¡Por corrientazo perdió rostro y pierna!

Sentado en medio del pequeño patio de su casa, LarryRuiz charla animosamente con su madre y su novia; mientras bromea, toma del brazo a la chica.

En su rostro, unas gasas rellenan lo que hace dos años fueron áreas de los músculos, y unas bandas cubren su piel; estas deben ser cambiadas casi a diario comenta.

El 14 de mayo de 2016 llegó a la vivienda donde habita en el barrio El Conde, al sur de Quito. Buscaba a su entonces enamorada, subió hasta la terraza, asomó la cabeza por encima del muro y su nariz tocó, sin querer, un cable de alta tensión.

Sintió como la corrienteeléctrica invadió su cuerpo. Despertó luego en la sala de un hospital. Desde ahí todo ha sido medicinas, gasas, algodones y desahucio. “Me dieron diez días de vida, ya no me daban ni remedios”, rememora Larry.

En esos días le tuvieron que amputar la pierna derecha, primero a la rodilla, luego más arriba por el daño que tenía en los tejidos. “Era un cadáver, estaba desnutrido, muy flaquito”, cuenta el muchacho.

Fueron los cuidados de su madre RosaVivas los que lograron que Larry recuperara su contextura y su fuerza.

Las desgracias no vienen solas

Rosa traspasa la cortina, hecha de lazos de colores, que separa un cuarto de la cocina y prepara los instrumentos para la limpieza de la cara de su hijo. Ella es enfermera, pero debió dejar su trabajo para cuidarlo a tiempo completo.

Tienen un bono que alcanza para pagar el arriendo, servicios básicos y comida. “Hemos tenido temporadas en las que pasamos con arroz y huevo”, manifiesta el chico.

Semanas antes del accidente, Rosa perdió a su hija por una leucemia fulminante, además otro de sus hijos cayó preso y en el centro de detención se contagió de tuberculosis. “Estaba luchando para que me dejen sacarlo al hospital y me llamaron de Quito con la otra mala noticia”, recuerda la progenitora. Tuvo que volver de SantoDomingo a la capital para atenderlo.

“Uno sufre viendo a los hijos sufrir, pero Dios nos ha ayudado”, comenta ella.

Cuenta que un día se armó de valor y le cortó un poco de piel y músculo de la pierna, porque estaba muy mal.

“Me encomendé a Dios y yo misma le quité eso malo que tenía”, manifiesta. Se recuperó favorablemente.

Espera una indemnización

Hace dos años, Larry tuvo un abogado que se encargaría de hacer el reclamo en la Empresa Eléctrica Quito, pero no vio ningún resultado.

Natalia Valle, otra jurisconsulta, tomó el caso hace un mes y aún busca los documentos que sustentarían el trabajo anterior, pero no los hallan.

“Hemos pedido que busquen el trámite del señor, pero no encuentran. Nuestro objetivo es un reclamojudicial”, explica la abogada.

Aunque en primera instancia se busca un trámite administrativo, pues pide que Larry se beneficie de la aseguradora que respaldaría a la empresa.

Por su parte, SilvanaPesántez, comunicadora de la Empresa Eléctrica, afirma que en la institución no existe evidencia de algún reclamo a nombre de Larry Ruiz.

Nueva oportunidad

Después de siete meses de estar en curaciones y hospitales, su pareja se fue. Pero hace poco la dependiente de la farmacia donde Rosa compraba los medicamentos se interesó en el joven. “Pasé por algo parecido, también me desahuciaron y sobreviví”, cuenta LiceyGavilanes.

Los jóvenes se están conociendo y comparten tiempo juntos. Ella aprovecha el sol de las mañanas para leerle la Biblia y cantar con él algunas alabanzas.