo. Se les dio a los Diablos Rojos. Sin duda posible, este 3-2 va a quedar en la memoria del fútbol belga, será uno de sus recuerdos mejores. Acaso también en la del japonés, que se va del Mundial por la puerta grande, habiendo jugado buen fútbol y entregado todo. Ese contraataque del final es una postal de Rusia 2018. Un partido de tal vibración jerarquiza un torneo, sobre todo por el alto nivel de búsqueda de ambos: no querían ir al alargue, insistían en ganarse. Y fue protagonizado por dos equipos que son actores de reparto en los mundiales.

Habíamos previsto la columna con lo que dejó Brasil 2 – México 0. El periodismo es dinámico como el fútbol y el 3-2 del segundo turno obligó a un cambio. Las presunciones muestran favoritos (Brasil, Alemania, España), los trámites de los partidos no. Todos los equipos saben pararse y dan lucha. Pero, sobre todo, persiguen la victoria. La última prueba fue esta.

Hace veinte años debutó Japón en los mundiales. Representaba una nota de color, un benjamín que daba sus primeros pasos mezclado con el fútbol grande. Pero lleva seis copas consecutivas. Que haya protagonizado este partidazo es una afirmación rotunda de su evolución notable. Antes corrían como ardillas, molestaban al rival, eran disciplinados, ahora también manejan con delicadeza y sabiduría la pelota. Yoshida, Nagatomo, Inui (autor de un golazo espectacular desde fuera del área), Honda, Kagawa… Muchos nombres ponderables. Nunca rifaron el balón, lo pasaron con acierto, jugándolo por abajo, como dicta el manual. Y como les pide su muy buen entrenador Akira Nishino. Además, no se achicaron con ninguno.

Tite debe estar satisfecho por lo que mostró su Brasil ante México, aunque no tan feliz por lo que vio de Bélgica. Es un equipo con quince o dieciséis jugadores que pueden ser titulares, los once que salieron a enfrentar a Japón más Vermaelen, Dembelé, Fellaini, Boyata, Batshuayi y el héroe del final, Chadli. Un técnico que apuesta fuerte al ataque como Roberto Martínez y muchas variantes para llegar al gol: las subidas de Meunier por derecha, de De Bruyne por el centro, los desbordes de Mertens, la habilidad y los pases filtrados de Hazard, la potencia e inteligencia de Lukaku, la movilidad de Yannick Carrasco en la izquierda y los cabezazos de varios. Bélgica tiene cuatro cabeceadores de temer: Lukaku, Fellaini, Kompany y Vertonghen. Ganan muy seguido en el área contraria. Por eso, Martínez hizo ingresar a Fellaini cuando perdía 2-0, para buscar por aire, que es la especialidad del volante del Manchester United. Y por esa vía consiguió Lukaku el descuento y Fellaini la igualdad.

Desde los números también mete miedo: 4 triunfos en 4 presentaciones, 12 goles marcados y 4 recibidos. Con Uruguay, los únicos que ganaron todos sus juegos. Tras el largo festejo, Romelu Lukaku, demostrando que es el líder del grupo (antes era Kompany), reunió a todos sus compañeros en el centro del campo, hicieron una rueda y arengó: “Acá no termina nuestra Copa del Mundo, hay que ir por todo”. Y se juramentaron. Está muy fuerte Bélgica, por algo es el tercero del ranking mundial.

Brasil hasta ahora no deslumbra, parece lejos de otras espectaculares formaciones brasileñas de antaño, no obstante, igual es mucho Brasil este de Tite. Lo fue para México, que volvió a quedar fuera en octavos por séptima vez consecutiva en un Mundial. Un México que arrancó a lo grande y se fue achicando a medida que avanzó el campeonato hasta quedar completamente desteñido. Seguramente fue el último partido del vilipendiado Juan Carlos Osorio como entrenador del Tri.

Brasil está sólido y tiene todo claro, desde el esquema hasta los once que salen al campo. Paulinho y Casemiro en la primera línea de volantes, Willian, Coutinho y Neymar gestando avances y Gabriel Jesús de punta. Ningún invento, nada extraño. Claro que, aunque los rivales sepan cómo juegan, el problema es anularlos. Hay demasiada habilidad en los cuatro de arriba. Y siempre está la propina que representan las apariciones sorpresivas de Paulinho desde atrás. Brasil tiene para ilusionarse. Neymar, que venía haciendo una Copa discreta hasta el momento, fue más protagónico ante México, fabricó e hizo el primer gol, provocó el segundo, hizo varias jugadas desequilibrantes donde expuso su fascinante habilidad en velocidad. Es muy complicado pararlo.

La mancha de Neymar, que pese a haber brillado despertó muchas críticas, son algunas de sus actitudes, un deseo desesperante de figuración y cómo exagera cuando lo tocan. Pero eso es motivo de otro análisis. Fue la figura del campo.

El Mundial ya tiene un partido que paralizará los corazones: Bélgica-Brasil. Y el que pase de ahí puede ir soñando… (O)