Qué es el espectro autista

Qué es el espectro autista

El trastorno del espectro autista (o TEA), antes conocido como autismo, es una condición del desarrollo del cerebro. Específicamente, incide en la forma en la que nuestro cerebro percibe el entorno y nos permite interactuar con el mismo, explica la Mayo Clinic, una organización que tiene un hospital pero también es reconocida internacionalmente por su área de educación e investigación.  Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página para poder ayudarte. También puedes participar en el WhatsApp Ecuador.

Este trastorno tiene un espectro, es decir una gama o rango en el que se manifiestan muchos síntomas y niveles de incidencia. Aquí te explicamos qué es y cuáles son algunos indicios para identificar si alguien está en el espectro.

¿Cuáles son las manifestaciones del trastorno del espectro autista?

El TEA se puede manifestar de muchas formas y en diferentes etapas de la vida de una persona, explica el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos (NIMH). Y, aunque antes se pensaba que las personas autistas, es decir las que están dentro del espectro, eran sólo quienes se abstraen de la realidad y viven en su propio mundo, ahora que hay más información y estudios, sabemos que ese solo es uno de los varios mitos sobre el autismo y que en realidad una persona que está en el espectro autista puede ser totalmente funcional.

El espectro autista comprende varios patrones de conducta, con características específicas, que definen en qué formas las personas están siendo afectadas.

De acuerdo con los Manuales MSD —una extensa fuente de información médica que cubre temas sobre todos los campos de la medicina y son de los recursos de información médica más usados del mundo— antes se hacía la distinción de qué afectación específica presentaba un paciente.

Los términos que se usaban para identificar en qué lugar del espectro estaba alguien, y que seguramente hemos escuchado, son:

  • Autismo
  • Síndrome de Asperger
  • Síndrome desintegrativo infantil
  • Trastorno generalizado del desarrollo
  • Síndrome de RETT: es un trastorno genético distinto, pero muchas personas con TEA también lo tienen.

Sin embargo, la fundación española ConecTEA, —formada por padres que buscaban recursos y herramientas para ayudar, atender y mejorar la calidad de vida de sus hijos con TEA— dice que “no hay dos personas autistas iguales. Y no puede haberlas porque la base genética es muy diferente en cada persona”.

Por ello, fue difícil seguir haciendo distinciones entre los términos y síntomas de unos con otros. Entonces, médicamente se han unificado todos dentro del mismo término: TEA.

 

¿Cómo identificar si alguien está en el espectro autista?

Para empezar, las personas pueden crecer y tener una vida normal sin saber que están dentro del espectro.

Esto quiere decir que sus síntomas son menos notorios y les permiten desenvolverse en su entorno.

Pero por lo general, el TEA es una condición que se puede detectar desde los dos o tres años, explica la psicóloga educativa Andrea Quinteros.

 

¿Cómo?

Observando desde que son muy pequeños el desarrollo de habilidades sociales y comunicativas. Entre ellas, menor contacto visual, falta de respuesta cuando los llaman por su nombre o indiferencia ante las personas, explica también la Mayo Clinic.

También hay casos en los que, a medida que crecen, los niños empiezan a perder habilidades del lenguaje que ya tenían dominadas, se muestran más introvertidos y pueden volverse agresivos con su entorno.

 

Es decir que cada caso se manifiesta diferente.

De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, algunas conductas para identificar que un niño o niña puede estar en el espectro autista son:

  • No responder cuando lo llaman por su nombre cuando alcanza los 9 meses de edad.
  • No mostrar expresiones faciales de felicidad, tristeza, enojo y sorpresa cuando alcanza los 9 meses de edad.
  • Usar pocos o ningún gesto cuando alcanza los 12 meses de edad (por ejemplo, no decir adiós con la mano)
  • No compartir sus intereses con otras personas cuando alcanza los 15 meses de edad
  • No notar cuando otras personas están lastimadas o molestas cuando alcanza los 24 meses de edad (2 años)
  • No jugar con otros niños cuando alcanza los 36 meses de edad (3 años)
  • No jugar a ser otra persona, como un maestro o un superhéroe cuando alcanza los 48 meses de edad (4 años)

Por eso Andrea Quinteros recomienda que, para poder tener una detección temprana, padres, tutores o quién más tiempo pase con el niño o niña, estén atentos a cosas como que el bebé sostenga la mirada, a que cuando crezca desarrolle una sonrisa social, y a que desarrolle sus habilidades sociales a la par de otros niños de su edad, y que no presente un retroceso en el desarrollo del lenguaje. Por ejemplo, que deje de utilizar palabras que ya conocía o que en lugar de hablar señale objetos.

