Informes por pandemia de coronavirus no concuerdan con reclamos de pacientes tratados en hospitales de Guayaquil
Tammy siente un dolor imborrable. No solo es por la muerte de su madre, una guayaquileña de 61 años que le entregó 25 de ellos a la salud. Ni por la desesperación que vivió al ingresar al hospital Los Ceibos, del IESS, a dejarle su medicación haciéndose pasar por enfermera para que se recupere y que no le fue administrada. Siente impotencia y arrepentimiento por haberla internado. Está destrozada.
Así, con el alma rota, familias pasan días con desesperación sin saber cómo los tratan a pacientes respiratorios en cinco hospitales de Guayaquil, tres del Ministerio de Salud y dos del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), destinados a pacientes COVID-19. Otros denuncian la falta de disponibilidad.
Esa realidad que se vive día a día es distinta a la que señalan los informes oficiales y lo dicho por las autoridades, entre ellos el vicepresidente Otto Sonnenholzner. En la cadena del pasado viernes, él dijo que hay menos emergencias, que hay 134 hospitales destinados a pacientes COVID-19, que se han sumado 600 nuevos médicos y que se han invertido 300 millones en el sistema de salud.
Según el informe del COE de ayer, hay 134 pacientes con pronóstico reservado en todo el país, es decir, en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), pero decenas de personas que se quejan por no poder ingresar a sus parientes. Unos han fallecido esperando turno para UCI, otros en sus casas. Otros se han recuperado en sus domicilios.
El Ministerio de Salud detalló a este Diario que entre los hospitales del Guasmo sur y el Guayaquil (del suburbio) cuentan con 50 camas de UCI, con cero disponibilidad. Hace dos semanas, el hospital Monte Sinaí se lo habilitó para COVID-19, pero no tiene UCI. El ministerio indicó que en los dos primeros hospitales hay 77 camas en emergencia y 62 en observación, todas ocupadas. Se suman 38 camas de emergencia en Monte Sinaí, solo 5 libres.
El IESS señaló que el Teodoro Maldonado Carbo cuenta con 34 camas en UCI y el de Los Ceibos, 40. En total, en Guayaquil, hay 124 espacios en UCI. Además, hay 78 camas en emergencia de estas dos unidades.
Pero calvarios como el de Tammy siguen dándose. Ella cuenta que su madre empezó con los síntomas el 23 de marzo. Le hicieron una radiografía y le diagnosticaron neumonía viral. La internaron en el hospital Los Ceibos y padecía además de diabetes y la tiroides.
Ella comenta que logró enviarle un celular a su madre. Ahí hacían videollamadas.
“Que me perdone Dios, yo me vestí bien de enfermera, con toda la protección, entré con mis medicinas al hospital, llegué hasta el cuarto piso a la habitación de mi mami y le entregué al doctor la medicina para que le pongan” , relata.
“Los pacientes allí me decían: ‘no nos cambian los pañales desde el día anterior, díganle a mi familiar que me traiga agüita’. Yo anotaba los nombres, bajaba y no había nadie, a todos los mandaban a la casa”, dice. Agrega que a más de eso, los pacientes se quejaban del frío, decían que tenían hambre. “Mi madre me escribía: ‘no me han dado la comida, hija, me voy a descompensar’”.
Cuando estuvo dentro del hospital vio los informes diarios en los que detallaban que no había medicamentos; sin embargo, en el informe final ponían como que si se los hubiesen administrado.
Insiste en que los medicamentos que ella llevó no le administraron a su madre porque la entubaron. “Jamás me devolvieron la medicina que gasté más de 700 dólares. ni las insulinas, aretes, cadenas y el celular de mi madre. Me dijeron que lo quemaron. ¿Dónde lo quemaron, señores?”, cuestiona.
La desaparición de objetos personales, porque “los queman” y los cobros para entregar cadáveres son denuncias que también se investigan.
Pero la falta de espacios también es queja que se replican en las clínicas privadas.
