Mientras surgen la críticas de la oposición y de organismos de derechos humanos hacia la normativa de uso de armas en las protestas en Venezuela, el presidente Nicolás Maduro, acusó a Estados Unidos de estar detrás de una campaña de “guerra psicológica mundial” contra el país para justificar un “golpe de Estado cruento”.
“Presidente (Barack) Obama, su Gobierno está conspirando en pleno para derrocar al Gobierno legítimo de Venezuela”. “Apelo a usted y su conciencia”, expresó Maduro.
Indicó que durante la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) celebrada esta semana en Costa Rica varios presidentes le conminaron a cuidarse y le dieron todo su respaldo. “Me dijeron: Maduro cuídate porque el plan viene de los EE.UU., cuídate, y el plan es acabar contigo y con la revolución bolivariana. Ellos creen que pueden derrocarte”, reveló sobre estas conversaciones.
Como parte de esos planes, dijo, “quieren acabar también con la moral y la unión de cuadros fundamentales que son soporte de la revolución, uno de ellos Diosdado Cabello”.
El diario español ABC, sin identificar a sus fuentes, dio cuenta de que el capitán de la armada venezolana Leamsy Salazar habría solicitado asilo a EE.UU. a cambio de informar sobre los presuntos vínculos de Cabello, presidente de la Asamblea Nacional (AN) venezolana, con un cartel de las drogas.
Maduro descalificó las acusaciones que se atribuyen a Salazar asegurando que son parte de un plan de EE.UU. contra su gobierno.
El Nacional, en su página web, informa que Flor Teresa, madre de Salazar, en una entrevista a NTN24 señala que fue allanada su casa la noche del viernes por militares, pero que no encontraron nada. “… solo se llevaron la chaqueta de mi hijo cuando pertenecía a la Guardia de Honor y una foto; Leamsy es un hombre valiente que lleva la sangre de Bolívar”, agrega.
En tanto, Cabello expresó su solidaridad con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y afirmó que “a ellos (la oposición) lo que más les duele es la sólida unidad cívico-militar”.
Mientras que la reciente normativa que permite a los militares venezolanos usar armas de fuego como último recurso en las manifestaciones ha encendido la polémica en este país. Activistas y opositores temen que esta regulación podría usarse para contener las protetas callejeras. (I)
El presidente venezolano Hugo Chávez murió semanas antes del anuncio oficial, según otra de las revelaciones que Leamsy Salazar, quien fuera jefe de seguridad del comandante, entregó a la DEA estadounidense.
Ya había informado que el presidente del parlamento Diosdado Cabello sería el jefe del Cártel de los Soles, una de las organizaciones criminales narcotraficantes que más creció a la luz del régimen chavista.
Según reveló Guillermo Cochez, exembajador panameño ante la Organización de Estados Americanos, Salazar informó a las autoridades de la DEA de los nexos de Diosdado Cabello con el narcotráfico, pero también relató cómo el régimen ocultó la muerte de Chávez, ocurrida a las 19:32 del 30 de diciembre de 2012.
Oficialmente, el gobierno de Venezuela anunció la muerte el 5 de marzo del 2013; aunque meses antes ya corrían insistentes rumores de que el comandante estaba fallecido.
«A las 16.25 hora local (15:55 de Ecuador) de hoy 5 de marzo ha fallecido el comandante presidente Hugo Chávez Frías», dijo en aquella ocasión visiblemente afectado en cadena de radio y televisión el vicepresidente Maduro, a quien Chávez le legó el cargo.
El 11 de diciembre del 2012, Hugo Chávez se había despedido de los venezolanos para viajar hacia La Habana donde se operó por cuarta vez de un cáncer.
Entre enero y febrero fueron firmados decenas de decretos a nombre de Chávez, quien era oficialmente el presidente del país caribeño. Los encargados de esa manipulación pública se habrían beneficiado política y económicamente con la firma de los mandatos supuestamente válidos del militar muerto.
En la misma denuncia ante la DEA, el ex jefe de custodios de Chávez también involucró al gobernador Tarek El Aissami, quien es señalado como el nexo y uno de los principales financistas del grupo terrorista Hezbollah en Venezuela. (I)
Funcionarios venezolanos confirmaron el martes la deserción de un ex guardaespaldas de Diosdado Cabello, una figura de alto rango del Partido Socialista, pero negaron los reportes de prensa sobre que entregó evidencia a investigadores de Estados Unidos que implicaban al funcionario en una red de narcotráfico.
El diario español ABC y el periódico El Nuevo Herald, con sede en Miami, reportaron que Leamsy Salazar, ex jefe de seguridad de Cabello, había huido y estaba colaborando con las autoridades de Estados Unidos en la investigación de acusaciones sobre la participación de funcionarios venezolanos en el narcotráfico.
Un legislador del partido gobernante confirmó la deserción de un ex agente de seguridad de Cabello, un poderoso y combativo ex soldado que encabeza la Asamblea Nacional y es el segundo al mando del partido gobernante.
«Desertó en el mes de diciembre de las Fuerzas Armadas y aparece en los Estados Unidos como testigo protegido para difamar, injuriar y tratar de someter al escarnio público al presidente de la Asamblea Nacional», dijo el legislador Pedro Carreño, rodeado por otros asambleístas chavistas.
El Gobierno de Nicolás Maduro salió a defender a Cabello, diciendo que los medios internacionales están confabulados con Estados Unidos para difamar a Venezuela.
«Detrás de esto están las manos imperiales», dijo Maduro en un discurso en la noche del martes, refiriéndose a las acusaciones contra Cabello. «El que traiciona la revolución le espera el infierno de la soledad», agregó.
El artículo, que cita a fuentes no identificadas cercanas a la investigación en Estados Unidos, dice que Salazar, quien aparentemente trabajó para el fallecido Hugo Chávez durante casi una década, tiene evidencia sobre el rol de Cabello como jefe del «cártel de los Soles», presuntamente compuesto por militares.
Funcionarios venezolanos han negado reiteradamente las acusaciones de que tal cártel exista y exigieron que se muestre la evidencia.
Empleados públicos estadounidenses, opositores políticos venezolanos y algunos medios extranjeros han acusado durante largo tiempo al Ejército de Venezuela de estar coludido con narcotraficantes y sostienen que el Gobierno socialista del presidente Nicolás Maduro está, al menos, ignorando el tráfico de cocaína en el país.
Maduro, electo en el 2013 para reemplazar al fallecido Chávez, niega las acusaciones, describiéndolas como una campaña para mancillar a su Gobierno y justificar las agresiones y conspiraciones golpistas.
El diario El Nuevo Herald, de idioma español y que al igual que ABC tiene una línea editorial hostil frente al Gobierno de Venezuela, también reportó que Salazar había traicionado a su antiguo jefe y está colaborando con los investigadores estadounidenses, citando fuentes anónimas.
«Cada ataque contra mi persona fortalece mi espíritu y mi compromiso», dijo Cabello en Twitter, agradeciendo a sus partidarios por los mensajes de apoyo. «Amenazas, infamias, intrigas hemos vivido en estos años de Revolución», agregó.