realme note 70T | realme c71 | realme c67 | xiaomi redmi 14c | Motorola Moto G55 5G | |
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procesador | UNISOC T7250 | UNISOC T7250 | Qualcomm Snapdragon 685 | MediaTek Helio G81 Ultra | MediaTek Dimensity 7025 |
ram | 6 GB | 8 GB | 8 GB | 8 GB | 8 GB |
geekbench 6.0 (single / multi) | 436 / 1.428 | 437 / 1.471 | 474 / 1.588 | 413 / 1.411 | 1.020/ 2.424 |
3D MARK Wild Life Unlimited | 567 | 568 | No se pudo ejecutar | 604 | No se pudo ejecutar |
PCMARK WORK | 9.008 | 9.177 | 7.391 | 9.474 | 13.169 |
No es un móvil para jugar, y la culpa no la tiene el procesador sino la GPU Mali-G57 MP1 que equipa en el SoC. No permite ejecutar títulos demandantes en lo gráfico como ‘Fortnite’, aunque cumple para partidas casuales en ‘Call of Duty: Warzone’ y sufre con ‘Genshin Impact’, apenas 25 fps en este último con todas las opciones gráficas minimizadas.
Eso sí, esta eficiencia se refleja en la poca generación de calor: tras una hora, solo se aprecia un poco más de temperatura, que para nada es molesta. Nada de aplicaciones propias de IA más allá de la opcional Gemini de Google, en ningún momento se olvida que estamos ante un gama de entrada.
No lo llames móvil, llámalo powerbank
¿Qué esperar de un teléfono con una enorme batería de 6.000 mAh, una pantalla de menor resolución y un chip enfocado en la eficiencia? Pues debería cumplir holgadamente y ofrecer, al menos, un par de días de autonomía. ¿Lo consigue? Por supuesto.
No era spoiler para mí, dado que el recurrentemente mencionado Realme C71 que analicé hace poco comparte gran parte del plantel de especificaciones con este. De hecho, solo pierde lo mejor de su apartado de batería. Y eso implica que aguante como un campeón fuera del enchufe y también que su carga rápida ya no lo sea.
Realme lleva este 2025 dando un gran motivo de compra en todo su portfolio de móviles Android desde aquí: tanto la gama alta con el Realme GT7 Pro y la media con el Realme 14 Pro+ ha dado un salto en la densidad energética de sus baterías. Y que eso ocurra en la gama de entrada es un lujazo.
Sea o no sea esta batería de tipo silicio-carbono, lo cierto es que es una maravilla despreocuparse porque el móvil vaya a morir. No he llegado a los cuatro días como en el C71 pero sí a algo más de 72 horas sin pasar por el enchufe. En este ciclo, con un total de nueve horas y media de pantalla.
Lo bueno es que, en ciclos más intensivos, alcanza las dos jornadas con diez horas de pantalla activa aproximadamente, lo que asegura una buenísima autonomía con uso mixto de navegación web, llamadas, fotos, algo de GPS… solo puede resentirse dramáticamente exprimiendo el teléfono en juegos o tareas de edición para las que no ha sido pensado.
Una lástima, eso sí, la ‘rascada’ de carga rápida: en la diferencia de 30-40 euros con el Realme C71 se pierden 45 vatios de carga. Porque este Realme Note 70T solo tiene 15 vatios, una velocidad de carga muy justita en este 2025. Sumada a la gran pila incluida en su interior, conlleva que deba estar casi tres horas cargando.
Es demasiado, pero he de reconocer que, dada su autonomía, lo he cargado siempre por la noche mientras duermo, así que cero problemas por mi parte. Ahora bien, para usuarios que necesiten una carga exprés y descuiden el porcentaje, no hay margen de maniobra.
Por cierto, el cargador incluido en la caja se está convirtiendo en un rara avis, algo que cobra muchísimo más sentido en esta gama de entrada. Que suceda en teléfonos de 1.000 euros tiene menos perdón, y en este caso tampoco es raro que tengamos uno por casa compatible con esta carga “rápida”.
Android recortado… y susceptible de mejora
El software de este Realme Note 70T es un viejo conocido. En cuanto a la versión de Android y su capa de personalización, llega con Android 15 bajo una variante recortada de Realme UI. Esto provoca que la cercanía al Android puro sea muy alta, ya que la experiencia se aleja de la capa completa de sus hermanos mayores y se acerca más a un Android AOSP.
La decisión es lógica para aligerar el sistema en un hardware contenido, y se traduce en animaciones y transiciones reducidas al mínimo, aunque también delata una falta de pulido en ciertos detalles como ya detecté en el otro gama de entrada de Realme.
Pese a esta simpleza, hay varias funciones destacadas que se mantienen. Explorando los ajustes, me he topado con opciones prácticas como un «modo bolsillo» para evitar toques accidentales, gestos con la pantalla apagada para lanzar aplicaciones o una barra lateral inteligente totalmente personalizable, demostrando que no por ser barato renuncia a la utilidad.

