Tres poemas de Harold Pinter*
El enano
Yo vi al enano en los aires tintineantes,
Aquella noche en la cresta.
Los árboles agachados, la silenciosa bestia,
Bajo el viento.
Y vi a los viajeros pararse tiesos,
Seguros en su muerte, tiesos y encajonados
En aquel quieto lugar,
Manos enlazadas, sombreros de copa puestos.
El drama en abril
Así que marzo se ha vuelto museo,
Y las cortinas de abril se mueven.
Recorro la galería desocupada
Hasta el último asiento.
En la decoración primaveral
Los actores arman tiendas,
En un pico de luz
Empiezan su obra.
Sus gritos en la oscuridad empolvada
Se congregan en luto por
Embajadores desde los bastidores.
Y objetos y accesorios bajo la lluvia
Son la ceniza de la sala
las graves piedras sin numerar
En el verde.
Paso al intermedio,
Terminado con este repertorio.
Todo eso
Todo eso que hice
Y, haciéndolo mentí.
Y todo eso que escondí
Fingí muerto.
Mas todo eso que escondí
Siempre se decía,
Mas, escondido, espiaba
En el bien de otros.
Y toda aquella a quien llevé
De la nariz hasta la cama
Y, acostándola, hablé
De lo que hacía
A toda aquella que lloró
Detrás de mi cabeza
Y, llorando, murió
Y no está muerta.
*Paralela a su obra como dramaturgo, Harold Pinter (1930) es autor de una breve y cuidada obra poética, que ha tenido al hecho teatral como uno de sus temas privilegiados. Los tres poemas aquí seleccionados pertenecen a “Poemas”, traducidos por John Lyons y publicados por la Editorial Visor (2006).