Tensiones raciales ponen a prueba legado de Obama
Las recientes tensiones raciales en Estados Unidos son un nuevo test para el legado de Barack Obama, el primer presidente negro de la historia del país y de quien la comunidad afroamericana espera y reclama más en este asunto. Muchos querían una visita de Obama a Ferguson a finales de noviembre tras el estallido de protestas y la indignación popular que suscitó la decisión de un jurado de no imputar al policía blanco Darren Wilson por la muerte unos meses antes del joven negro Michael Brown, quien iba desarmado.
En las mismas fechas fue noticia el caso de un niño negro de 12 años que murió en Cleveland por los disparos de un policía que confundió la pistola de juguete que portaba el menor con un arma de verdad.
Y hace apenas diez días, otro jurado de Nueva York decidió no imputar al agente blanco que aplicó al afroamericano Eric Garner una llave de inmovilización que le provocó la muerte.
Después de todos estos casos, muchos ciudadanos, y en particular los de raza negra, esperan de Obama algo más, pero no se dan cuenta de que es muy difícil para él involucrarse políticamente por el cargo que ocupa.
Así lo explicó el profesor Tony Brown, de la Universidad Vanderbilt, al recordar, además, que la campaña de Obama hacia la Casa Blanca se basó en la noción de un país que está más allá del racismo, que lo ha superado.
A su juicio, el problema reside en la poca credibilidad que tiene en este asunto un presidente que ha minimizado el problema del racismo y cuya llegada al poder fue interpretada por muchos como una señal de superación de la discriminación hacia los negros.
Obama, quien ganó relevancia en todo el país con un discurso en la Convención Nacional Demócrata de 2004 en el que afirmó que no hay un Estados Unidos negro y otro blanco, puede hacer más para calmar las tensiones actuales simplemente si se mantiene al margen del debate, según este profesor experto en racismo.
“He sido bastante explícito acerca de mi preocupación”, se defendió Obama, quien a comienzos de año lanzó la iniciativa “El guardián de mi hermano”, que persigue mejorar el acceso a la educación de los jóvenes latinos y negros, más proclives al fracaso escolar y a la marginación que los blancos.
A principios de este mes el mandatario anunció una serie de medidas para combatir la creciente desconfianza entre los departamentos de policía locales y las comunidades de minorías como la hispana y la afroamericana, algo que consideró un problema nacional.
En ese marco, Obama pedirá al Congreso invertir 263 millones de dólares a lo largo de 3 años, incluidos 75 millones para conseguir que 50.000 agentes más lleven cámaras consigo, con el fin de grabar sus interacciones con civiles.
Sin embargo hay disenso. Vernellia Randall, profesora de la Universidad de Dayton consideró que el presidente no ha hecho lo suficiente para lidiar con las tensiones raciales. “Obama no tiene un plan para ocuparse de manera activa del problema”, y concluyó que es esencial que el Gobierno se involucre para poner fin a la desigualdad y la discriminación racial.
Multitudinarias marchas. Miles de personas estuvieron convocadas para marchar en Washington y Nueva York por las muertes de hombres negros desarmados a manos de policías en Estados Unidos y para instar al Congreso a proteger a los ciudadanos.
“Necesitamos más que solo palabras, necesitamos acción legislativa que cambie las cosas tanto en el papel como en las calles”, dijo en un comunicado el reverendo Al Sharpton, líder por los derechos civiles, y cuya Alianza para la Acción Nacional encabeza las manifestaciones en Washington.
Sharpton dijo que el Congreso tenía que aprobar leyes que permitan que los fiscales federales asuman casos en los que hubiera policías implicados, dado que los fiscales locales que trabajan con la policía regularmente y que deben investigar a los funcionarios tienen conflictos de interés.
Políticos y otras personalidades han señalado la necesidad de una mejor formación de los policías, de la incorporación de cámaras corporales y de cambios en los procesos de los jurados investigadores para recuperar la fe en el sistema legal.
La marcha contra la violencia policial promovida en parte por la Red de Acción Nacional, la Liga Urbana y la Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color está previsto que recorra la avenida Pennsylvania entre la Casa Blanca y el Capitolio.
En los actos en Washington van a participar las familias de Eric Garner y Akai Gurley, que fueron acribillados por policías en Nueva York; de Trayvon Martin, asesinado en Florida en 2012 por un vigilante vecinal; y de Michael Brown, que murió a manos de un policía en Ferguson.
En Nueva York, los organizadores esperan que los actos convoquen a 44.000 personas, aproximadamente, para impulsar las protestas que crecieron después de que un gran jurado no quisiese procesar al policía que estranguló a Eric Garner, un ciudadano negro que murió asfixiado durante un arresto en la ciudad.