¿Cómo funciona una impresora sin tinta?

Puedo conectarme a la impresora WiFi del vecino para gastarle una broma

Las bromas evolucionan por medio de la tecnología de maneras impensables. Y en estos tiempos, las conexiones inalámbricas son una de las herramientas ideales para poder llevarlas a cabo. Dentro de las muchas bromas que podrías plantearte gastar, la de conectarte a la impresora WiFi del vecino es una de las que más está creando debate. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página para poder ayudarte. También puedes participar en el WhatsApp Ecuador.

La simple idea de poder controlar a distancia la impresora del vecino se convierte en uno de esos conceptos tentadores que seguro que se te han pasado alguna vez por la cabeza. Imagina lo que podrías hacer con ese vecino tan molesto, aunque siempre sin malicia, claro.

 

La verdad detrás de la broma

Hay un hilo que está dando la vuelta en X y llegando a muchos usuarios. En él se relata cómo el autor le ha gastado una broma a su vecino. Y se aporta tal nivel de detalle que podríamos llegar a pensar que es algo posible. No obstante, te podemos adelantar que no es viable.

Aunque es obvio que existen formas de poder imprimir a distancia en la impresora de tu vecino, la realidad es que no es algo que puedas hacer a la ligera así como así. Necesitarías disponer de la contraseña del WiFi al que está conectada la impresora para entrar en su red o disponer del acceso de WiFi Direct con el cual sí que sería una broma viable. Pero sin ninguna contraseña que te dé acceso a la impresora no va a ser posible, dado que todas las impresoras están protegidas por una clave. Y esa clave la puedes conseguir navegando a través de la interfaz de usuario que tiene la máquina, por lo que es virualmente imposible que vayas a poder acceder a la impresora de tu vecino sin conocer la contraseña o sin estar delante de ella.

Al fin y al cabo, hay que pensar que los fabricantes de este tipo de hardware ya se imaginan los distintos tipos de situación ante los que se pueden encontrar sus usuarios. Por ello, han preparado sus máquinas para que no puedan poner en problemas a quienes las compren. Lo máximo que podrás ver de la impresora de tu vecino será su nombre de red, pero te encontrarás con que está protegido con el candado que indica que hay una contraseña de por medio que tienes que introducir para poder conectarte a ella.

Por otro lado, aunque la historia no deja de ser divertida, es obvio que tiene lagunas. ¿Realmente el vecino que se está despertando a las tantas de la mañana y alucinando con lo que se está imprimiendo no va a levantarse para apagar la impresora? Porque es común no apagar este tipo de dispositivo, pero si vemos que está pasando algo extraño… lo primero que haríamos sería apagarla. Y si luego la impresora se enciende a distancia, ¡eso ya sí que sería una buena broma!

 

Con Bluetooth sería diferente

Por si estás pensando en algo similar que sí sea posible, lo que se nos viene a la cabeza es la posibilidad de controlar los altavoces Bluetooth del vecino. No ocurre con todos los modelos, pero sí que hay una gran cantidad de ellos que no tienen sistema de seguridad ni contraseña de ningún tipo. Eso provoca que, a distancia, sea posible emparejar tus dispositivos con los altavoces o auriculares que no se encuentran dentro de tu propiedad.

En algunos casos sí hay contraseñas, pero distintos fabricantes tenían, al menos antes, la costumbre de poner claves predeterminadas bastante simples. Por ejemplo, hay marcas que recurren a 1234 o a 0000, lo que facilita que sea posible saltarse esa barrera de defensa. Lo peor de todo es que algunos de esos fabricantes no tienen un sistema que permita editar la contraseña, por lo que los usuarios de esos altavoces tienen que quedarse siempre con 1234 aunque la quieran modificar. Esto facilita que la broma de controlar los altavoces del vecino sea más viable, en especial si tenemos una habitación pared con pared.

Además, es una broma más pesada, puesto que al principio al menos, el vecino no sabrá de dónde vienen las voces, sonidos o la música que se reproduzca. Es obvio que llegará a la conclusión de que suenan desde el altavoz, pero habrá broma para unos cuantos minutos. Eso sí, mucho ojo porque este es ese tipo de broma en el que el karma te acaba encontrando, ya que antes o después es posible que tú también acabes teniendo uno de esos altavoces sin proteger de los que hablamos. Quizá, en definitiva, sea mejor dejar las bromas para las locas aventuras que se publican en X.