
Qué es un cheque electrónico y cómo funciona en detalle
Sin embargo, todavía hay quien oye hablar de eCheq, ECHEQ o cheque electrónico y no termina de tener claro qué es, cómo se usa o qué diferencias tiene con un cheque tradicional o una transferencia. En este artículo vamos a desgranar a fondo qué es un cheque electrónico, cómo funciona, qué ventajas ofrece y qué normas lo regulan, tanto en su versión ACH (muy extendida en Estados Unidos) como en el modelo impulsado por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) para empresas y, en especial, para pymes.
Qué es un cheque electrónico o eCheq
Cuando hablamos de cheque electrónico (también escrito eCheq, ECHEQ o eCheck) nos referimos a la versión digital del cheque de papel de toda la vida, con la misma validez y efectos jurídicos, pero sin soporte físico. En lugar de rellenar una chequera, la emisión, circulación, endoso, aval, depósito y custodia se realizan a través de sistemas informáticos y canales online de las entidades financieras o de infraestructuras de mercado autorizadas.
En el entorno estadounidense, el cheque electrónico opera sobre la red ACH (Automated Clearing House), una infraestructura interbancaria que permite mover fondos entre cuentas mediante transferencias electrónicas en lote. En este contexto, un eCheck es un pago digital que retira dinero de la cuenta corriente del pagador y lo acredita en la cuenta del beneficiario usando la ACH como “autopista de pagos”.
En países como Argentina, el ECHEQ es un cheque librado por medios electrónicos regulado por el BCRA, que conserva las características esenciales del cheque común o de pago diferido: es endosable, puede ser objeto de aval, se puede negociar en mercados regulados, sirve como título ejecutivo y puede utilizarse como herramienta de financiación, sobre todo para MiPyMEs.
En cualquiera de sus variantes, el cheque electrónico exige que el cliente facilite datos bancarios básicos (número de cuenta, identificación fiscal y, en el caso de EE. UU., número de ruta) y otorgue una autorización expresa para que se cargue el importe pactado. Todo el resto del proceso se gestiona de forma automatizada por el banco y la pasarela de pagos.
Principales características del cheque electrónico
El salto del papel a lo digital no cambia la esencia jurídica del cheque, pero sí la forma en la que se gestiona día a día. Las características clave del cheque electrónico explican por qué su adopción no deja de crecer entre empresas y comercios online.
En primer lugar, el cheque electrónico es un instrumento completamente digital: no existe un documento físico que haya que imprimir, firmar a mano, guardar en una carpeta o trasladar hasta una sucursal. Todo queda registrado en sistemas de almacenamiento administrados por cámaras compensadoras y entidades de compensación autorizadas, con un historial trazable de todos los estados por los que pasa cada eCheq.
En segundo lugar, la emisión y el depósito del ECHEQ, en el modelo regulado por el BCRA, son roles exclusivos de las entidades financieras. Eso significa que solo los bancos pueden crear y recibir formalmente estos cheques en sus sistemas, aunque la gestión (avisos, notificaciones, endosos, registro de avales, custodia o consultas) puede realizarla tanto un banco como determinadas infraestructuras de mercado financiero autorizadas como “gestores”.
Una característica muy relevante para el ámbito empresarial es que el ECHEQ permite endosos sin límite en la práctica (o, en algunas implementaciones iniciales, con un máximo elevado de endosos, como 100), haciendo mucho más ágil la transmisión de los créditos frente a lo que ocurría con el cheque en papel. Esto lo convierte en una herramienta especialmente útil para el descuento y la negociación en mercados bursátiles.
Por otro lado, el cheque electrónico está pensado para clientes bancarizados, titulares de cuentas corrientes (en el caso del ECHEQ, la emisión está restringida a estos titulares). Para emitirlo basta con conocer el CUIT, CUIL o CDI de la persona o empresa beneficiaria; no es necesario informar una CBU o alias como en una transferencia tradicional, lo que simplifica bastante el proceso de alta del pago.
