La confianza es un pilar fundamental en cualquier relación amorosa, pero no siempre está presente. Cuando los celos se vuelven tóxicos, hay personas abusivas que llegan a romper la barrera de la legalidad y tratan de controlar las conversaciones, llamadas y los movimientos de sus parejas, invadiendo por completo su privacidad.

Tanto el control tecnológico, que suele ir acompañado de tácticas de manipulación o amenazas, como el espionaje, del que normalmente la víctima no es consciente, son prácticas ilegales. Si tu pareja está intentando controlarte a través de lo que haces en redes sociales o tus llamadas, puedes denunciar.

Espiar o controlar el móvil de tu pareja no es legal

Según el Código Penal español, toda la información que viene recogida en un smartphone forma parte de la esfera privada e íntima del propietario. Por lo tanto, está protegida legalmente y nadie puede acceder al contenido del mismo sin su permiso, ni una pareja, ni un amigo, ni un familiar.

Es decir, no se puede revisar el móvil ni instalar aplicaciones para espiar de forma remota ni ingresar en las redes sociales, aunque te sepas la contraseña, si no cuentas con el consentimiento de la persona implicada. Hacerlo sería una invasión de la privacidad.

La página web de Simó Abogados detalla que, dependiendo de la gravedad de la acción, el que infrinja la ley podría enfrentarse hasta a 4 años de prisión y multas de hasta 24 meses.

También puede darse el caso de que la pareja controle el móvil y que la otra persona lo sepa. Puede poner la excusa de que lo hace por amor o por tu seguridad, pero en realidad son mecanismos para limitar su libertad y mantenerla bajo control. En este caso, se trataría de un tipo de abuso emocional o de violencia de género y también deberías denunciarlo.

¿Cómo evitar que espíen mi móvil?

Si descubres que alguien de tu entorno está cotilleando tu smartphone a escondidas, lo mejor que puedes hacer es cambiar el patrón de bloqueo y las contraseñas. Tal vez en algún momento le hayas dado tus claves y ya no te interesa que las sepa, o se haya enterado sin que tú lo supieses. No siempre hace falta recurrir a una denuncia, a veces basta con modificar las credenciales.

También puedes activar la autentificación de dos factores para asegurarte de que, aunque vuelva a conocer tu contraseña en Instagram, no pueda iniciar sesión desde su móvil, por ejemplo. Otra forma de proteger tus conversaciones es bloqueando el acceso a aplicaciones concretas, como WhatsApp, que permite esa función desde sus propios ajustes.

Además, si sospechas que tu pareja o algún familiar ha instalado una aplicación de monitorización de la actividad, bórrala de inmediato. Lo mejor es intentar hablar con la persona que ha metido esa app en tu móvil, pero hay casos en los que hay malos tratos o amenazas al hacerlo. Si ese es tu caso, es recomendable que intentes contactar con las autoridades para denunciar. El control tecnológico puede llegar a ser un tipo de abuso y es una violación a la privacidad cuando se hace sin nuestro permiso. La ley debería estar de nuestra parte y protegernos ante estas situaciones.