Sobre las funciones de IA, como era de esperar, no hay rastro de la suite avanzada de Realme, pero sí contamos con el paquete de Google: tanto Gemini como su vertiente de asistente, como la función ‘Rodea para buscar’ están presentes, aunque con una fluidez notablemente inferior a la de otros terminales.
¿Cómo de longevo será este software? Lo cierto es que Realme no es de las que mejor actualiza, y no creo que pruebe demasiadas versiones de Android. En el momento de hacer la review, cuenta con el parche de seguridad de agosto de 2025 y Android 15. Considerando que Android 16 lleva pocos meses fuera, no es castigable.
Pero si hay un punto donde la experiencia se enturbia, es en el bloatware. El problema más grave de este teléfono (y casi toda la gama de entrada, para ser justo) es la avalancha de aplicaciones y juegos preinstalados que nos recibe al configurarlo. Afortunadamente, la mayoría se pueden desinstalar, pero siempre me deja una primera impresión negativa.
Una única (y cumplidora) cámara

En un mercado donde los módulos de cámara parecen una competición por ver quién pone más círculos, este Realme Note 70T no engaña, tal y como los últimos lanzamientos de la firma china. Vemos dos sensores en la trasera, pero en la práctica, solo podremos disparar con uno de ellos. El segundo es un sensor de profundidad testimonial que asiste al modo retrato, una estrategia muy habitual en la gama más económica.
La cámara principal es un sensor de 13 megapíxeles con una apertura f/2.2, mientras que en el frontal encontramos una cámara para selfies de 5 megapíxeles. La aplicación de cámara es la vieja conocida de Realme, muy sencilla y con los modos justos y necesarios para un terminal de este tipo, sin sorpresas como el modo «Pro» que sí vimos en otros modelos de la casa.

Si nos ceñimos a los resultados, la cámara principal se comporta de forma decente cuando la luz acompaña, como se puede apreciar en las fotografías. En escenas diurnas, el nivel de detalle es aceptable para un móvil de este precio y el procesado de color, aunque tiende a saturar un poco los tonos, resulta agradable para redes sociales.
Sin embargo, sufre bastante con el rango dinámico; en cuanto hay zonas de sombra y luces altas en la misma escena, tiende a quemar los cielos o a dejar las sombras demasiado oscuras, sin término medio. Es un defecto pasable en este rango de precios, porque la nitidez es buena.
La aplicación de cámara ofrece un acceso directo a un zoom digital x2. Teniendo en cuenta que no hay teleobjetivo, el resultado es el esperado: un recorte del sensor principal que pierde algo de nitidez. Es un zoom que puede servir para salir del paso si necesitamos reencuadrar algo, pero no esperaba milagros en el detalle fino. No obstante, tampoco puedo ponerle muchas pegas, más allá del sharpening que acusa.
Si de día la cámara principal se mostraba decente, cuando cae la luz la historia cambia por completo. Como era de esperar en un móvil de este precio, a la cámara del Realme Note 70T no le sienta nada bien la noche. En escenas con algo de luz artificial, como podemos ver en las fotos de interior, la cámara «salva los muebles» y consigue una imagen usable. Sin embargo, en cuanto salimos al exterior, sus limitaciones se hacen evidentes: las luces de la ciudad aparecen sobreexpuestas y las zonas oscuras pierden todo el detalle, mostrando mucho ruido.
El zoom digital x2, que de día podía ser útil en alguna ocasión, se vuelve prácticamente inservible por la noche. Como se aprecia en la comparativa, el resultado es una imagen muy procesada, con un efecto «acuarelado» que destruye cualquier detalle y que nos recuerda de inmediato que estamos ante un sensor muy modesto.
No todo son malas noticias, eso sí. La diferencia entre disparar en modo automático y usar el «Modo noche» es abismal. El software hace un buen trabajo al procesar la escena durante unos segundos, logrando levantar la exposición, recuperar bastante información y controlar un poco mejor las luces altas. No hace milagros, pero si quieres sacar una foto casual por la noche, es absolutamente imprescindible usar este modo.
La cámara frontal, por su parte, me ha dejado una sensación sorprendentemente correcta. A pesar de sus 5 megapíxeles, el modo retrato funciona bastante bien, con un recorte que, sin ser perfecto, no comete errores graves en zonas complicadas como el pelo o el contorno de las gafas. El nivel de detalle es justo, como era de esperar por la resolución, pero el procesado general y el desenfoque del fondo son más que decentes para un móvil muy económico.