Finalmente, al igual que un cheque de papel, el eCheq sirve como soporte de una orden de pago o de una promesa de pago diferido. Las normas aplicables al cheque tradicional (según se trate de cheque común o de pago diferido) se mantienen, siempre que no contradigan las reglas específicas aprobadas para la operatoria electrónica.
Cómo funciona un pago con cheque electrónico paso a paso
El ciclo de vida de un cheque electrónico es muy similar tanto si hablamos de ACH en Estados Unidos como de ECHEQ en Argentina. La diferencia es que la información viaja y se valida electrónicamente, sin que nadie tenga que trasladar documentos físicos de una ventanilla a otra.
En un entorno de comercio electrónico, el proceso suele arrancar cuando el cliente elige pagar con cheque electrónico o ACH en la pasarela de pago. En ese momento, se le solicita la información de su cuenta corriente, su identificación y la autorización expresa del cargo, ya sea mediante un formulario digital, un contrato online o, en algunos casos, una autorización telefónica registrada.
Una vez el cliente autoriza la operación, el comerciante o beneficiario introduce esos datos en su software de procesamiento de pagos o plataforma bancaria. Puede programar un único cargo o bien configurar pagos periódicos (por ejemplo, para suscripciones o facturas recurrentes), aprovechando que los eCheqs permiten automatizar cobros mensuales o trimestrales sin necesidad de nuevas autorizaciones cada vez.
En paralelo, el procesador de pagos o el banco realiza diversas verificaciones de seguridad y de disponibilidad de fondos. Se comprueban, por ejemplo, la coincidencia de los datos de titularidad, la validez de la cuenta, la existencia de fondos suficientes e, incluso, se aplican sistemas de detección de transacciones duplicadas o inusuales para minimizar fraudes.
Cuando todo está validado, la operación se lanza a través de la red ACH (en el caso de Estados Unidos) o del sistema de compensación correspondiente. Las transacciones se agrupan y se procesan en lotes varias veces al día, lo que agiliza el movimiento de dinero entre bancos. En los esquemas regulados por el BCRA, las cámaras compensadoras de bajo valor administran el sistema de almacenamiento y registran el estado de cada ECHEQ en todo momento.
Finalmente, los fondos se cargan en la cuenta del ordenante y se acreditan en la del beneficiario. Los plazos de disponibilidad dependen de la normativa local: en ACH, los eChecks suelen liquidarse en 2-3 días hábiles, mientras que en la operatoria ECHEQ los plazos de acreditación replican a los del cheque en papel, alrededor de 48 horas cuando hay compensación interbancaria.
Roles, operatoria y usos del ECHEQ en el ámbito bancario
El esquema del ECHEQ definido por el Banco Central de la República Argentina estructura la operatoria en torno a varios roles muy concretos. El objetivo es repartir funciones y responsabilidades entre bancos, gestores y cámaras compensadoras para garantizar un funcionamiento seguro y trazable.
En este modelo se distinguen tres grandes roles: emisión, gestión y depósito. La emisión y el depósito del ECHEQ son funciones exclusivas de las entidades financieras, que son las encargadas de librar el cheque en nombre de sus clientes titulares de cuenta corriente y de recibirlo para su acreditación.
El rol de gestión, en cambio, puede ser ejercido tanto por bancos como por infraestructuras de mercado financiero sistémicamente importantes, siempre que estén autorizadas por el BCRA. Entre las acciones de gestión encontramos desde el envío de avisos y notificaciones hasta el tratamiento de devoluciones, el registro de avales, el endoso, la custodia para negociación bursátil o la consulta del estado de un ECHEQ concreto.
Para poder participar en el sistema, las entidades financieras, las infraestructuras de mercado que actúan como gestores o custodios, y la cámara compensadora encargada del almacenamiento (por ejemplo, COELSA S.A. como administrador del sistema de almacenamiento de ECHEQs) deben firmar un acuerdo que fija claramente las responsabilidades de cada parte. En ese almacenamiento centralizado queda la traza de todos los estados del cheque: emitido, aceptado, rechazado, endosado, en custodia, depositado, etc.
