Este viernes 1 se inicia la Diablada Pillareña sin público, evento será transmitido por internet

Ambato –

Tradicionalmente, los primeros seis días de enero las calles céntricas de Píllaro lucían con gran afluencia de gente que llegaba desde diversos puntos del país e incluso del exterior para disfrutar de las partidas (comparsas) de la Diablada Pillareña, que desde el año 2009 es considerada Patrimonio Cultural Inmaterial del Ecuador.

Por la pandemia de COVID-19, el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) cantonal decidió suspender la celebración en este 2021.

El alcalde de Píllaro, Francisco Yanchatipán, indicó que acogieron las resoluciones emitidas por el COE nacional con el fin de evitar contagios de COVID-19. Por ello, con los catorce cabecillas de las partidas de la Diablada se planificó realizar transmisiones en vivo a través de internet hoy y el 6, mientras que los cuatro días restantes, del 2 al 5, se emitirán grabaciones de ediciones anteriores de esta celebración.

Yanchatipán argumentó que el 1 y el 6 se harán las presentaciones con 30 personas que representarán a todas las partidas, incluida la infantil, en donde estarán los personajes de la Diablada Pillareña (diablos, guarichas, pareja de línea, capariche y banda de pueblo).

Este espectáculo se desarrollará en un lugar cerrado con un aforo del 10 % de su capacidad total. El alcalde indicó que se mantiene en reserva el sitio, para evitar aglomeraciones.

Yanchatipán informó que la presentación será de aproximadamente dos horas. Dijo que se tiene planificado iniciar la transmisión en vivo pasado el mediodía de hoy y el 6.

El funcionario manifestó que esto permitirá mantener parte de la cultura pillareña. A este evento, en ediciones anteriores, asistían cerca de 10.000 turistas de diversas zonas del país y extranjeros.

Comentó que la decisión de hacer la transmisión en vivo los dos días y con aforo limitado es con el fin de evitar las aglomeraciones, además informó que se implementan las medidas de bioseguridad recomendadas por la mesa técnica 2 de salud. Por ello, no se ha hecho ninguna invitación a autoridades u otros personajes.

El alcalde de Píllaro advirtió que en este año no se hará ningún gasto económico para las presentaciones de la Diablada Pillareña, que incluso los cabecillas de las partidas están conscientes de los efectos que ha dejado la pandemia. Sostuvo que a través de talleres se compartió la situación con la ciudadanía, desde donde nació la idea de hacer la celebración a través de los medios digitales.

Historia de la Diablada

El historiador Pedro Reino manifestó que en archivos que datan del siglo XVIII se hallaron documentos que explicaban el origen de esta celebración.

Según Reino, indígenas de aquella época se disfrazaban de diablos para hacer la insurrección en contra de la opresión a la que eran sometidos.

Añadió que para el levantamiento indígena de ese tiempo, ellos se disfrazaban aprovechando las fiestas de las caretas, no solamente de Corpus Christi sino de las que había en las proximidades al año nuevo para la insurrección.

Por esa razón, explicó Reino, el diablo es el símbolo de la libertad para los pillareños.

“Hay un expediente en que los caciques de Pelileo con los de Píllaro se ponen de acuerdo para disfrazarse de diablos y armar la insurrección, eso está documentado”, indicó Reino.

El historiador manifestó que la Diablada se transformó de un movimiento de insurrección a un asunto festivo y folclórico.

Consideró que se debe rescatar el fenómeno inicial de la comparsa, que no se trata de bailar y emborracharse, sino de festejar la libertad, que es lo que representa el diablo.

En la última edición, en el 2020, participaron las partidas (comparsas) de Guanguibana, Guanguibana La Paz, Tunguipamba, El Rosal, Colectivo Minga Cultural, San Vicente de Quilimbulo, Chacata El Carmen, Cochaló y San Andrés.

Sobre esta celebración han surgido varias leyendas, que han sido transmitidas durante varias generaciones.

Por ejemplo, uno de los mitos refiere que si una persona lo hace por primera vez, tiene que realizarlo por doce años consecutivos. De no ser así, el diablo se la lleva. Aunque no es real, hay quienes siguen la tradición. (I)