
Robot que sustituirá a los humanos en muchos trabajos y se llama Zero Jinki
Robot Zero Jinki. La ciencia ficción lleva décadas advirtiéndonos de un futuro en el que los robots podrían ocupar nuestro sitio, y aunque muchas veces lo hemos visto como un escenario lejano, ese futuro ya ha comenzado a tomar forma. Su nombre es Zero Jinki, y no es un androide cualquiera. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página para poder ayudarte. También puedes participar en el WhatsApp Ecuador.
Robot Zero Jinki
Hablamos de un robot humanoide capaz de trabajar en tareas que antes solo podían asumir los humanos. Japón ha sido el primer país en integrarlo, y su expansión a nivel global podría suponer un importante cambio para trabajadores de todo el mundo.
Primer robot que trabaja como un humano
Zero Jinki no es un experimento de laboratorio ni un prototipo que nunca llegará a ser real. Este robot, desarrollado por Jinki-Itai en colaboración con la Universidad de Ritsumeikan, tal y como puede verse en su página web, y varias compañías ferroviarias japonesas, ha sido diseñado para realizar tareas peligrosas en altura, como el mantenimiento de infraestructuras ferroviarias, pintura de edificios, reparación de tendidos eléctricos o incluso talado de árboles. Su aspecto es imponente, con dos metros de altura, y puede operar a una altura de hasta doce metros si se conecta al brazo articulado de un vehículo aéreo. Y lo mejor es que es tan preciso como un humano.
El robot es capaz de levantar hasta 40 kilos con cada brazo y de ajustar su fuerza para ser tan delicado como un ser humano. En las demostraciones que se han hecho, ha demostrado que también puede interactuar con personas sin ningún tipo de riesgo. De hecho, incluso sabe chocar la mano. Esta sensibilidad y precisión de sus movimientos se logra a través de una tecnología llamada “Proxy-based Admittance Control”, que permite regular su fuerza y sus movimientos.
La clave de su potencial está en su capacidad para adaptarse. Los sistemas hidráulicos tradicionales ofrecen potencia, pero muy poca precisión. Por eso este robot emplea actuadores eléctricos especialmente diseñados, que combinan potencia y sensibilidad. Esto no solo le permite mover cargas pesadas, sino también reaccionar ante obstáculos y cambios en el entorno como lo haría un humano. Si choca con algo, se detiene, y si alguien se acerca demasiado, reduce su fuerza. Y además, los ingenieros han conseguido reducir su peso un 80% respecto a versiones anteriores.
Transmite sensaciones
Pero lo más asombroso está aún por llegar. La sala de control desde la que se maneja Zero Jinki incorpora una interfaz háptica que transmite al operario sensaciones físicas reales, para sentir el peso, la presión o la resistencia. Así, quien lo controla siente cada movimiento como si fueran sus propios brazos. Es el paso más cercano que hemos dado hacia la integración total entre ser humano y máquina.
Este tipo de robots podrán sustituir a los trabajadores en tareas de alto riesgo. Pero, por otro lado, despiertan una gran incógnita: ¿qué ocurrirá cuando estos robots sean más baratos, precisos y eficientes que cualquier trabajador humano? ¿Cuántos empleos desaparecerán cuando se generalice su uso en industrias como la construcción, la logística o incluso el mantenimiento urbano?
Japón empezó a aplicar esta tecnología en sus líneas ferroviarias desde 2024, y todo apunta a que otros países seguirán el mismo camino. Además, con los avances en IA generativa, los desarrolladores prevén que pronto podremos dar instrucciones verbales a estos robots. Cosas tan simples como “pinta esta pared” o “revisa esta instalación” se traducirán en acciones inmediatas y precisas. La combinación entre hardware avanzado y software inteligente hará esto posible, y lo cambiará todo.
Zero Jinki es solo la punta del iceberg. Su capacidad para sustituir humanos en tareas que requieren fuerza, altura, precisión y seguridad es impresionante. Pero también es un aviso. Si hoy puede talar árboles, pintar vigas o reparar infraestructuras, ¿qué podrá hacer dentro de cinco años? La pregunta ya no es si los robots sustituirán a los humanos, sino cuándo lo harán.