En la práctica, el ECHEQ ha adquirido especial protagonismo en el mundo MiPyME. Su capacidad para agilizar el descuento, la cesión y la negociación de cheques frente al esquema en papel lo ha convertido en una opción de financiación muy útil para empresas que necesitan liquidez sin incurrir en trámites largos ni costes de traslado y verificación física de documentos.
Es importante recordar que, aunque cambie el soporte, el ECHEQ sigue sometido a las mismas normas que el cheque tradicional en lo que no contradiga a la regulación específica. Esto incluye, por ejemplo, el carácter de título ejecutivo y la posibilidad de iniciar acciones judiciales ante rechazos por falta de fondos, además del pago del impuesto a los créditos y débitos bancarios, igual que el cheque en papel.
Emisión, aceptación y depósito de un cheque electrónico
A la hora de emitir un cheque electrónico desde la banca online, el proceso resulta bastante intuitivo. El cliente que desea pagar a un proveedor o tercero accede a su homebanking o a la plataforma de su banco y selecciona la opción correspondiente a cheques electrónicos o ECHEQ. Para crear un nuevo eCheq basta con indicar el CUIT, CUIL o CDI del beneficiario, el importe, la fecha (al día o diferida) y las condiciones básicas.
En muchas implementaciones iniciales, los eCheqs se generan bajo la modalidad “a la orden”, lo que significa que pueden ser endosados a otros beneficiarios hasta un número máximo de veces (por ejemplo, hasta 100 endosos), permitiendo al receptor consultar la cadena completa de endosos antes de decidir si acepta o no el cheque. Esta transparencia incrementa la seguridad en la circulación del instrumento.
La emisión puede revertirse mientras el beneficiario no haya aceptado el cheque. Si el eCheq sigue pendiente de aceptación, el librador tiene la posibilidad de anularlo. Si, por el contrario, ya fue aceptado, la reversión pasa a canalizarse a través de una solicitud de devolución, que deberá ser aceptada por quien tenga el cheque en ese momento.
Cuando una persona o empresa recibe un ECHEQ, lo habitual es que se le notifique a través del homebanking o de la app del banco. En ese momento, el beneficiario puede aceptar, repudiar (desconocer) o, si ya está aceptado, decidir entre dejarlo en custodia, endosarlo, descontarlo o depositarlo en la fecha de pago. Próximamente, según ha anticipado el BCRA en distintas comunicaciones, también será posible solicitar avales de forma directa a través de la propia plataforma.
El depósito de un ECHEQ se realiza igualmente a través de canales electrónicos habilitados por las entidades financieras. Una vez aceptado, el beneficiario puede ver el cheque en todas las entidades en las que tenga cuentas y elegir en cuál quiere depositarlo. El banco ejecuta entonces la operación de compensación y, transcurrido el plazo establecido (normalmente 48 horas en caso de compensación entre bancos), el dinero queda disponible en la cuenta del cliente.
Seguridad del cheque electrónico y medidas antifraude
Uno de los argumentos más repetidos a favor del cheque electrónico es que, bien implementado, resulta más seguro que el cheque en papel. La seguridad se refuerza tanto por la propia naturaleza digital del instrumento como por las capas tecnológicas y normativas que lo rodean.
En primer lugar, los eCheqs integran mecanismos de autenticación robusta del pagador, que acreditan que la persona que autoriza la operación es realmente titular de la cuenta desde la que se van a girar los fondos. Esto puede incluir la verificación de credenciales bancarias, el uso de claves dinámicas, tokens o sistemas de doble factor de autenticación.
Además, muchas arquitecturas de cheque electrónico incorporan firmas digitales con sello temporal, que permiten vincular cada transacción a un conjunto concreto de datos (importe, fecha, partes intervinientes) y asegurar que el contenido no ha sido modificado desde su emisión. Este tipo de firmas, respaldadas por autoridades certificadoras, aportan un extra de seguridad frente a la falsificación y la manipulación.
