Jorge Barraza: Di Stéfano, Pelé, Maradona y Messi, no hay más

Buenos Aires –

Pelé movió el avispero. Cada tanto lo sacude y desata la polémica. A los 78 años parece necesitado de reafirmar su reinado: yo esto, yo el otro… No hace falta, ningún normal podría discutir su grandeza ni su genio. Sin embargo, ve que se le mueve la silla. En otro momento hubiese pensado: “Este es el desgraciado de Maradona”. Pero no, el movimiento telúrico se lo genera Messi, que lleva catorce años consecutivos deslumbrando y no afloja. No sólo eso, sigue agregando matices a su repertorio hasta hacerlo cada vez más completo y fascinante al punto de que el gol es, ahora, lo menos resaltante de su juego, aunque sea un artillero fabuloso y el único de los grandes goleadores de la historia que no es delantero neto, pues arranca desde muy atrás. Todo deriva de una noticia aparecida hace unos días en los medios cuando Messi superó a Gerd Müller en la tabla de goleadores a nivel de club. El fenomenal Torpedo sumó 565 tantos en el Bayern Munich y Messi ya tiene 569 en el Barsa. Entonces los titulares fueron “Pelé, el próximo objetivo de Messi”. O Rei sumó 643 anotaciones oficiales con el Santos, de modo que Messi debería marcar 74 más para igualarlo, lo cual no es para nada sencillo, pero tampoco imposible para él. La mayoría de los reyes del gol jugaron casi hasta los 40 años, Leo aún tiene 31, podría alcanzarlo.

Eso seguramente movió a Pelé a declarar una vez más sus virtudes. Y apuntó contra Messi, pues además se da un fenómeno notable: el Brasil futbolero ama a Messi. Es admiradísimo en el país del carnaval. Mucho más que Neymar. Tiene, incluso, en Zico, a su fan número uno. Hasta tiene en Zico a su fan número uno. Hace tres años el sensacional exnúmero 10 de Flamengo dijo: “Messi está comenzando a superar a Pelé”. Y siempre que surge el tema del mejor de todos los tiempos responde: “A mí ni pregunten, ya saben lo que pienso”. No quiere herir susceptibilidades por respeto a Pelé, pero pone a Messi por encima de todos. Otro hincha incondicional es Carlos Alberto Parreira. “Mientras Messi esté activo, nunca puede estar fuera del podio para el Balón de Oro, es un disparate”, opinó el treinador, a colación de que quedó quinto en el premio de France Football. “Para los jóvenes, Messi está incluso por encima de Pelé”, dice el prestigioso periodista brasileño Jorge Luiz Rodrigues.

El hecho de que Edson Arantes “defienda” a Maradona en la discusión deja en claro que su rival más temible para la posteridad es Messi. Lo mismo acontece con Maradona, que siempre que puede le pega un palo. Messi, por supuesto, nunca responde; ni a ellos ni a nadie. Él está centrado en su esposa, en sus hijos, y en explorar aún más, si se puede, los secretos del juego. Mejorar –su obsesión– y conseguir nuevos títulos grupales.

“Solo chuta con una pierna, tiene un solo regate y no cabecea bien”, dijo Pelé. Y metió el dedo en el ventilador. Ahí no hizo falta que responda Leo, lo hicieron los medios, demostrando que se equivocó al 200%. Messi es un gambeteador letal, tal vez su máximo atributo. Apenas hay que recordar que se inició en el fútbol como puntero derecho neto y eludía hacia adentro, recurso con el que convirtió varios de sus goles más celebrados, como al Real Madrid, al Athletic de Bilbao, al Bayern Munich, cuando derribó como un árbol a Boateng con un amague y enganchó hacia adentro, o como al Getafe, cuando eludió a siete. Encima, salvo el del Athletic, los otros tres los definió con derecha de manera magistral. Es seguramente el máximo dribleador que el fútbol haya visto. Regate en velocidad y con la bola pegada al pie, algo en lo que justamente Pelé no brillaba tanto. Regate hacia adentro y hacia afuera, siempre muy frontal, con el arco como mira. Ha conquistado cantidades de goles de derecha, incluso picándola, arte difícil cuando no se hace con la pierna diestra. También ha marcado muchos de cabeza pese a su estatura, algo en lo que Maradona era virtualmente nulo. Tiene mucha precisión en el cabezazo, aunque no son su especialidad, pues lanza los centros, no los va a buscar. Y porque no es 9. Es un 10 tirado bien atrás que juega por derecha. Arranca desde una posición parecida a la de Gerson, como 8, pero con más llegada al área.

Ahora bien, siempre que se reflota el tema sobre el mejor de la historia, alguien intenta colar a alguno de su preferencia. Cruyff suele figurar en esas listas. Honestamente, lo ubicamos en el segundo pelotón junto a Beckenbauer y Bobby Charlton. Hace unos días estuvimos con Josep María Fusté, activo miembro de la asociación de veteranos del FC Barcelona. Fusté jugó diez años en el Barsa (1962-1972), alcanzando la cinta de capitán, y fue mundialista por España en Inglaterra 66 (un gol a Alemania). Enfrentó a Cruyff cuando el holandés llegó a Cataluña y él ya militaba en el Hércules. Le preguntamos por Johan. Respondió: “Buen jugador, gran técnico. Buen jugador de local; cuando se iba a esas canchas del norte, partidos duros en campos siempre mojados, salían todos embarrados, menos él. De visita, ni la tocaba; de local, virguerías (maravillas)”. En España, no solo Fusté sino muchos coinciden en que el símbolo del Fútbol Total creció a partir de su dimensión como entrenador y como personaje influyente en instaurar en el mundo un estilo ultraofensivo, basado en toque y posesión. Pero con los cortos no llegó a la categoría de Di Stéfano, Pelé, Maradona y Messi.

En estos días, aprovechando la volada de quién fue el mejor de todos, el ultramadridista diario As lanzó la pregunta y puso cuatro fotos: Pelé, Maradona, Messi y Cristiano Ronaldo. Respetuosamente, es una irrealidad. Con todos sus goles y Balones de Oro, Cristiano no entra en esa galería, para lo cual hay un requisito fundamental: tener una extraordinaria relación con la pelota. Habilidad y técnica excelsa son materias ineludibles para un número uno. También inventiva y una cierta dosis de fantasía. Cristiano es músculo, salto, oportunismo, ambición, viveza, remate, cabezazo, ubicación, desmarque, cuidado. Pero con la bola, menos que discreto. Posee un correcto control, pobre dominio, no es un eficaz pasador y como gambeteador es cero. En sus primeros años, en el Manchester United, pasaba a algunos marcadores en velocidad, por el costado. Pero no encara en el uno contra uno porque es consciente de que no sabe. Su mérito mayor es haber alcanzado cimas tan altas con los modestos recursos técnicos que le dio la naturaleza. Aunque también fue muy ayudado por una aceitada maquinaria mediática y marketinera.

Lo de Messi se agiganta porque hace las maravillas que hace en un fútbol notablemente más rápido que 40 o 50 años atrás, lo cual quita precisión e induce al error, con muchísima más presión de marca y con arqueros espectaculares. Además, hoy casi todos los equipos saben pararse en el campo y son competitivos. Eso no existía en los años 60.

El uno de la historia está entre Di Stéfano, Pelé, Maradona y Messi. No hay más. Y Messi empieza a tornarse inalcanzable para los otros tres.

Lo de Messi se agiganta porque hace las maravillas que hace en un fútbol notablemente más rápido que 40 o 50 años atrás, lo cual quita precisión e induce al error…»

(O)