También enfatiza que los niños con TEA no suelen presentar interés en socializar con otras personas y tienen sus sentidos especialmente sensibles. Por ejemplo, los ruidos les molestan más de lo normal, les fastidian ciertas texturas, se disgustan mucho cuando hay cambios repentinos en la rutina, y tienen intereses muy escasos pero con gran intensidad.

En adultos, según el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos (NIMH), algunos signos pueden coincidir con los de otros trastornos de salud mental, como el trastorno de ansiedad o el trastorno de déficit de atención con hiperactividad.

Pero las conductas que pueden indicar que un adulto está en el espectro, de acuerdo con la organización Autism Speaks, son:

  • Sentirse incómodo en situaciones sociales
  • Dificultad para comprender lo que piensan o sienten los demás
  • Preferir estar solo
  • Dificultad para hacer amistades
  • Dificultad para comprender las normas sociales
  • Dificultad para hacer contacto visual
  • Responder a las conversaciones de forma brusca
  • Tomarse las cosas de forma literal
  • Tener la misma rutina todos los días
  • Notar pequeños detalles o patrones que sus pares no verían
  • Tener intereses muy intensos y específicos como números, detalles o datos.

Además, las personas con TEA pueden presentar ciertas enfermedades o trastornos. Por ejemplo, según datos de la Asociación Española de Pediatría, entre un 11% y 39% de las personas con TEA pueden presentar epilepsia. El 80% presenta trastornos del sueño,  trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), tics, ansiedad, depresión, y trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), entre otros.

¿Existen causas del TEA?

La psicóloga Quinteros explica que el TEA puede ser producto de una herencia genética o una afectación por factores ambientales. Entre ellos, medicamentos tomados durante el embarazo, algún virus en el ambiente, o incluso complicaciones durante la gestación, apunta también la Mayo Clinic.

Según Mayo Clinic cxisten factores de riesgo como:

  • El sexo: los hombres tienen cuatro veces más probabilidades de padecer un trastorno del espectro autista que las mujeres.
  • Antecedentes familiares: las familias que ya tienen un niño en el espectro autista tienen mayor riesgo de tener otro hijo con este trastorno.
  • Bebés extremadamente prematuros: los bebés que nacen antes de las 26 semanas de gestación pueden tener un mayor riesgo de padecer un trastorno del espectro autista.
  • Edad de los padres: se ha notado  una conexión entre los niños nacidos de padres mayores y el trastorno del espectro autista.

Tratamientos para personas en el espectro autista

Cuándo una persona es diagnosticada con TEA, debe recibir una terapia específica según la sintomatología que presente.

La Asociación Española de Pediatría explica que el tipo, la intensidad y extensión del apoyo terapéutico será diferente para cada individuo, según su edad, capacidad y contexto.

Por otra parte, el objetivo de las terapias, de acuerdo con información de los CDC, es reducir los síntomas que interfieren en el funcionamiento diario y la calidad de vida de las personas que han sido diagnosticadas con TEA.

Por lo general se basan en trabajar las habilidades que son más débiles en cada paciente. Por ejemplo:

  • Terapias del habla y del lenguaje: buscan mejorar la comprensión y el uso del habla de la persona.
  • Terapias con enfoque conductual: El objetivo es mejorar el comportamiento a un nivel social
  • Terapia con enfoque educacional: identifica las habilidades y forma de comunicarse de la persona para ayudarle a llegar a su máximo potencial.
  • Terapias socio relacionales: la idea es que la persona con TEA logre crear vínculos emocionales con otras personas.
  • Terapia psicológica: está enfocada en que las personas consigan sobrellevar la ansiedad, la depresión y otros problemas de salud mental que desarrollan a partir del TEA.