Katya Romoleroux: ‘El premio se lo dedico a él (su hijo), a mis bosques, a mis páramos y especialmente a mis alumnos’

Se especializa en la familia de las rosáceas (plantas rosales que tiene entre sus especies a los árboles polylepis, también conocidos como árboles de papel), los bosques y páramos han sido su escenario para múltiples investigaciones.

La botánica Katya Romoleroux suma más de 40 años de trayectoria, en el que ha recibido distinciones y becas. Sin embargo, toma con mucha sorpresa haber ganado en la categoría Ciencia, del Premio Eugenio Espejo. «Cuando vi mi nombre fue tan emocionante, abracé a mi hijo y lloré mucho», dice Romoleroux con una vez entrecortada.

«Esto me va a motivar a trabajar más, a trabajar con más libertad, a investigar, a educar y a compartir los conocimientos que yo tengo (…) para seguir con mis estudiantes dándole más apoyo, y también yendo al campo con ellos, haciendo más investigación, pudiendo conservar más los bosques», afirma.

Cuenta que la distinción le da más libertad para trabajar en el bosque polylepis microphylla, un bosque en el Chimborazo, lugar en el que ha hecho investigaciones en los últimos 40 años. «Está muy amenazado y quiero trabajarlo con el Ministerio para conservarlo», expresa sobre el sueño que siempre ha mantenido.

«Siempre dije, -quisiera proteger más este bosque- y ahora lo voy a hacer», añade.

Recuerda sus inicios y la vez que se decidió por la biología. «Me acuerdo que me decían ¿Pero qué vas a hacer con bilogía, vas a dar clases? y a mi me daba vergüenza decir -no yo voy a hacer investigación-«, rememora.

Es así, como gracias a su esfuerzo ganó su primera beca de formación en Biología Tropical y Recursos Naturales en la Universidad de Aarhus. En el 2002 obtuvo una beca posdoctoral de la Fundación Alexander von Humboldt, en la Universidad Ludwig Maximilians, en Munich, Alemania.

«El premio se lo dedico a él (su hijo), a mis bosques, a mis páramos y especialmente a mis alumnos que han sido increíbles. Ellos me han apoyado tanto», confiesa la docente de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, lugar en el que además es directora del Laboratorio de Botánica Sistemática.

«Siempre les he dado y he tratado de formar una familia en mi laboratorio y con mis estudiantes», cuenta la botánica.

Indica además que el reconocimiento se lo dedica a la juventud que decide lanzarse a la investigación. «Yo les digo vale la pena…que si hacen una cosa que les gusta tienen por lo menos la mitad de la vida ganada», sostiene.

Romoleroux ha publicado 41 artículos en revistas indexadas, dos libros, cinco capítulos en libros y ha participado en 23 eventos científicos internacionales. En su contribución como taxónoma ha descubierto algunas especies de plantas nuevas para la ciencia.

Fue la primera investigadora ecuatoriana en publicar el tratamiento taxonómico completo de la familia Rosaceae del Ecuador en la Revista internacional Flora of Ecuador.

Es miembro fundador de la Academia de Ciencias del Ecuador, la Academia de Ciencias de América Latina, y de la Asociación Latinoamericana de Botánica.

Finalmente, la botánica añade: «Sigan los que el corazón les dice, porque yo seguí lo que decía mi corazón y lo que estaba en mi vocación y valió la pena», expresa sobre una carrera que dice le ha demandado mucho esfuerzo, especialmente como mujer.

Romoleroux compartió la terna con el doctor en Antropología, Segundo E. Moreno Yánez; y la ingeniera química Jenny Cumandá Ruales.

Ella recibirá una medalla, diploma y la suma de 10 000 dólares. Este premio económico exceptúa a las personas jurídicas de derecho privado o público. Además, se hace acreedora de una pensión vitalicia mensual fijada en cinco salarios básicos unificados para el trabajador en general. (I)