Otra pieza esencial es el cifrado de la información sensible durante toda la transmisión. Los números de cuenta, identificaciones fiscales y demás datos viajan cifrados mediante protocolos seguros (como TLS), de modo que, incluso si la comunicación fuese interceptada, la información seguiría siendo ilegible sin la clave privada adecuada. Si gestionas la web de tu negocio, puedes aprender a activar SSL en WordPress. En la red ACH, por ejemplo, todas las transacciones se envían cifradas por defecto.
Los sistemas de pago con eCheq también suelen integrar módulos de detección de duplicados y monitoreo antifraude. Estos módulos revisan si hay intentos de procesar la misma operación más de una vez, identifican patrones sospechosos (importes inusuales, horarios atípicos, beneficiarios desconocidos) y permiten bloquear o revisar manualmente transacciones de riesgo antes de que lleguen a compensación.
Por último, el hecho de que todo el historial del cheque quede registrado de forma electrónica (emisión, endosos, avales, depósitos, devoluciones, custodia, rechazo, etc.) aporta una trazabilidad completa que resulta muy útil ante conflictos o reclamaciones. Esta trazabilidad reduce considerablemente algunos de los motivos de rechazo típicos del cheque papel, ligados muchas veces a errores formales, tachaduras o datos ilegibles.
Ventajas del cheque electrónico frente al cheque tradicional
Si comparamos el cheque electrónico con el cheque de papel, surgen varias ventajas claras en términos de rapidez, costes, comodidad y sostenibilidad. Para muchas empresas, el salto al eCheq ha supuesto un alivio en su operativa diaria de cobros y pagos.
En cuanto a tiempos, los cheques en papel pueden tardar una semana o más en quedar definitivamente acreditados, sobre todo cuando hay bancos distintos en la operación y hay que hacer verificaciones manuales. Los cheques electrónicos, en cambio, suelen procesarse en un plazo de entre 1 y 3 días hábiles, reduciendo el ciclo de cobro y, por extensión, las necesidades de financiación de circulante.
Desde el punto de vista operativo, el eCheq simplifica enormemente la gestión: no hace falta desplazarse a la sucursal, ni gestionar chequeras, ni archivar montones de papel. Todo se hace desde el ordenador o el móvil, las 24 horas del día, y muchos bancos permiten depositar y compensar eCheqs incluso fuera del horario de oficina, dentro de los límites marcados por la normativa.
La reducción de costes también es significativa. La eliminación del soporte físico y del traslado de documentos disminuye los gastos operativos y administrativos. Además, las comisiones de procesamiento de pagos con cheque electrónico, especialmente en esquemas ACH, suelen ser más bajas que las asociadas a tarjetas de crédito, situándose a menudo entre el 0,5 % y el 1,5 % del importe de la transacción, con descuentos por volúmenes altos.
Otro punto a favor es el impacto medioambiental. Al tratarse de un instrumento completamente digital, los eCheqs no consumen papel ni requieren transporte físico, lo que ayuda a reducir la huella de carbono de las empresas y se alinea con políticas de sostenibilidad y digitalización que cada vez tienen más peso en la estrategia corporativa.
Por último, los cheques electrónicos resultan especialmente útiles para pagos recurrentes, como suscripciones, cuotas periódicas o servicios continuados. Basta con una única autorización inicial para que el sistema gire automáticamente los cargos posteriores, sin necesidad de que el cliente firme o envíe nuevos documentos cada vez.
Desventajas y limitaciones de los eCheqs
Aunque el balance global es muy positivo, el cheque electrónico también tiene algunas desventajas y limitaciones que conviene tener en cuenta. Son aspectos que no lo hacen peor que otros medios de pago, pero sí condicionan su uso en determinados contextos.
De entrada, los tiempos de procesamiento, aunque más ágiles que los del cheque en papel, siguen siendo más lentos que los de muchas operaciones con tarjeta o transferencias inmediatas. Esto puede suponer un inconveniente en situaciones donde se requiere una disponibilidad de fondos prácticamente en tiempo real.
