Los anti-fútbol o ‘grinch’ del Mundial

Se vivió el último día del mundial de Rusia 2018, con el debut de Croacia y el regreso de Francia a una final que mantuvo a la expectativa al mundo entero y a los que vivieron de distintas maneras esta fiesta. No importó si los países finalistas no eran de Sudamérica, igual la mayoría se identifica con un equipo y elige a su favorito. Pero no todos se unen a la fiesta, hay aquellos a quienes la Copa del Mundo solo les arranca bostezos, incluso unos que se declaran ser “grinch del fútbol”, o anti-fútbol.

Leonardo Sotomayor admite ser uno. Es comunicador social y a su juicio los eventos futbolísticos de este tipo provocan que las personas no piensen en las cosas importantes del mundo. “No me gusta el fútbol no tanto por el deporte en sí, sino por el contexto sociocultural y mediático que se le da (…) dejamos de lado a otros deportes que no reciben ni interés de la gente ni el suficiente incentivo de las autoridades”, indica Sotomayor quien practica surf.

El mismo día que Croacia e Inglaterra se debatían por llegar a la final, Sara Palacios se convertía en la primera ecuatoriana en cruzar los 33 kilómetros del Canal de la Mancha.

Mientras que el ciclista Cristian Pita, del Movistar Team Ecuador, se mantuvo (por tercer día consecutivo) como líder de las metas volantes en la 35ª Vuelta Ciclística a Venezuela.

Sin embargo, el protagonismo lo sigue teniendo el evento mundial del fútbol. El sociólogo Manuel Murillo explica que el sistema se ha encargado de fortalecer estos lazos entre el individuo y el balón, incluso desde su infancia. “Cuando los niños van a la escuela lo primero que encuentran es una cancha de fútbol”, explica.

Agrega que la información que se viraliza en los medios masivos de comunicación sobre Rusia 2018 incide a que las personas consuman hasta el mínimo detalle del evento y su entorno. “El mundial de fútbol se convierte en la gala más esperada por los seguidores del fútbol a nivel del planeta”, puntualiza Murillo.

Mientras unos pagan por ver los partidos a otros le pagan por verlos, una tarea forzada para algunos. Tal es el caso de Jipson Cali, de 27 años, quien labora en una empresa de cable, su función es monitorear la transmisión de los partidos para garantizar que la señal de video o audio no caiga.

Él confiesa sentirse obligado al momento de ver partidos locales, pero que ha tenido excepciones cuando la emoción del fútbol lo ha atrapado con alguna ‘jugada buena’ de los equipos extranjeros. Su horario laboral ha sido el único momento para ver el mundial.

Ángel Verdezoto, de 33 años, cree que su poco interés se debe a su crianza. “Desde pequeño nunca fui inculcado a ese deporte (…) soy hijo varón único de dos hermanas”.

Cuenta que en la adolescencia sus compañeros de clases lo cuestionaban por esto, pero descubrió que lo que llamaba su atención eran los deportes extremos.

¿De qué equipo eres?

Es la pregunta que nunca falta en una reunión de amigos o en los primeros minutos de conocer a alguien. “Claro nadie te pregunta si te gusta el fútbol. Todos dan por sentado que así es”, exclama Leonardo Sotomayor.

Para estos momentos Jipson Cali tiene preparada la respuesta ideal -soy de la selección del Ecuador-. Para Ángel Verdezoto la selección ecuatoriana es motivo de celebración y diversión.

Algo en lo que concuerda Leonardo Sotomayor quien admite “ser lo suficientemente ecuatoriano para apoyar a la Tri”.

Lo que demuestra que los ‘anti-fútbol’ pueden adoptar la misma pasión de un hincha cuando se trata de ver jugar a su país y no dudan en gritar la célebre frase ‘sí se puede’. De lo contrario preferirían pasar con sus familias, leer un libro o ver una serie por la web. (E)