Testimonios de pacientes
Gustavo Mosquera, empresario de 50 años: ‘Gasté más de $8000 al curarme por mi cuenta’
“Tengo unos 25 días de que caí enfermo con coronavirus. Comencé con fiebre. Luego me sentí decaído. Perdí el olfato, el sabor. Mi esposa me dijo que vayamos a hacernos unas tomografías. Ella salió un mar de lágrimas y me dijo que yo ya tenía neumonía viral. Ese día ya no pude regresar a la casa. Salimos a buscar atención en el Seguro Social, nos dijeron que no hay espacio Luego intentamos en cuatro clínicas privadas, por más amigos que tenía, no había cupo. Me tocó alquilar un departamento, me costó $1200. Me recomendaron un doctor, él trabaja en el Omnihospital. Le mandé la tomografía y le dije que era diabético, me mandó a hacer un poco de exámenes. Los resultados se los mandé y me dijo: Usted está bien mal, a punto de darle una trombosis. Me mandaron medicación, las Actemra me costaron $480 cada ampolla más $200 para que me las vayan a poner. Gasté en tres tanques de oxígeno. Bajé 35 libras, era una calavera. El doctor me dijo: Usted está vivo porque no lo llevaron a un hospital”.
Silvana Bósquez, 35 años, reside en el norte: ‘Médicos me decían que por nada lo internemos’
“Somos distribuidores de productos en Samborondón. Pensamos que allí mi padre, Mario Bósquez, pudo haberse contagiado. Mi papá cayó el 21 de marzo. Ya al tercer día de fiebre, yo dije, no más. Me lo llevé a Interlab a las seis de mañana y ya había 70 carros delante mío. Nos atendieron a las 10 de la mañana. Los médicos que lo atendieron, algunos intensivistas del hospital del Guasmo que incluso trató el primer caso de la señora, nos dijeron que no lo internemos. Nos pusimos a ver la situación en hospitales y es un caos, demasiada carga viral. Entonces ni locos llevarlo para allá. El día 10 seguía con fiebre y malestar, entonces nos dijo que le iba a faltar el oxígeno. La familia se unió, compramos termómetros, saturador, compramos el oxígeno más grande. Tomó azitromicina, fluimucil, seretide, abrilar, plaquinol, ejercicios respiratorios, full cosas naturales, como jugo de tomate riñón, aguas de todo lo que te puedas imaginar y comida sana. Pero jamás lo íbamos a arriesgarlo en un hospital. Lo salvamos”.
Nelly, ama de casa en el sur, 60 años: ‘Llevé a mi hijo a hacerlo atender, me lo rechazaron’
“Mi hijo tenía parálisis cerebral infantil y empezó a sentirse muy mal. Me lo llevé de emergencia al dispensario médico de la Pancho Segura (ubicado en las calles Francisco Segura y avenida Quito). Allí me dijeron que no lo podían atender. Me lo rechazaron, no sé por qué no querían atender, no había disponibilidad de médicos o espacio. No me ayudaron esos doctores. Luego llamé al ECU911 para pedir ayuda. Llamé al Ministerio de Salud para saber si había cómo hacerlo atender en los hospitales, pero me decían que si no tenía el coronavirus no lo podían atender. Yo no sabía qué era lo que tenía, cómo uno puede saber si ellos deben de revisarlo. Hasta ahora no sé de qué habrá muerto mi hijo. Falleció el 9 de abril. Él estaba mal, con dolores de garganta, fiebre y malestar que no se le quitaba. Será ese virus. Mi hijo nunca estuvo en un hospital, él murió en la casa solo porque dijeron que iban a venir en una ambulancia, pero nunca llegaron; que iba a venir un médico, pero nada de eso pasó”.
77
camas en emergencia y otras 62 de observación también están copadas en los hospitales del Guasmo y Guayaquil. El de Monte Sinaí no tiene UCI.
50
unidades de UCI
tienen los hospitales del Guasmo y Guayaquil, del MSP, Todas las camas están ocupadas con pacientes de COVID-19. (I)