Existe también un cierto riesgo de operaciones no autorizadas o fraudulentas si se gestionan mal las credenciales bancarias del cliente. Por eso es fundamental que comerciantes y usuarios finales utilicen pasarelas de pago reputadas, no compartan datos sensibles por canales inseguros y revisen su extracto bancario con cierta frecuencia.
No todas las empresas están preparadas para aceptar eCheqs, sobre todo en mercados donde el estándar de pago dominante son las tarjetas, las transferencias inmediatas o los sistemas de billetera digital. Esta falta de adopción generalizada puede limitar la utilidad del cheque electrónico en algunos sectores, pese a sus ventajas técnicas.
En determinados casos, especialmente en operaciones de bajo importe, las comisiones aplicadas por los bancos o procesadores pueden percibirse como relativamente altas, sobre todo si se comparan con transferencias domésticas muy baratas o gratuitas. Es importante analizar bien la estructura de costes de cada proveedor.
Por último, la red ACH que soporta buena parte de los pagos con eCheck en Estados Unidos no opera los fines de semana ni días festivos. Las operaciones iniciadas en sábado o domingo se procesan el siguiente día hábil, lo que puede introducir un pequeño retraso si el cliente espera una liquidación inmediata.
Rechazos, devoluciones y acciones legales con cheques electrónicos
Como ocurre con cualquier cheque, el cheque electrónico también puede ser rechazado por distintos motivos: falta de fondos, datos erróneos, problemas formales o desconocimiento por parte de algún interviniente. La normativa ha previsto mecanismos específicos para gestionar estos casos de forma electrónica.
En el esquema ECHEQ, la función de devolución permite que un cheque rechazado pueda regresar a cualquier eslabón de la cadena de endosos, al avalista o al librador original, de manera que las partes intenten alcanzar un acuerdo extrajudicial sobre el pago. Esta negociación puede incluir nuevas fechas, acuerdos de refinanciación o sustitución del instrumento.
Si no se llega a un acuerdo, el tenedor legítimo tiene la posibilidad de solicitar la impresión de un certificado de rechazo o un “Certificado para Acciones Civiles” (CAC) en la sucursal donde se depositó el cheque electrónico. Este documento incorpora todos los datos relacionados con la cadena de endosos y un código de visualización que permite validar, a través de una plataforma web, que la información coincide con la registrada en el sistema de almacenamiento.
A partir de ese momento, el tenedor puede iniciar acciones judiciales por la vía ejecutiva del mismo modo que lo haría con un cheque de papel. Eso sí, una vez impreso el certificado, las funciones de devolución y cesión electrónica de derechos asociadas al eCheq quedan inhabilitadas, por lo que cualquier acuerdo ulterior entre las partes deberá gestionarse al margen de la operatoria electrónica estándar.
En el ámbito ACH y en otros marcos regulatorios, los bancos también prevén mecanismos de reverso, devolución y reclamación frente a cargos no autorizados o erróneos. En general, los clientes cuentan con plazos determinados para impugnar un débito en su cuenta y exigir al banco que investigue y, en su caso, revierta la operación.
A nivel práctico, si una empresa recibe un ECHEQ y este resulta rechazado, conviene revisar con detalle el motivo del rechazo y, si es por falta de fondos, valorar la posible reclamación judicial. En cualquier caso, los canales electrónicos facilitan la comunicación entre las partes y reducen el tiempo necesario para aclarar incidencias frente al esquema íntegramente en papel.
Al integrar las funcionalidades del cheque tradicional con la agilidad y trazabilidad del mundo digital, el cheque electrónico se ha consolidado como un medio de pago y financiación especialmente útil para negocios online, pymes y grandes empresas, que buscan reducir costes, minimizar errores formales y ganar velocidad en sus operaciones sin renunciar a la seguridad jurídica del instrumento clásico.






